Alexander von HUMBOLDT - Conmemoración del bicentenario de su viaje en las regiones equinoxiales del Nuevo Continente, 1799-1804


Tres siglos después de Cristóbal Colón, América sigue siendo un "Nuevo Mundo", y el Indio, un desconocido. Cuando Alexander von Humboldt llega en 1799, todo queda por hacer : empezar un inventorio de la fauna y de la flora, analizar los climas y la geología, recorrer los ríos gigantes, subir las cordilleras, los volcanes andinos y las pirámides mejicanas¼ y denunciar la esclavitud.

La expedición de Humboldt y de su amigo Aimé Bonpland en las colonias españolas fue el primer gran viaje científico. La relación de este periple hizo conocer un continente hasta este momento casí por completo desconocido de los europeos. Por esa razón, Humboldt merece bien su calificativo de "segundo descubridor de América".

Pasaportes para América

Gracias al embajador de Sajonía, Philip von Forell, Humboldt y Bonpland obtienen el apoyo del ministro Mariano Luís de Urquijo quien les presenta al rey de España Carlos IV y a la reina María-Cristína en Aranjuez : "Los dos monarcas, cada vez que he ido a la Corte me han recibido de forma admirable; y -cosa casí imposible, hasta para un español- además de haber recibido una real autorización para ir y venir en todas las colonias con mis instrumentos, he recibido recomendaciones para todos los Virreyes y Gobernadores".

Fín de mayo 1799, los dos amigos llegan a La Coruña y se embarcan en el primer barco de salida para las Américas. El Pizarro zarpa a destinación de La Habana, lleno de los bagajes y equipo científico de nuestros impacientes viajeros.

El 19 de junio, aparece delante de sus ojos uno de los más bellos volcanes de la tierra, el Teíde, de 3.715 metros. Acompañado por Bonpland, Humboldt empieza la ascención del volcán y baja en el cráter, "dónde el calor quema las botas". Finalmente, el 25 de junio, abandonan las islas Canarias y el Viejo Mundo.

Bajo el Trópico del Cancer

Desviado de su ruta de La Habana en dirección de las costas de Venezuela, por causa de una epidemía de tifo, el Pizarro llega a Cumaná. "Nos encontramos, escribe Humboldt a su hermano, en el país más divino y maravilloso. Plantas exóticas, anguilas eléctricas, tígres, tatos, monos, papagayos y muchos, muchos indios puros, semi-salvajes, una raza de hombres muy bella e interesante¼"

La acogida de Vicente Emparán, gobernador de Cumaná es de las más calorosas. De forma igual, durante todo el viaje, los dos científicos van a beneficiar de una generosa hospitalidad y de las más grandes comodidades para perseguir su empresa.

Sombra en el cuadro

"A pesar de que la orientación de nuestra casa en Cumaná favorecía mucho la observación de los astros, ella nos procuraba a veces durante el día un triste espectáculo. Una gran parte de la plaza esta rodeada de arcadas¼ Este emplazamiento servía a la venta de negros llevados desde las costas de Africa. Los esclavos expuestos a la venta eran jovenes de quince a veinte años. Se les distribuía cada mañana aceite de coco para untarse el cuerpo y dar así a la piel un color negro más brillante. A cada rato se presentaban compradores, quienes juzgaban, según el estado de los dientes, de la edad y de la salud de los esclavos. Les abrían la boca con fuerza como se hace en los mercados de caballos". Defensor de los derechos y de la dignidad del hombre, Humboldt, verdadero liberal, siempre será indignado por la intitución de la esclavitud. Si preconiza una abolición progresiva de la esclavitud en las colonias, reclama por otra parte la supresión inmediata del "cobarde y abominable comercio", porque "la trata no solamente es bárbaro sino también desrazonable".

Sobre los indios, sus opiniones son más matizadas. Durante una "excursión" en las misiones que los padres capuchinos habían instalados en las montañas al sur de Cumaná, en el territorio de los indios Chaymas, Humboldt nota con perspicacia la actitud de "defensa" de los indios sometidos : "Han perdido de forma progresiva esa fuerza de carácter y esa vivacidad natural que son los nobles frutos de la independencia¼ Sometidos a la fuerza y a la triste monotonía del gobierno de las misiones, ellos indican con su aire sombrío y concentrado que han sacrificado con repugnancia la libertad a la tranquilidad".

Protestante por nacimiento y hombre de la Ilustración, por convicción y educación, Humboldt no es nada favorable al sístema de las misiones, pero una cierta prudencia le impíde desear su supresión.

Los Llanos, primera etapa de la expedición Orinoco-río Negro

El 7 de febrero 1800, después de una estancia de dos meses en Caracas, Humboldt y Bonpland penetran el continente, en dirección de los Llanos, y después de la selvas inexploradas de la cuenca del Orinoco. El objectivo es de navegar sobre el Casiquiare y de verificar si este río hace comunicar las cuencas del Orinoco y del Amazona. Atraviesan la inmensa llanura de los Llanos, frecuentada por caballos y vacuno en libertad. Esas praderas infestadas de serpientes, de caimanes y vampiros, sufren a veces de sequías intensas y de inundaciones devastadoras. Es el país de los peones llaneros : "Unos hombres nudos hasta la cíntura, armados de una lanza recorren a caballo la sabana para vigilar los animales. Siempre montados en caballos, ellos creen que no pueden andar de pie".

Humboldt y Bonpland aprovechen para estudiar el misterio de las anguilas eléctricas (gimnotas) y experimentan sobre ellos mismos los efectos de sus temibles descargas paralisantes.

Los mosquitos del Orinoco y del Casiquiare

Los dos exploradores salen de San Fernando de Apure el 30 de marzo 1800 con un nuevo compañero, Nicolás Soto, cuatro indios y un guía en una gran canoa adaptada a la navegación fluvial. Más tarde se juntará con ellos el padre Zea.

Navegan sobre el Apure, después sobre el Orinoco hasta las grandes cataractas, límites del mundo explorado. Mientras asisten en una isla del Orinoco a la recogida de huecos de tortugas, un misionero, intrigado por su presencia, se exraña de ver que ellos han abandonado su patría para venir ser devorado por los mosquitos y medir territorios que no son los suyos. Pero nada puede alterar el entusiasmo y la tenacidad de los exploradores : "La falta de comida, los mosquitos, las hormigas, los araderos, pequeños acarios que entren debajo de la piel y la labran como un campo, el deseo de refrescarse y la imposibilidad de bañarse por culpa de la ferocidad de los caimanes, la picadura de las rayas y la mordedura de los pequeños peces caribes; se necesita juventud y mucha resignación para aguantar todo eso".

El valor y también la suerte favorecen esta empresa loca. Si Bonpland sufre de las fiebres, Humboldt, el, goza de una salud inquebrantable.

El placer del viaje

El 13 de junio 1800, Humboldt y Bonpland llegan por fín a Angostura (hoy Ciudad Bolivar), después de haber cumplido un recorrido de 2.500 kilometros en el corazón de las selvas, observando, tomando medidas, coleccionando miles de plantas, de las cuales algunas, desgraciadamente, no soportaron la humedad. Llegaron al Casiquiare y mostraron cómo ese río hace comunicar dos cuencas fluviales del Orinoco y del Amazona sin linea divisora de las aguas, fenómeno geográfico único en el mundo. En Esmeralda, fueron iniciados a las técnicas de elaboración del curare. "Que placer, querido amigo, escribe Humboldt a Fourcroy, que de vivir en medio de esas riquezas de una naturaleza tan majestuosa e imponente! Queda cumplido el más querido y ardiente de mis deseos; en medio de los bosques espesos del río Negro, rodeado de tígres y de cocodrilos feroces, el cuerpo maltratado por las picuras de los mosquitos, teniendo durante tres meses como alimento solamente agua, plátanos, pescado y manioc; en medio de los indios Otomacas que comen tierra, o en las riberas del Casiquiare (debajo del ecuador) dónde en 130 leguas no se ve ni una alma humana; metido en todas estas posiciones embarazosas, nunca me arrepentí de mis proyectos. Las penas eran muy grandes, pero momentáneas".

Estancia a Cuba

El 24 de noviembre 1800, Humboldt y Bonpland embarcan en Nueva Barcelona en dirección de Cuba. Humboldt sera el "segundo decubridor" de la isla y su Ensayo político sobre la isla de Cuba constituíra un documento fundador dónde predomina por primera vez el "estudio positivo de los hechos" y no solamente de "impresiones" de viaje. Esta estancia de tres meses le permite argumentar mejor su defensa antiesclavista : "Pertenece al viajante que ha visto de cerca lo que atormenta o degrada la naturaleza humana de hacer llegar los pleítos del infortunio a los que lo pueden aliviar. He observado el estado de los negros en los países dónde las leyes, la religión y las costumbres nacionales tienden en aliviar sus condiciones de vida; sin embargo, he conservado al dejar América, este mismo sentimiento de horror de la esclavitud que yo había concebido en Europa".

La ruta de los Andes

Pensando juntarse en Lima con la expedición del francés Baudin, Humboldt y Bonpland llegan a Cartagena de la Indias el 1er de abril 1801. Deciden coger la ruta de los Andes. Embarcan en el río Magdalena que suben hasta Honda, después llegan a la meseta dónde se ubica Santa Fé de Bogotá.

Después de un duro viaje de 800 kilometros, una recepción extraordinaria les espera : "Nuestra llegada a Santa Fé parecía a una marcha triunfal. El arzobispo nos envió su equipaje acompañado por los notables de la ciudad. Nos ofrecieron un almuerzo a dos millas de la ciudad y entramos escoltados por más de sesenta hombres montados a caballos".

El estado de salud de Bonpland, que sufre de malaria, les concede dos meses de reposo. Tiempo que Humboldt aprovecha para ver el lago de Guatavita dónde descubre restos fosilizados de mastodontes, en el Campos de Gigantes.

El 8 de diciembre, los dos viajeros deciden llegar a Quito por el camino del Paso de Quindío, peligrosa ruta de altitud, conocida como una de las más dificiles de los Andes. Atravesan el magnífico valle de Cuenca hasta Popayán, escalan el volcán Puracé (4.910 m) y pasan por los fríos desiertos de Pasto.

Durante los seís meses de su estancia en Quito, Humboldt mantiene una estrecha amistad con Carlos Motúfar, hijo del gobernador, el marqués de Selva Alegre, y fúturo héroe de las guerras de Independencia.

Ascención del Chimborazo

Humboldt ya es celebre. Sus ascenciones audaces de los volcanes andinos hicieron mucho por su fama internacional. Con un guía indio alcanza el cráter del Pichincha (4.776 m), y, en junio 1802, emprende, acompañado por su nuevo amigo Carlos Montúfar, el fiel Aimé Bonpland y un mestizo, la histórica ascención del Chimborazo (6.267 m), considerado entonces como la montaña más alta del globo. "Sangrabamos de los labios¼ Sentiamos todos un malestar, una debilidad, unas ganas de vomitar, debido seguramente al la falta de oxígeno¼ Una grieta horrible nos impidió lleguar a la cima misma del Chimborazo, cuando nos quedaba solamente 236 toesas". Llegan a la altitud de 5.878 metros, cosa que nadie habia conseguido antes.

La corriente de Humboldt

Siguen hasta el mar : Ríobamba, Loja, Cuenca, Jaén, Cajamarca dónde Francisco Pizarro capturó al Inca Atahualpa. Llegan al Pacífico en Trujillo y se quedan más de dos meses en Lima. Humboldt divide su tiempo entre mundanidades y observaciones científicas. El primero, preconiza la explotación del guano, remarquable fertilizante. Humbolt, Bonpland y Montúfar embarcan en el puerto de El Callao para Guayaquil, la víspera de Navidad de 1802.

En el barco, Humboldt toma medidas y pone en relieve la corriente fría oceánica que bordea las costas del Perú y que desde entonces lleva su nombre : "He encontrado el mar, en la superficie, bajo esas latitudes, fuera de la corriente, a una temperature entre 26 y 28,5 grados; en Trujillo, fin de septiembre, a una temperatura de 16 grados adentro de la corriente; en El Callao, principio de noviembre, 15,5 grados. La temperatura del aire era en el primer caso de 17,8 grados y el segundo de 22,7 grados, 7 grados más caliente que el océano adentro de la corriente. Así nos es el aire que refresca el océano¼ La corriente peruana es una corriente polar".

El reino de Nueva España : "la región más transparente"

El Cotopaxi esta en erupción cuando Humboldt y sus compañeros se alejan de Guayaquil en dirección de las costas mejicanas. Llegan a Acapulco en marzo de 1803. Desde allí, caminan hasta las minas de plata de Texco. En abril, Alexander von Humboldt es recibido por el virrey Iturrigaray quien le da libre acceso a los archivos. Se va para Guanajato, Valladolid (hoy Morelia), estudia el volcán Jorullo, de formación muy reciente, y regresa a México por Toluca en octubre.

Humboldt dejó una descripción entusiasta de la ciudad de México, que ha cambiado mucho desde entonces : "Desde el fondo de la soledad, desde la cima porfírica de Chapultepec, la mirada domina la vasta llanura, los campos cuidadosamente labrados que se extienden hasta los pies de las montañas colosales cubiertas de nieve eternal. La ciudad parece bañada por las aguas del lago de Tescoco, cuya cuenca, rodeada de pueblecitos, recuerda los más bellos lagos de las montañas suizas".

Admira el ingenioso sístema de los jardines flotantes, o chinampas, recuerdos de la época azteca, y fue uno de los primeros en interesarse a los "monumentos del pueblo indígena de América", sobretodo las pirámides toltecas de Téotihuacan y el téocalli de Cholula, obviamente comparados a las pirámides de Egypto.

En México, su viaje ya no tiene el cáracter aventurero de su odisea equinoxial. Aquí, el sabío, riguroso, sistemático, establece una suma geográfica, económica y política ejemplar : el Ensayo político sobre el reino de nueva España, fundador de la modernidad científica. Humboldt visita Puebla, estudia los volcanes Popcatepetl y Ixtacihuatl y se marcha para Vera Cruz por Jalapa. El 7 de marzo de 1804, embarca con Bonpland para una segunda estancia a Cuba antes de regresar a Europa, haciendo primero un breve desvío por los Estados Unidos.

Segundo descubridor, primera imagen de América

En sus multiples obras que le ha inspirado este fabuloso periple, Humboldt nos da de las Américas que ha visitado una imagen muy completa.

Desde luego, un cuadro cifrado de las superficies; estudia el relieve -la orografía- la geología y da un empuje considerable a la geomorfografía, la fitografría (creada por el mismo) y la climatología. Demuestra, contra la opinión de Buffon, que el continente americano es más viejo que se suponía entonces, y que, las formaciones siendo iguales en todos los continentes, América no es un aberrante producto de la naturaleza. Ofrece, por primera vez, una estadística demográfica digna de fé de una población multiracial y mestizada a más de 30%, rectificando los errores de Montesquieu o de Raynal quienes afirmaban la casí desaparición de la población indígena. Hace una evaluación cifrada del estado económico de la América española en relación con Europa : la producción agricola de Méjico es superior en valor al producto de las minas. Para Cuba demuestra la necesidad de una agricultura más diversificada para que la isla escapa de la maldición de la esclavitud producida por la monoproducción azucarera.

Es el fundador de la antropología, de la etnología y de la arqueología americanistas. Da las primeras pruebas del origen asiático del Indio americano. Introduce en su estudio del Indio y de sus civilizaciones el concepto de espicificidad, de posibilismo, en contra de la creencia del siglo XVIII en un progreso continuo e uniforme de todos los sectores de la vida social de un país o de un grupo humano.Su imagen del Indio es objectiva : ni bueno ni malo, uno de nuestros semejantes que ha vivido experiencias propias y sobretodo la colonización, de tal forma que es casí imposible hoy saber lo que ha podido ser antes de la Conquista y lo que hubiera podido ser sin ella.

Gracias a su conocimiento de la historia de la Conquista y de la colonización, Humboldt elabore una imagen más serena y menos injusta de la acción de España en América. Condena las matanzas que hubieron en los primeros tiempos de la llegada de los españoles, así que la calamidad de la esclavitud, pero no hace ninguna concesión a la moda europea de su tiempo que, fuera de la península ibérica, condenaba sin recurso la colonización española en América.

En política, Humboldt nos deja un cuadro sorprendente del malestar y de la inestabilidad de la sociedad colonial, desgarrada por las luchas de interes entre las diversas castas o clases sociales, sobretodo por la oposición entre españoles criollos y penínsulares. Constata la fuerza del "prejuicio de color" y de la "furía de los títulos" entre los Blancos puros o en "semi-tinta". Patente desiquilibrio entre las clases, riqueza exagerada y pobreza demasiado fuerte, "falta de sociabilidad" de los habitantes de las colonias, mantenimiento de estructuras económicas coloniales, serán el germen de disturbios y guerras civiles. El viaje de Humboldt anuncia el destino de la América española de los siglos XIX y XX.

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