SIMBOLOS Y VALORES MEXICANOS

par Martin Borboa Gómez -- © 2001

México es un país muy festivo, conocido internacionalmente por su alegría, su colorido, su ancestral historia y por la calidad de sus pobladores. Sin embargo, en muchas ocasiones, la inercia de nuestros festejos impide que recordemos con exactitud el evento referido, y simplemente dejemos llegar la fecha, vivir el momento, celebrar, y después continuar con nuestra rutina. Esta inercia arrastra a veces elementos de vital importancia hacia un mar de olvido, o hace pasar los acontecimientos como sucesos incuestionables, de los cuales no debe uno aventurarse al análisis. A los héroes no se les cuestiona, pareciera ser la lección.

Los mexicanos manejamos con fervor y respeto nuestros símbolos y valores patrios, pero en muchas ocasiones desconocemos la autoría de tan sagrados elementos. A pesar de que es abundante la cantidad de estudios serios que revelan paso a paso como se fueron determinado nuestra existencia nacional y nuestros símbolos, y a pesar de que en los libros de texto gratuitos que se utilizan en la escuela primaria, lo mencionan claramente, el habitante y el gobernante mexicano, aceptan la inercia y la tendencia, al grado de ignorar penosamente, el nacimiento de su propia identidad como mexicano.

El día de la Bandera lo celebramos cada 24 de febrero, pero poco se menciona de que Agustín de Iturbide fue quien ideó y encargó la bandera Trigarante al peluquero y sastre Don Magdaleno Ocampo en la Villa de Iguala, designando los colores blanco, verde y rojo en el pabellón de las Tres garantías, significando religión, independencia y unión en dichos colores. Al triunfo de su lucha, Iturbide designó que esos colores se presentaran en franjas verticales con el águila imperial sobre el color blanco al centro.

El símbolo que nos representa dentro y fuera de nuestro país, la bandera, fue una de muchas aportaciones de Iturbide a México, pero se ha querido opacar dicha autoría, y en mucho, lo hemos olvidado aceptando la inercia. El Plan de Iguala, documento en el que se plasma la iniciativa Trigarante, es festejado casi únicamente en Iguala, menospreciando el importante legado que con él se otorgó a todo nuestro México. Los Tratados de Córdoba son celebrados por esa población veracruzana cada 24 de agosto, pero el resto de la nación ni se percarta de ello. La oficialidad lo olvida o lo ignora, y con esa inercia le sigue la población en general.

El Ejército que fundó Iturbide se llamó de las Tres garantías, y al triunfo de su objetivo, paso a formar el primer Ejército mexicano, por lo que es raíz de las actuales fuerzas armadas de nuestra nación. Sin embargo, al festejar el día del Ejército, se pasa por alto a su fundador original, Iturbide. Ni en los cantos militares, ni en el Museo del Ejército en la Ciudad de México ni en los festejos patrios, se incluye a Iturbide, y esa falta de agradecimiento y de memoria, en verdad comete un grave error.

La Independencia se ha manejado como un evento que se inició en Dolores, Guanajuato, pero muy pocas veces se especifica la fecha de su consumación. El festejo del grito de Independencia ha pasado a valer por inicio y fin de la revuelta, y lamentablemente no fue así. Fue necesario que pasaran once años y once días de luchas, muertes, encuentros, pactos, planes y tratados, para que México alcanzara por fin su libertad de la corona española. Si aceptamos que el Grito de Dolores por el cura Hidalgo fue el inicio de la lucha por la Independencia, con el mismo entusiasmo debemos recordar que dicha meta fue alcanzada por Iturbide el 27 de septiembre de 1821. Pero tristemente hemos aceptado la lección de que lo significativo es el inicio, como si alcanzar las metas ya no fuera importante. Si haber obtenido la Independencia y empezar a dictar México su propio destino no es digno de festejarse, pues no valieron la pena tantas lamentables muertes de tantos heroicos combatientes.

Lo que Nueva España comenzó en 1810 con Hidalgo, lo alcanzó hasta 1821 con Iturbide. Inicio y fin forman juntos el doloroso parto de nuestra nación actual. Ambos extremos de la lucha y del tiempo incluyen nuestra obtención de libertad, por lo tanto, tanto una como otra merecen nuestro respeto y festejo. Pero basta asomarse por la ventana y ver la televisión los días 15, 16 y 27 de septiembre para percibir la diferencia. Actualmente festejamos el día 15 de septiembre porque ese día era el cumpleaños de Porfirio Díaz, aunque el Grito de Dolores se haya dado un día 16 de septiembre. Y actualmente ignoramos la fecha de la consumación de la Independencia, y en los festejos olvidamos mencionar al consumador de dicho anhelo de libertad, Iturbide.

Y si no tomamos en cuenta la fecha en que inicia nuestra Independencia, 27 de septiembre de 1821, pues esa misma inercia de olvidos y sombras hace que menos conozcamos los mexicanos en general, la fecha en que se firmó el Acta de Independencia. Ese documento equivale al Acta de nacimiento de nuestro país, pero su fecha no nos ha sido inculcado su festejo ni su memoria. El día 28 de septiembre de 1821 se firmó el Acta de independencia, con la firma de Iturbide en primer lugar. En México se ha acostumbrado a olvidar este suceso tan importante. Que lástima.

Dicha Acta de Independencia otorga a nuestro territorio el nombre de México, siendo antes llamado Nueva España. El Acta firmada por Iturbide establece "México" como el nombre y como "mexicanos" el gentilicio para todos sus habitantes. De ahí nació el titulo con el que nos distinguimos de los demás. Pero ni eso ha sido suficiente para que se haga memoria heroica y patriótica de esa Acta y de su principal firmante, Agustín de Iturbide.

Sabemos que Iturbide llegó a ser emperador, y se acostumbra decir y repetir que se autoproclamó como tal. Al decir eso, se afirma entonces que el resto de los habitantes no tenían voluntad propia, que el tal Congreso era un títere, y que solo había un hombre con ambiciones en todo el territorio, él. Sin embargo, es falso que se haya autoproclamado. Cada fuente histórica seria que hable de aquella época deberá advertir al lector que el pueblo estaba muy entusiasmado con su Libertador, que el reconocimiento a Iturbide era patente en todo el país, y que el Congreso votó y eligió a Iturbide para ocupar el trono de México. Y debe señalar que ese mismo Congreso se volvió a reunir a poco tiempo para volver a votar y averiguar si el resultado anterior era solo producto de la inercia popular o incluso del miedo a contradecir al pueblo. La votación volvió a favorecer a Iturbide, con lo cual no se autoproclamaba emperador, sino que quedaba legalmente constituido en ese cargo por voluntad del pueblo, del Ejército y del Congreso. Pocos gobernantes han sido tan unánimemente electos como él, y por lo tanto, muy pocos lo han sido de manera tan legítima. Hasta fuentes que le son tan adversas a Iturbide, aclaran todo este evento. Lamentablemente, en vez de recordar tan armonioso suceso de coincidencia nacional para tener dirigente, se ha alterado tanto, que se ha investido al hecho legítimo en vil calumnia.

Otra grandeza de aquel tiempo, fue que nuestro país tuvo su máxima extensión territorial Desde una línea imaginaria de la Alta California hasta el río Mississippi por el norte, hasta Panamá por el sur, abarcaba en territorio el naciente Imperio Mexicano. ¿Es que eso no vale la pena recordarlo? Con Iturbide, México ganó incluso las anexiones voluntarias de las poblaciones centroamericanas. Esa amplitud de territorio, la más grande en toda la existencia de nuestro país, fue posible bajo el gobierno de Iturbide. Después, ya solo fue perdiendo territorio la nación, y ahora tenemos menos de la mitad con que empezó en 1821.

Agustín de Iturbide fue el primer gobernante del México Independiente, pero es muy raro que se le mencione, porque la tendencia liberal republicana se ha empeñado en hacer líneas de los Presidentes de México, y por ello la cuenta tradicional empieza con Guadalupe Victoria. Si embargo, la intención de que se mencione poco el nombre de Iturbide llega hasta esas maniobras, las cuales crean inercias, y la gran masa social lo sigue y tolera.

Y así como se oculta el nombre, se ocultan sus logros, pero llega a ser una exageración (como si lo anteriormente citado no lo fuera ya) el hecho de que hasta instituciones tan importantes y vitales como la armada no se les festeja en su momento y con su fundador.

Agustín de Iturbide estableció en 1822 la Academia de Cadetes, hoy llamado Colegio militar. Quien lo desee verificar, puede ver la placa que existe en la Fachada del edificio del Ex-Palacio de la Inquisición en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Es increíble que solo por ocultar el nombre de este ilustre personaje, los mexicanos no conozcamos al autor de tantas riquezas de nuestro país, como lo son sus heroicas instituciones armadas.

Para terminar, diremos que el ansia por ocultar el nombre de tan brillante mexicano, ha llevado a cortar el Himno Nacional. De hecho, las tijeras liberales han hecho pedazos el Himno. Originalmente tenía 10 estrofas, de las cuales ya solo se cantan 4. Francamente todavía queda tela de donde cortar, y es impresionante el afán de borrar rastros heroicos de nuestra vida nacional, pues opacando a Iturbide se mutila a México de infinidad de elementos de su propia identidad.

La estrofa que menciona a Iturbide en el Himno, es la única que menciona un apellido en toda la composición, y dice así: "Si la lid contra hueste enemiga, nos convoca la trompa guerrera, de Iturbide la sacra bandera, ¡Mexicanos! Valientes seguid" Resumiendo toda esta información, se puede decir que Agustín de Iturbide legó al país, nuestro país prendas muy valiosas. Nos dejó los colores de la bandera, la Independencia consumada, el Acta de Independencia, el ejército mexicano, el nombre de "México" para el país, el gentilicio de "mexicanos" para los que lo habitamos, con él México tuvo su máxima extensión territorial con anexiones voluntarias de otras poblaciones, Iturbide fue el primer gobernante ratificado por un congreso en nuestro país, fundó el Colegio militar y fue el único que tuvo el alto honor de ver su nombre en nuestro canto nacional. Todos estos méritos son palpables, comprobables, y están asentados en la historia, incluso por las plumas de sus enemigos.

Sin embargo, la tendencia de olvido a la que se le ha condenado, la falta de luz sobre el asunto, y la inercia festiva pero poco analítica con que nos conducimos, ha permitido que sean grandes los símbolos y las circunstancias de libertad, pero nos hemos olvidado de su autor, Agustín de Iturbide.

Septiembre es el mes de la Patria por varios motivos, y entre los más importantes están la Consumación de la Independencia y el Acta de Independencia, la cual tiene como primer firma la de Iturbide.

SEPTIEMBRE ES EL MES DE LA PATRIA Y ES EL MES EN QUE NACIO ITURBIDE.


Iturbide Circle