El acoso y el perdón

El acoso.


Te descubrí en mi mundo la otra vez, y no dejaba de mirarte en mi recuerdo. Aunque con vagas imágenes te pensaba, solamente, naciste en mí, distante. Supe un día tu nombre. Bonito nombre, por cierto. ¡Ah! y no dejaba de pensarlo, de repetirlo, de analizarlo. También te analizaba a ti, cada movimiento, cada gesto. Ni una sola actitud podía pasar desapercibida ante mis ojos de detective. Te conocí toda por tu nombre y lo que no sabía, simplemente, lo imaginaba. Tu nombre impulsó mi fantasía hasta un gentil abrazo. Brillantes yacíamos en mis sueños, mas con el debido respeto siempre.

El universo no tardó en conspirar a mi favor y me lanzó a tu encuentro que, aunque esperado por mí, no fue planeado. Más pude construir, de ti, de entre los estragos de mi mente. Te pensé de nuevo, te repetí tres veces, te recordé con insistencia; al grado de acosarte desde donde yo lo veo, sin siquiera verte. Todo indicó (al menos en mí) que debíamos conocernos. Manos a la obra, un buen día te llamé sin más. Paciente y contento probé con tu gama de sonrisas, sorbo a sorbo, la verdad que yacía en mis presentimientos.

Nada puedo asegurar de ti, pues en realidad no te conozco. Te he escrito ya, antes, asumiendo realidades que pueden probarse falsas, quizá, con el tiempo. Me siento culpable por estar invadiendo tu vida sin preguntarte. Por eso te pedí perdón una vez y, aunque me pediste que no lo hiciera, me parece preciso volver a hacerlo. Te pido perdón pero, mientras lo hago, te repito una vez más en mí, te vuelvo a buscar. Te veo y te tomo de la mano, y te abrazo, y te beso. Y te sigo persiguiendo en mis pensamientos como el cazador a la presa, acosándote.

El perdón.

Perdona si te digo lo más bello.
Perdóname, si entro a tu vida sin preguntar, si te digo lo que siento.
Perdóname, si te hallo la más bonita, si encuentro vida en ti.
Perdona si pido oírte nuevamente y si me admiro de tu madurez.
Perdona si busco verte un poco más y si imagino tocarte otra vez.
Perdona si sueño con probarte y si intento olerte alguna vez.
Perdona si te beso el cuello.
Perdona si te digo lo más bello.
Perdona si te amo por primera vez.

14 de julio de 2000

David Moreno Guinea

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