La existencia de naves tecnologicamente ajenas a la terrestre está comprobada, al igual que la existencia de seres no humanos que las tripulan. Preguntarse, hoy en día, en la existencia de naves no terrestres es quedarse en el pasado. La exoarqueología y la ovnilogía son ciencia desde hace años.
La exoarqueología es una ciencia que se impartía ya como catedra en las universidades de la ex Unión Soviética. Las pruebas se encuentran en restos arqueológicos, que los antropólogos deben ubicar dentro de un contexto histórico, que muchas veces no coincide con la ciencia oficial.
Otro método de estudio es la etnografía, la cual se ocupa, entre otras cosas, del análisis de la historia de los pueblos, ubicando dicha historia en el contexto cultural de donde fueron tomadas (leer la leyenda de Bep Kororoti)
La ovnilogía pasa a ser ciencia desde el momento en que se pregunta si existen las naves no terrestres, y encuentra respuestas después del análisis de pruebas entregadas desde distintas partes del mundo, y puede predecir los movimientos y formas de estos.
Al tener esa respuesta, se abrieron otras interrogantes, como por ejemplo: de dónde provienen; de que están hechas; que las impulsa; quienes las tripulan; que civilización es, ya que se comprobó que hay muchas razas y especies de visitantes, cuyas pruebas se encuentran en fotografías y observaciones de civiles y militares; cuerpos que se encuentran en estudio por parte de militares de potencias mundiales (cuerpos encontrados en naves estrelladas en el planeta). Las naves encontradas son estudiadas, y de ellas han sido credas naves híbridas para la guerra (f117-A, el famoso Avión Invisible, entre otros). Híbridas en el sentido de tener tecnología terrestre (o actual) y tecnología extraterrestre (o futura). Buscar una respuesta es el pilar de toda ciencia. Y lo que hacemos es ciencia.