Jornada 3:   Chaouen-Fez  Sábado, 2 de agosto de 1997 

 
Aterrizamos en Chaouen (o Chefchaouen, según se prefiera) al caer la tarde. La llegada es curiosa: uno la ve encaramada entre dos picachos, toda pintada de blanco. La carretera es bastante virada y llena de gente andando, en burro, en carro... 

Tras la subida final, se llega a la ciudad, en la que, a su vez, también habrá que subir y bajar constatemente por estrechas, empinadas y laberínticas callejuelas blancas llenas de encanto. ¡Y de gente! 

 
 Vista de Chauen desde la salida hacia Fez
Merece la pena dedicarle una horas. Nosotros hicimos noche en el hotel Rif (viejo y destartalado, pero familiar y decente. 120 dh la doble y 160 dh triple), y paseamos (y trepamos) por sus callejas. A la mañana siguiente, tomamos la ruta por el sur hacia Fez. 
Chechaouen
 
Nuestro primer contacto con Marruecos en este viaje es una ciudad muy coqueta. Encalada en tonos blanco-azulados, está encaramada en lo alto de una pared caliza. Tiene unos 25.000 habitantes, pero un ambiente bastante rural y auténtico, al no estar muy explotada turísticamente. Subiendo por una empinada calle de la medina se llega a una amplia plaza, donde es un placer sentarse en cualquiera de las terrazas a disfrutar del frescor de la noche con un vaso de té entre las manos.
Llegamos a Fez hacia las 14.45, y nos fuimos directos al hotel Esplendid. Situado en la parte nueva, es un hotel con piscina (cosa de agradecer de vez en cuando) y no demasiado caro.  Altamente recomendable. Un chapuzón y a comer. Por la tarde, visita a la medina...
¡Y vaya medina! Es la más grande de Marruecos. Gigantesca (con mayúscula) un auténtico laberinto lleno de artesanos de todo tipo, puestos de comida, gente que va y viene... No hay que perdérsela bajo ningún pretexto.
 
Lo más típico, aunque no necesariamente lo mejor, son las cubetas de los curtidores, llenas de los tintes que utilizan para colorear las pieles. Eso sí, es necesario contener la respiración, porque el olor del lugar no es de lo más agradable 
 
El lugar 
típico
Los típicos...Los típicos  
aventureros

 Una cena en un lugar típico  (cuyos precios eran bastante europeos) atestado de turistas, un paseíllo nocturno en coche por el perímetro de las murallas de la medina, y ¡A dormir!
 
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