Jornada 4:   Fez-Erfoud.    Domingo, 3 de agosto de 1997 

 
Fes
En mi opinión es, de las grandes, la ciudad más auténtica de Marruecos, probablemente por la influencia de su inmensa medina, que contagia de su atmósfera al resto de la ciudad.
Merece, según las guías, dos o tres días al menos, y estoy completamente de acuerdo. Nosotros teníamos intención de llegar cuanto antes al sur y por eso le dedicamos sólo un día.
Iniciamos la jornada con un buen desayuno, necesario para superar los 500 kms que nos íbamos a meter al cuerpo. Antes de salir de Fez, hicimos un recorrido por las murallas de día, lo que nos permitió observar desde fuera la inmensidad de sus medinas (son dos o tres juntas, de diversas épocas) 
Una vista general de las medinas

Total, que ya estamos de nuevo en carretera hacia el sur. La primera parada fue en Azrou, ya en el Atlas medio, a unos 80 kms de Fez. Antes, pasamos por Ifrane, lugar curioso porque su arquitectura es propia de Suiza ¡incluso cerca hay una estación de esquí!. Pero en agosto no hay mucha nieve...  

 

Ésta zona está cubierta de grandes bosques de cedros, árboles verdaderamente impresionantes, que pueden tener hasta 200 años de antigüedad y 60 metros de altura.  Su madera tiene un aroma muy agradable.  Tomamos una pista forestal y nos acercamos hasta el célebre Cedro Gouraud. Nos quedamos con las ganas de seguir andando por aquellos bosques de árboles enormes.  

Otro dato curioso: están llenos de monos en libertad. Un poco esquivos, eso sí. Se ve que no tienen buenos recuerdos de los humanos. 

Cedro Gouraud: 10 metros de diámetro
La expedición ante el Cedro Gouraud
Tras la refrescante parada continuamos el viaje. Nos desviamos por una carretera secundaria para ver el lago volcánico de Aguelmame di Sidi Ali, un lugar con una atmósfera  lunar. En una pequeña población (nuestras notas la señalan como Zeida, a 100 Kms de Azrou y unos 30 de Midelt), nuestro estómago no pudo más y nos tiramos del coche a por unos tajines, que hubo que comerse con los dedos.

Lo siguiente, pasar por Midelt y el Alto Atlas por  las Gargantas del Ziz, desfiladero de gran belleza e importancia estratégica. Ya estamos a las puertas del Sáhara y eso se nota en el ambiente. La grandiosidad del paisaje habla por sí sola.
 
 
gargantas del Ziz (No el de Vivar)

Tras serpentear unos 50 Kms por el curso del Ziz, se abre un valle donde se encuentra Er-Rachidia. A unos pocos kilómetros, por la carretera hacia Erfoud, nos tienta la fatiga ante el precioso cámping de Source Bleu de Mesqui, un verdadero oasis de frescor. Pero ya cae la tarde y la temperatura, más suave (a pesar de todo ronda los 25 grados), nos permite seguir.  Ahora ya no hay ninguna duda: el desierto está muy cerca: el fondo del valle, y en una franja de unos 50 metros a cada lado hay una frondosa vegetación, pero si nos alejamos de esta franja, la aridez es absoluta.

La noche iba cayendo, conforme avanzábamos por el valle en dirección a Erfoud. Cada vez había más viento, e incluso empezaron a caer algunas gotas de agua. Estábamos  en plena tormenta, con bastante más arena que agua. Una hora después, tras pasar por tramos de carretera casi  invadidos por la arena, llegamos a Erfoud. Nos gustó el hotel Tafilalt, pero los precios eran excesivos. Cuando ya nos íbamos,  nos hicieron una oferta bastante aceptable: 500 dh por dos habitaciones, una de tres y otra de dos personas. Las vimos y nos gustaron ¡ pero no reparamos en que el aire acondicionado no funcionaba !

Esa noche pasamos bastante calor, ya a las mismísimas puertas del desierto. Como consejo, buscad otro hotel mejor: el Tafilalt es bastante decadente aunque aún conserva cierto atractivo, pero las cucarachas no lo hacen muy acogedor.
 
 

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