Una vez instalados en el cámping, descubrimos que una de las ruedas del Mitsu perdía bastante aire, por lo que la inflamos con el compresor y nos acercamos hasta Tinerhir (8 kms) para buscar un taller. Nos resolvieron el problema con eficacia y en muy poco tiempo (los mecánicos marroquíes tienen fama de buenos profesionales).

Al día siguiente, nos adentramos por el desfiladero del Todra que se va estrechando cada vez más. El camino discurre serpenteando junto  al cauce del Oued, atravesándolo con frecuencia. La pista hasta Tamtattouchte no es muy mala, salvo algunos tramos muy pedregosos.

En Tamtattouchte paramos a descansar en un albergue bastante coqueto, con jaima en el jardín. Aprovechamos para preguntar datos sobre la pista a seguir, que nos contestaron muy amablemente. También aprovechamos para hacernos alguna foto en  la terraza. ¡¡¡Hacía un calor terrible!!!
	Poco después iniciamos la marcha. Tuvimos verdaderas dificultades para salir del pueblo, rodeados de una nube de niños (creo que serían en algún momento unos treinta), que se agarraban al coche y gritaban pidiendo un stilo!.

Además, los caminos, poco marcados, habían sido obstruídos con piedras por los propios niños, por lo que nos vimos metidos en un auténtico laberinto que nos obligaba a dar marcha atrás con frecuencia		No fue fácil, pero conseguimos salir de allí sin atropellar a ninguno y comenzamos a ascender por pistas que cada vez se hacían más duras. El resto del día íbamos a recorrer unos 100 kms por pistas prácticamente solos.
	(Al salir de Tamtattouchte encontramos a unos italianos en dos 4x4, pero no parecieron muy interesados en compartir ruta)

Fue la única jornada en la que pudimos hacer 4x4 "de verdad", pues los lugares por los que pasamos no son practicables en turismo.

Íbamos cinco personas en un solo coche con todo el equipaje, lo que no nos permitía muchas locuras.  (Habría que dar una medalla a  Carlos y a su Pajero)  En esto, apareció un niño entre los peñascos. Intentamos entendernos por palabras, pero él sólo sabía reír.

Bastante tarde, decidimos parar a comer. Hubo que arreglarse con lo que había, porque no teníamos mucho agua potable y no habíamos podido comprar pan. Creo recordar que aquí fue donde acabamos totalmente con nuestras provisiones de comida en plástico y de embutidos.

Bueno, en la foto nos veis al empezar a comer; porque a los cinco minutos empezó a diluviar y tuvimos que terminar el ágape en el coche

El paisaje de esta zona es bellísimo, como puede verse. Unos kilómetros antes de Msemrir nos vemos rodeados de rocas y discurrimos por lo que en época de lluvias debe ser una torrentera muy violenta, a juzgar por el volumen de las piedras que arrastra.   A 4 ó 5 km de este lugar tuvimos un pequeño percance con el salvacárter del coche (nos dio un susto, porque se soltó y aquello empezó a sonar fatal), pero con cuatro tornillos lo arreglamos.

La excursión es dura, pero merece la pena de sobra. Lástima que el último tramo, el del Todra, lo vimos muy avanzada la tarde.

        Ya de noche, llegamos a Boumalne du Dades, donde cenamos antes de hacer los 60 kms de carretera hasta nuestro campamento junto a Tinerhir.
 

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