PAULA  COLOMBINI

 
 
 
 
 

SU CUMPLEAÑOS: el dia 7 de febrero
 
 
 
 
 
 

AMOR 1. El caniche Tango y su perrita Lola ocupan  un lugar en su corazón.
 
 
 
 
 
 

EN FORMA. Corre todos los días en el Central Park.
 
 
 
 
 
 

IDENTIKIT

  • Tiene 24 años, y a los 16 hizo las primeras fotos para Para Ti. 
  • Está casada con Patricio Colman y viven en Nueva York. 
  • Es modelo de revistas como G.Q., Elle, Self, Glamour, Mademoiselle y Amica. 
  • Hizo gráficas para Ralph Lauren, Guess, Gianni Versace, Giorgio Armani, Mercedes Benz y   Vitamina. 

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DEFECTOS. Los dedos de sus pies no le gustan: "Son horribles, demasiado largos".
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

PAULA INTIMA

  • Sus medidas son 87-62-90. 
  • Abomina de la ostentación: es sobria. 
  • Se conmueve con las pinturas de Miró y de Picasso. 
  • Detesta los libros de autoayuda: le gusta García Márquez. 
  • Guarda muñecas de su niñez, para sus hijos. 

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NUEVA YORK. Ama esa ciudad y su departamento en ella, pero su corazón late más fuerte cuando aterriza en Buenos Aires. En pocos días parte a París y Milán.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Paula Colombini (24) alude a Valeria Mazza y a María Inés Rivero. Reconoce que son dos triunfadoras, pero dice que las modelos top son otras. Quiere triunfar, pero "no a costa de todo". Para ella, primero están sus afectos. Un retrato intimista a una de las mujeres más lindas de nuestro país.
 

Paula tiene un buzo, otro buzo y otro más, encima. Está conmigo en su mundito, lejos de los flashes. Y su mundito es su casa, donde hace té para las dos, mientras habla con palabras, manos y ojos. Toda su belleza ­clásica y refinada­ está distendida: la veo feliz. Y con cada pregunta hace una introspección profunda y contesta, cierta. Porque su instinto agudísimo le dice que puede confiar.
Pasa un rato y como el té da calor, se saca un buzo y otro más, a la par que ­cuando habla de su propia vida­ se despoja de sus defensas. Entonces la veo dual: cuerpo y razonamiento de adulta, por momentos; menuda y frágil ­poblada de inocencia­, en otros. Como si la infancia aún no se le hubiera transformado en ayer.
­¿Tu infancia no es un recuerdo, todavía?
­Mmm... hay algo de mi niñez que sí lo es. Cuando tenía dos años y medio, un día largué el triciclo y salí corriendo, porque sentí que un tractor se me venía encima... ¡para matarme! Es mi primer recuerdo, ¿sabés?
­¿La muerte sigue impresionándote tanto?
­Sí, porque es lo único que no te da otra oportunidad, ¿no? Le tengo terror. Tanto, que aunque quisiera donar mis órganos, todavía no puedo: no quiero reconocer que me voy a morir. En eso soy negadora, pero en lo demás... ¡enfrento el miedo!
­Sos negadora...
­Sí, pero no en todo. Por ejemplo, a los doce años me caí de un caballo, me di un golpe tremendo, y ahí me dije: "Me subo ya, porque si no, no subo más". Enfrenté el miedo.
­¿También lo enfrentaste para empezar como modelo?
­No (con inocencia)... porque me pareció un juego: no sabía nada de nada... ¡era inconsciente y re-inculta! Pero después me vinieron tantas cosas de golpe que... me desacomodé. Mirá: en el último año me casé y me fui a Nueva York quince días, sola... ¡me sentí re-mal!
­¿Qué sentías?
­¡Claustrofobia! Fue cuando Pato (Patricio Colman, su marido) estuvo en Ushuaia... ¡tan lejos de mí! ¿Sabés? Sentí desesperación. Y ahogo.
­Y casi largás el triciclo otra vez...
­Sí, porque tantas propuestas me bombardeaban. Estaba aturdida. Sola y en el vértigo, pensé dejar todo. Después aprendí a tener paciencia y ahora mi tarea es de hormiguita: de construir siempre.
­¿Pero lloraste de desamparo alguna vez, en esa multitud de solitarios?
­No, porque estoy con Pato y con Corie (Bautista, su booker) y hablo todos los días con mi familia. Es que... ¿sabés?... (reflexiva) la soledad es otra cosa para mí. Es, por ejemplo, cuando ­de muy chiquita­ no remonté un barrilete; y lo llevé de la piola, como a un perrito, porque no quería tenerlo lejos. ¿Ves? No es el caso de Nueva York, donde la euforia de trabajar en un mercado nuevo dio ilusión.
­Sos ambiciosa...
­Sí... pero no a costa de todo: (muy firme) no sacrifico mis afectos, ni mi vida interior, porque los valores me nutren. Y si aprovecho las oportunidades, es porque sé que no son comunes para una chica de mi edad. Pero siento culpa: la mayoría no tiene ni para comer.
­A ver, ¿sos tan buena, en realidad?
­No (convencida). Reacciono con agresividad ante las injusticias.
­¿Explicás hasta los errores, para ocultar tus grietas?
­Es que no tengo grietas, porque no me pasaron cosas terribles, salvo ­hace poco­ la muerte de mi abuelo. Pero (triste, aunque orgullosa) él esperó que yo llegara para morir. En cambio, cuando murió un tío mío querido ­yo era chiquita­, me sentí abandonada y esa sensación... ¡me marcó!
­¿Muchas veces te sentiste sola, de chica?
­Sí, cuando vivíamos en Río Negro. Cada vez que mi abuela Mary volvía a Buenos Aires después de visitarnos, yo sentía una infinita soledad.
­¿El amor de tus padres no alcanzaba?
­Ehhh... no quiero hablar de eso (se pone tensa), porque siempre me dieron calidez. Además, para ellos no habrá sido fácil tenerme como hija, así que no quiero acusarlos.
­¿Por qué?
­Porque no quiero decirles algo tipo: "porque vos tal cosa" y "vos tal otra". Lo que quiero es no permitírselos de nuevo.
­¿No "permitirles"... qué?
­Nada (cortés)... perdoname.
­A ver, ¿la fisura está en la relación con tus padres?
­Puede ser... eran tan jóvenes y yo los veía tan... como empezando. Pero... no hablo más porque sería horrible que se enteraran de esto por una revista. Además, de chica fui feliz....
­¿Y a qué edad te empezaron a gustar los chicos?
­Mirá... a los trece tuve algo serio, un noviazgo de dos años y medio, que terminó porque no estaba segura de quererlo; y tampoco lo estuve con los novios que siguieron. Recién con Pato conocí la certeza: (se regocija) enseguida sentí magia y energía, compromiso y proyectos. 
­¿Con él despertaste al sexo?
­¡Ay, no! (está realmente desesperada). ¡No me hagas hablar de eso! Bueno... (toma fuerzas) Pato no fue mi primera experiencia sexual pero fue... ¡mi primer hombre!, ¿entendés?
­Si me explicás...
­Quiero decir que... con Pato el sexo es la energía para vivir. Y, por suerte, cada vez tengo menos pudores. Será porque acá (pícara) dormimos con calzoncillos térmicos por el frío que hace.
­A ver, ¿sos radiante en el sexo?
­Sí, porque estoy aprendiendo a querer más mi cuerpo y a entregarme también con la mente, así que...(casi en súplica) ¡Ay!... ¿podemos hablar de otra cosa?
­Está bien, ¿te fuiste del país para triunfar?
­Me fui para superarme y porque esta carrera me puede dar buena plata.
­Y halagos: ¿cuánto te gratifica ver tu cara en los avisos?
­Mirá... me siento re-rara y lo disfruto, pero me miro y punto. Ya está y a otra cosa. No me relajo, porque ­al toque­ pienso en lo que sigue. Y no me quejo: ya disfruté bastante en mi niñez, con papás que me dieron a la vez libertad y protección; con Julieta, mi amiga hasta hoy; y (traviesa) escapando de clase para ver Daktari, porque la escuela no me daba nada... Lo único que me sirvió fue la regla de tres simple.
­Vos querías aprender la vida...
­Sí, y ahora la aprendo a fuerza de vivir. Por ejemplo, se me re-grabó cuando vi a mucha gente en un helicóptero, que llevaba un corazón para trasplantar. (Apasionada) Esa lucha por salvar una vida desconocida me conmovió porque vi la inteligencia puesta al servicio del bien. 
­¿Descubriste que la condición humana también es capaz de lo sublime?
­Sí (entusiasmada), y amé a la gente buena... a la que puede dormir en paz.
­Y vos, ¿dormís en paz cuando luchás por ser la número uno?
­Sí, porque no daño a nadie, pero... ¡seamos sinceras!: hay argentinas a quienes les va muy bien, como a Valeria (Mazza) y a María Inés (Rivero). Y yo las valoro porque sé lo que es trabajar duro para ser reconocida. Pero ser número uno es muy difícil: lo son Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Christie Turlington, y punto. No hay ninguna argentina que sea número uno en el mundo.
­¿Entonces a Valeria la inventamos top model mundial para ponerla en el santuario de ídolos, con Gardel y Maradona?
­Mirá, Valeria es número uno en la Argentina. Pero... (contrariada) no hablo más: no estoy para abrir los ojos de nadie. No es mi lugar.
­Pero acá se dice que Valeria "es lo más", ¿por qué?
­No sé... será porque tiene reconocimiento internacional, porque es carismática y porque se la promocionó bien en la Argentina. Pero... ¡yo no soy nadie para opinar de esto! 
­Tenés criterio estético, ¿es más linda que la Schiffer?
­Claudia es un monumento y Valeria es lindísima. Además, me parece tan bueno que ella en un momento se haya parecido a la Schiffer, como que ahora trate de despegarse y demostrar que es ella misma, más allá de Claudia. Y punto... ¡hasta acá llegué! (Parece transparente) Porque, además, no creo que sea tan lindo ser la top del mundo, porque... ¿Sabés cuánto le robás a tu vida interior para eso? Por otra parte, los movimientos de la moda suelen ser injustos; por ejemplo, hoy Karl Lagerfeld determina que la Schiffer no va más y que la número uno es Stella Tennent.
­¿Siempre es así? 
­No sé... Cuando pienso en Christie Turlington creo que se conjugaron muchas cosas. Es linda, es muy profesional, estuvo en el momento justo y, además, tuvo paciencia y perseverancia.
­¿Qué tiene Christie que le falte a Valeria?
­¿Por qué no se lo preguntás a ella? Mirá... mejor (con dulzura) cortemos el tema: porque éste no es mi métier.
­Parecés muy segura, ¿lo sos?
­De lo único que estoy segura es de lo que me hace feliz. (Se alboroza.) Como por ejemplo, ver en el avión en que viajo, que el avioncito de la pantalla está llegando a Buenos Aires. ¡Me río y me emociono mucho! Como cuando era chiquita y mi abuela me ponía la mano en la frente para controlar mi temperatura.
­Es curioso, tan adulta de a ratos y de golpe estallás de inocencia...
­Para mí ser inocente es poder creer y soy inocente con aquellos en quienes creo.
­¿Espontánea o racional, según el caso?
­Sí (risita), soy espontánea en los afectos, pero antes del momento de laburo todo está pensado con profesionalismo... como vos. Porque sé (cálida) que sos espontánea conmigo ahora, pero también sé que preparaste tu nota y que sabés cómo querés que salga. Entonces no soy fría, pero soy dueña de mi cuerpo y de mi alma. Aunque... no pueden, porque con los babosos yo soy muy cortarrostro. 
­¿Y hay algo de tu cuerpo que no te guste?
­Sí, los dedos de los pies... ¡son larguísimos!
­¿Pero, por tu trabajo, te gustaría ser más flaca? 
­No, ahora peso cincuenta y dos y estoy bien, porque aprendí a comer. Yo entiendo la belleza como armonía: la compulsión no va conmigo.
­¿No tuviste una etapa de bulimia o anorexia?
­¡Jamás! Y hago mucha gimnasia porque la mía es una opción de vida, pero no quiero ser esquelética. Además las modelos no somos responsables de la bulimia ni de la anorexia... Para algo está la inteligencia, ¿no?; para aprender a vivir. 
­¿Y la poesía que sembró en vos tu papá, dónde está?
­No sé poesías, pero (sencilla) lo poético está en el campo y su infinito; y en las tardes de frío con el solcito sobre mi cabeza, acurrucada yo dentro de una manta; y en las margaritas (aparece Pato con un plato de buena pasta para nosotras, y a Paula le titilan los ojos). Ah... ¡y en estos fideos que él cocina está la mayor poesía! 
­¿Siempre es todo alegría entre ustedes?
­No, porque los dos le ponemos muchas ganas a todo (se ríe): también a las peleas que son... ¡muy fuertes! Pero ahora estamos integrados, porque por fin (pícara) el placard es mitad para cada uno.
­¿Cuál es la relación entre amor y placard?
­Y... cuando nos casamos, yo tenía todos los cajones y él uno; todas las perchas y él dos. Entonces él no me dijo nada... y yo, solita, fui sacando lo mío. ¿Te das cuenta?: el placard es la metáfora de nuestro amor.
­¿Y cómo es Pato?
­Es contenedor, anda de jeans, como mi papá, y no es delirante y... sin él (con fervor) yo no hubiera llegado al lugarcito al que llegué. Ah... y lo amo... ¡y estoy muerta por él, muerta! Y me pasó desde el principio, aunque él me dejaba esperando siempre, tanto que mi abuela había empezado a dudar: "¿No será casado?", me decía. ¡Porque se escapaba!
­Ya no podías llevar con vos tu barrilete: se te alejaba...
­Sí, ¡se me volaba! Y yo aguanté... (confidente) porque me gustaba sufrir un poquito y... ¡lo re-amaba! Pero después de un año, pensé que la cosa no andaba y me fui a Punta del Este y él a Pinamar. Y allá tuvo un accidente en la pileta y yo volé al lado de él y... y nunca más nos separamos.
­¿Te contó por qué te había huido?
­Sí, confesó que era porque me quería demasiado. Pero bueno... ya pasó y hoy nuestro mundo es comer en casa; y es ir a los lugares vidriera sólo cuando hay que estar por trabajo, pero si no, no exhibirnos. 
­¿Sin la utopía de cambiar el mundo, como la generación de tus papás?
­Mirá, yo no tengo las utopías que canta Serrat, pero trato de ayudar como puedo, respeto a todos y no soy peyorativa con nadie. Además, quiero a Tango (su caniche, importado de París) y lo respeto. 
­Como si fuera una persona...
­Sí porque él cubre ­por el momento­ los deseos que Pato y yo tenemos de un hijo. Ahora Tango es nuestro hijo y él sabe de nuestra utopía.
­¿Cuál es?
­Esa: tener hijos y vivir en un bosque con árboles y animalitos. Con jeans y sin saber de fotógrafos, revistas, ni modas... sólo de nuestro mundo.
­Y sin tener que largar el triciclo por miedo a la muerte...
­No, porque quisiera que Pato y yo nos muriéramos juntos (sonríe)... ¡Ay, qué trágica!, ¿no? Pero ésa es mi definición del amor: que los dos seamos libres pero que ninguno pueda vivir sin el otro.
 -Que le pregunten siempre cuando va a tener hijos, ¿lo sentis como una presion?  
­No,no. De mi familia no siento presion porque yo misma hablo mucho de ese tema con ellos, no hace falta que me lo pregunten. Es como natural porque pienso en la posibilidad de ser madre, me gusta la idea.
-Cuando eras chica y vivias en floresta, ¿te imaginabas que ibas a ser una modelo top?
­No y si. No, porque nunca pense que iba a ser modelo. Pero siempre senti la nesecidad de hacer algo diferente. Siempre quise viajar y tener un eastilo de vida como el que hoy eswtoy llevando, aunque nunca me imagine que iba ser una modelo tan conocida, lo que no significa que no lo hubiera deseado.
-¿En que se diferencia el trabajo de modelo en los Estados Unidos y la Argentina?
­Aca muchas de las personas con las que trabajo son amigos, todo es mas relajado. Alla empezas a las 9 de la mañana y sabes que terminas a las 5 de la tarde. Hay super producciones y todo es muy ordenado.  Además, se valora mucho el trabajo en equipo.
-Hace tres años que vivis en Nueva York, fuiste la primer modelo Argentina que consiguio un contrato de make up internacional (Cover Girl) y te lo acaban de renovar. ¿ Por que crees que te va tan bien alla?
­Porque tengo una buena agencia (Next),estoy en los tiempos que tengo que estar, y por mis caracteristicas puedo representar a la mujer latina y tambien a la americana. Esa mezcla y un poquito de suerte, me facilitan la entrada a dos mercados.
-Despues del contrato de make up .¿Cual es el proximo objetivo profesional?
­No tengo un objetivo limite.Alla el mercado es muy grande, entonces siempre tenes posibilidades de repetir otros productos.Hace cuatro años, pensar en un contrato de make up era una ilusion .Y hoy me doy cuenta de que no es el limite. Quiero seguir creciendo.Haciendo campañas que me dan prestigio y que pagan muy bien.  
 
 
 
 


 
Entrevista realizada para la revista "GENTE"