Mención aparte merecen un manojo de industrias con un alto coste medioambiental y que abanderaron el desarrollismo gallego de los años 60:

Central térmica de Meirama (Coruña): utiliza como combustible el lignito. Responsable en un porcentaje muy elevado de la lluvia ácida de la mitad norte de Galicia, tal como puso de manifiesto una reciente Tesis Doctoral (defendida en la Autónoma de Madrid pues en Santiago había sido desestimada).

Industrias transformadoras de la madera (ENCESA, TAFISA etc.): A parte del problema medioambiental directo que ocasionan, están ayudando a la destrucción del bosque autóctono gallego a favor de otras especies de mucho menor valor económico pero de crecimiento más rápido. Además, el alto contenido en resina de estas variedades está convirtiendo el estivo gallego en un infierno.

En otros sectores productivos ya ha habido acciones concretas. Por ejemplo, en la pesca de bajura se ha reglamentado el paro biológico -medida antipopular y que generó mucha crispación en el sector marinero, máxime cuando se acababan de perder los caladeros de Namibia y Sudáfrica.

En la Comunidad Gallega se está actualmente desarrollando el "Plan Gallego de RSU". Ëste prevé la construcción de varias plantas de incineración-recuperación, que darán servicio a los principales municipios de la región.

La elección de la incineración es mantenida oficialmente alabando sus ventajas, entre las cuales se citan:

1.- Prolonga la vida de los vertederos, retrasando su ampliación o la construcción de otros.
2.- Abre nuevos mercados a empresas constructoras y de mantenimiento.
3.- Puede aprovecharse la energía producida.
4.- No impide otras formas de tratamiento de los RSU, como el compostaje.
5.- No perjudica los intereses de otras actividades económicas relacionadas con la producción de basuras.
6.- El capital es público en la mayoría de los casos.

Por contra, sus detractores esgrimen con igual convicción algunos de los graves problemas que plantean:

1.- No evitan el vertedero y éstos pasan a contener otros residuos más tóxicos que los de partida.
2.- Son un nuevo coste en la gestión de residuos sin crear ningún valor añadido.
3.- El beneficio económico asociado a la energía que se obtiene siempre es menor que el obtenido por el reciclado de los materiales.
4.- Impide la implantación de estrategias de recogida selectiva para el posterior reciclaje.
5.- No limita el despilfarro de recursos naturales originados por actividades generadoras de gran volumen de residuos.
6.- No son beneficiosas para la comunidad; crea pocos puestos de trabajo y son bastante caras.

La respuesta de las fuerzas vivas de la sociedad a este Plan están siendo prácticamente nulo si exceptuamos la llevada a cabo por varias plataformas de ciudadanos que habitan cerca de las zonas elegidas para su construcción.

Por otro lado, la saturación de los vertederos existentes, y la necesidad de buscar nuevos emplazamientos también está provocando quebraderos de cabeza a los ayuntamientos afectados.

Se habla mucho de la insolidaridad de estos grupos, pero hay que reconocerles cierta parte de razón en la defensa de su calidad de vida y la de sus propiedades, muchas de las cuales se van a devaluar considerablemente sin recibir por ello recompensa económica de ningún tipo.

En cuanto a otras iniciativas como la separación en origen de los residuos, su implantación se está llevando a cabo en varios ayuntamientos con desigual éxito, siendo el principal obstáculo -a mi modo de ver- la falta de información al ciudadano, el cual un buen día se tropieza con unos contenedores que no sabe muy bien para que sirven, y que cuando finalmente se entera le hacen seguir indiferente al no proporcionarle beneficio alguno (de nuevo la necesidad de la conciencia ambiental).

También se está intentando poner cota a la urbanización indiscriminada del litoral, especialmente del situado en centros turísticos (San Xenxo, O Grove, A Toxa etc.).

La política de transporte en la Comunidad es una extrapolación de la existente a nivel estatal con algunos matices. En primer lugar se ha dado preferencia al transporte privado por carretera en detrimento de otros medios como el ferrocarril al que paulatinamente van desmantelando por ser sus líneas poco rentables.

Por contra la infraestructura viaria se está ampliando considerablemente (Plan Gallego de Autovías), pero ésta se desarrolla sin atender a valores ecológicos, agrediendo al paisaje y a la fauna y flora, y lo que es peor, utilizándola como arma política que pretende justificar el dinamismo y la preocupación del estamento político para con su región. Así, ya no las redes primarias, sino las secundarias e incluso las terciarias cruzan parajes de un alto valor paisajístico.

Página Indice geocities.com