REDOBLEMOS EL ESFUERZO PARA SUPERAR

LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SALVADOR

25 de Junio de 2001

La educación superior no ha superado el estado de crisis de las cuatro últimas décadas: la educación no se encuentra vinculada estrechamente al desarrollo económico y social del país, no se fundamenta en valores nacionales y latinoamericanos, la Universidad de El Salvador (nacional) y muchas de las universidades privadas no muestran un mejoramiento cualitativo significativo, el esfuerzo de calificación y evaluación realizado por el Ministerio de Educación no han dado todos los resultados esperados, la empresa privada y el Estado no le han dado la importancia debida a la inversión en educación y los programas de integración de la educación superior en Centroamérica han tenido grandes retrocesos.

Detrás de la vorágine de manifestaciones de la crisis que abate a la sociedad salvadoreña, la educación superior es un determinante esencial que no figura con suficiente fuerza en los análisis y reclamos. El descuido de la educación no puede obedecer en El Salvador a desconocimiento de su importancia en el actual momento histórico, organismos internacionales, intelectuales de todo el mundo, empresas y empresarios de todos los ámbitos, las instituciones nacionales del sector educativo (MINED, universidades, fundaciones, ONG.) y la sociedad salvadoreña en general, han enfocado formal y operativamente el problema. No obstante, El Salvador sigue siendo uno de los países de América Latina que menos expectativas de desarrollo ofrece y, además, sigue siendo uno de los países que menos invierte en educación. El Salvador no cuenta con una estrategia de desarrollo sustentable, es decir, basada en el desarrollo de la persona humana y es por ello, cada vez más, un país expulsor de población. Es indudable que la crisis afecta a los diferentes niveles educativos, pero sin desconocer la importancia del abordaje integral, en el momento histórico actual, es la atención a la educación superior la que cobra la mayor urgencia.

La educación superior tiene, en el momento histórico actual, una responsabilidad fundamental, la de contribuir a hacer efectiva la tarea de sustentar el desarrollo económico y social en el conocimiento, tal como lo exige la estrecha vinculación entre la investigación científica y tecnológica y la producción de bienes y servicios en la actual dinámica de la modernización y la globalización. Esto exige una articulación intensa y creciente entre las tres funciones académicas: docencia, investigación y proyección social, pero muy especialmente entre la investigación y la proyección social. Aparte de la importancia de la investigación, la proyección social tiene un rol estratégico que consiste en darle pertinencia a la educación, como atributo esencial de la calidad académica. En los planteamientos globalizantes se corre el riesgo de dejarse arrastrar por los slogans propagandísticos que responden a los intereses del mercado mundial, lo cual conduce a la aculturación, a la pérdida de los valores nacionales, en suma, a la disolución de la identidad nacional que equivale a la pérdida del referente básico para el desarrollo nacional.

La educación superior tiene la responsabilidad de generar avances científicos e innovaciones tecnológicas, al mismo tiempo o en su defecto debe asimilar críticamente y creativamente la transferencia de esos avances que se están produciendo en los países y regiones desarrolladas. Partiendo del hecho real que nuestras universidades tienen actualmente una escasa capacidad de producir avances en las ciencias e innovaciones tecnológicas, pero reconociendo, al mismo tiempo, que el país necesita aplicar urgentemente los avances e innovaciones que se producen en otras latitudes, a la universidad cabe la responsabilidad de acceder a esas innovaciones y seleccionarlas, transformarlas, reorganizarlas y adaptarlas a las condiciones del aprendizaje y a las necesidades del contexto nacional, regional y local. Es bastante obvio que nuestras universidades no están cumpliendo esta tarea, por el contrario, parecen empeñadas en conservar los conocimientos y los métodos que fueron buenos para otra época. Para verificar esta realidad basta con citar que la Universidad de El Salvador (UES), tiene una asignación presupuestaria de cien colones (˘100.oo), para sus actividades de investigación

El desarrollo cuantitativo de las universidades privadas, no siempre se ha traducido en un desarrollo cualitativo que responda a los signos de los tiempos y al costo de oportunidad de los estudiantes. La intervención militar de la UES de 1972, propició la creación de universidades privadas a imagen y semejanza de aquella, las carreras, los planes de estudio, los profesores y las metodologías se trasladaron a lo que se podrían llamar unas malas réplicas de la UES; algunas han evolucionado y han adquirido una identidad propia, otras se mantienen como "enseñaderos" y otras, sencillamente han desaparecido. En general, la orientación mercantilista, las pobres expectativas de los estudiantes que los inducen a la "titulomanía"; la ausencia de orientación-presión externa (MINED) y el sometimiento de la demanda estudiantil a la oferta académica, han determinado el estado actual de las universidades privadas y, en cierta medida también de la UES.

La Universidad de El Salvador sigue padeciendo el trato que se le aplicó durante el conflicto armado nacional. Igual que en otros aspectos de la vida nacional, los acuerdos de paz, la democratización y el estado de derecho, no parecen llegar a la Universidad del Estado Salvadoreño, ya que este mismo Estado le sigue negando reconocimiento; por una parte, le sigue negando el presupuesto en los términos establecidos por el precepto constitucional; por otra parte, es muy frecuente que prefiera a los profesionales formados en instituciones extranjeras bajo el pretexto de que la Universidad de El Salvador (UES) no produce la calidad deseada; de ser esto cierto, sería el mismo Estado el responsable al no proporcionar las condiciones apropiadas. Al interior de la Universidad de El Salvador no surgen fuerzas endógenas que traten de superar las orientaciones y las conductas inmovilizadoras, las organizaciones de docentes, estudiantes y administrativos que valientemente defendieron a la UES de los planes de aniquilamiento, ahora debieran seguir siendo la conciencia crítica y creativa de la sociedad salvadoreña.

Los subsistemas de calificación y evaluación del Ministerio de Educación no han propiciado todos los resultados esperados. El Ministerio de Educación ha dado un gran paso al crear y aplicar los procesos de calificación y evaluación de las instituciones de educación superior, pero falta mucho por hacer para que la educación superior se constituya en protagonista del desarrollo integral, sostenido y sostenible de la sociedad salvadoreña. La experiencia de evaluación de instituciones, con lo valiosa que ha sido, ha demostrado que el cumplimiento de ciertos criterios y estándares institucionales no han garantizado el mejoramiento en la calidad académica. La evaluación institucional ha tenido poca incidencia en los aspectos siguientes: i) la concepción, diseño, y aplicación de los programas; ii) las metodologías y los recursos didácticos efectivamente aplicadas por los docentes; iii) así como la transparencia en las evaluaciones del aprovechamiento de los estudiantes.

La empresa privada y el Estado han ignorado la importancia de la inversión en educación. En El Salvador, el presupuesto para educación se sigue considerando como un gasto y no como una inversión, no obstante los obligados incrementos en los últimos años, estamos en una de los países que menos invierten en educación. Por su parte, la empresa privada no ha sabido buscar el acercamiento a las universidades para aprovechar sus potencialidades y contribuir al desarrollo de las mismas.

Los programas de integración de la educación superior han sido poco efectivos, debido al estancamiento del proceso de integración económica centroamericana y los procesos de corrupción que se dieron en la Confederación de Universidades Centroamericanas (conocida como CSUCA). A pesar de los Planes de Integración Regional de la Educación Superior (PIRES) formulados por el CSUCA, no ha sido posible la implementación de las estrategias y políticas concebidas en dichos planes para el desarrollo integrado y autónomo de la región centroamericana.

COLPROCE hace las siguientes propuestas:

Que cada universidad identifique los determinantes de la calidad académica, mediante la evaluación y acreditación de programas, como una expresión de su carácter autónomo.

Las universidades deben institucionalizar los llamados estudios de graduados, que consisten en dar seguimiento sistemático a las diferentes promociones de profesionales y técnicos, de tal manera de ir ajustando los planes de estudio y los programas a las necesidades de la economía y la sociedad.

La Universidad de El Salvador debe hacer un esfuerzo significativo de mejoramiento de la administración de los recursos y la calidad de los servicios educativos, la investigación y la proyección social. El Estado debe aumentar el presupuesto de la Universidad de El Salvador, especialmente en lo relativo a la investigación científica y tecnológica, mejoramiento de bibliotecas, laboratorios y talleres artísticos.

Los colegios y asociaciones de profesionales debemos continuar los esfuerzos de fortalecimiento académico, para estar en la capacidad de acreditar a los profesionales extranjeros que pretendan trabajar en el país.