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Fermín Ciaurriz

Entrevista con el Presidente de EA-Nafarroa

P: Resuma, a grandes rasgos, el momento actual de la política en Nafarroa y en el resto de Euskal Herria.

Koldo Amezketa: Creo que estamos en un tiempo de importantes y positivos cambios. La ausencia de violencia va a propiciar la normalización social y política, dejando de condicionarlas como hasta ahora. Está posibilitando el diálogo y la colaboración entre nacionalistas y el resultado serán avances importantes en la construcción del País. En Navarra están cambiando las actitudes tradicionales de algunos partidos y creo sinceramente que va a ser posible, en breve, configurar un gobierno alternativo a la derecha, desde posiciones progresistas y respetuosas con la pluralidad. El cambio, en pocos años, puede ser espectacular.

P: ¿Cree usted que algunos han contribuido, durante años, a alejar a Nafarroa del resto de Euskal Herria? ¿Observa ahora que corrigen el rumbo hacia la dirección que siempre ha marcado EA?

K.A.: Sí ha habido dejación. En algunos casos de forma expresa. Hace 14 años el PNV apostó por los intereses del Estado Español haciendo, de forma expresa, dejación de Navarra como parte de esa integridad territorial. Las actitudes de otros grupos, el maximalismo de HB y su postura ante las actividades de ETA y, desde luego, la violencia y los asesinatos, han empujado a muchos navarros a modificar sus posturas y alejarse de las propuestas del nacionalismo vasco, llegando a rechazar la propia identidad vasca de Navarra. Todo ello ha alejado a Navarra de los otros territorios hermanos. Afortunadamente, ha habido un cambio en sus posiciones, en aspectos tan trascendentes para nosotros como éste de la integridad territorial, o la política de pacificación.

P: Usted ha participado directamente en la consecución del Acuerdo de Lizarra. ¿Qué diagnóstico hace del proceso de Paz, en lo que respecta no sólo a su pasado y presente, sino a su futuro?

K.A.: Creo que hay que destacar, en primer lugar, que el proceso, sus primeros pasos, han sido capaces de ilusionar a este Pueblo como ninguna otra cosa en los últimos decenios. Es absolutamente necesario consolidar la actual situación, transformarla en definitiva, para no frustrar esa ilusión y aprovechar las energías que es capaz de generar. No tengo duda de que hay sectores del poder que han vivido muy cómodamente en la situación anterior, de la que han obtenido beneficios materiales y políticos, y que están haciendo y van a hacer todo lo que puedan porque este proceso no se consolide.

Debemos actuar en consecuencia exigiendo al gobierno y al partido que lo sustenta valentía y decisión para resolver un problema político de primer orden, que tanto el País Vasco como el resto del Estado desea y exige que se resuelva aprovechando la oportunidad que ha propiciado la tregua de ETA. Las múltiples encuestas que estamos conociendo expresan nítidamente esa voluntad mayoritaria. La solución al problema de los presos vascos puede ser el punto de inflexión para resolver favorablemente la situación actual.

P: ¿Considera que, ahora que callan las armas, quedan a la vista otros quebrantos de la voluntad popular y de los derechos humanos particulares y colectivos?

K.A.: La violencia, además de intrínsecamente perversa y rechazable por la vulneración de los derechos humanos que supone, ha planeado sobre la actividad política como un paraguas maligno que todo lo cubría. Ha influido negativamente en el nacionalismo y en la defensa de nuestros derechos como pueblo, haciendo muy difícil defenderlos en momentos en que se producía con especial saña y crueldad. Su desaparición va a mermar el mensaje de muchos de nuestros adversarios políticos que han usado permanentemente como arma arrojadiza y descalificatoria del nacionalismo democrático evitando las argumentaciones políticas. Probablemente porque no las tienen

A medida que la ausencia de violencia se consolide, desaparecido este argumento, adquiere mayor firmeza la reivindicación de nuestros derechos y libertades y obligará a quienes nos los niegan a aceptar las reglas del juego democrático que, personalmente, no tengo duda de que existe. Pero ya no tendrán argumentos para disfrazarlo, como se está viendo en el impresionante despliegue de propaganda y demagogia antinacionalista que hemos empezado a sufrir y que haría de Goebbels un simple y titubeante becario.

P: ¿Cómo ve EA, doce años después de su surgimiento, alguien que como Ud. participó en él?

K.A.: Primero como una opción política nacionalista absolutamente necesaria en el actual mapa político de Euskal Herria. Un proyecto diferenciado y propio que, al cabo de estos doce años, se ha consolidado con un contenido netamente nacionalista y socialdemócrata muy lejano de las posiciones tibias y conservadoras de unos y de las revoluciones imposibles, desconectadas de la actual sociedad de los otros. Contento de observar que, al cabo de los años, las circunstancias estén llevando a unos y otros a modificar posiciones y acercarse a los contenidos radicalmente nacionalistas que deben defenderse únicamente por medios democráticos que están escritos en nuestra partida de nacimiento como partido político.