Tomado de Caretas: Nos escriben
Nos Contestan
REOS Y REJAS
Lima, 17 de febrero del 2000
Desde hace unos años,
A.C.C. está preso en el Penal Castro Castro. Cuando lo capturaron,
lo golpearon; poco a poco perdió el equilibrio y tres años
después quedó paralizado. Tiene unos 30 años, está
casado y es padre de dos hijos.
Viendo su voluntad de superación,
la Cruz Roja Internacional decidió ayudarlo para una terapia de
rehabilitación y pudiera recuperar cierta autonomía física.
Quince días atrás fue internado en el Hospital Santo Toribio,
vigilado por dos policías, lo que es normal. El tratamiento estaba
previsto por dos meses y A.C.C. entró con autorización del
director de la cárcel. Pero de manera inesperada, por orden de un
comandante, salió del hospital 15 días después, el
10 de febrero, faltando mes y medio para terminar su tratamiento.
El médico de turno
fue tan presionado que firmó su alta. ¿Por qué? ¿Consecuencia
de Yanamayo? ¿Capricho? ¿Sospecha de fuga? (Igual ocurrió
con otro preso M., totalmente paralizado también, en tratamiento
en el centro Vigil del Callao; pero en ese caso, la médica jefa
no cedió y el preso
culminó su tratamiento,
con sus grilletes, por supuesto).
El 10 de este mes he ido
al Hospital Santo Toribio. Tanto el personal como los enfermos están
indignados. Fui a Castro Castro, el preso lloraba. Todo esto es signo de
inhumanidad. A nivel internacional da una muy mala imagen del Perú,
malogra física y moralmente a los presos y además no favorece
para nada la paz del país, al contrario. Soy cristiano, sacerdote,
y veo una bofetada más a Cristo en su agonía. Exclamo mi
protesta.
Juan Dumont Chauffour
CE NN 44054
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