TRONOS Y POTESTADES. SIMETRIA vs. Mc GÖLEM(*)

 

Max Contasti

 

Dentro de la actual complejidad mediática y comunicacional, un discurso honesto y transparente, que implique conceptos absolutos como equidad y justicia, debería tomar muy en cuenta la existencia de tres franjas de argumentación a ser utilizadas como niveles comparativos. El intercambiar o traspasar estas franjas dentro de una misma línea de razonamiento, sin ningún tipo de advertencia previa, generará un discurso sesgado y/o confuso, o al menos intrincado y obscuro. Estaría fuera de lugar por lo complejo de los conceptos, intentar una definición aristotélica de equidad y justicia, por ello usaremos el concepto más operacional de simetría.

A riesgo de estar incursionando en una nueva teoría de la retórica, propongo construir una definición operacional de estas tres franjas, mediante el uso de los siguientes términos: a) Prototipos (Homo Sapiens); b) Normotipos (Ciudadanos y Estado de Derecho); c) Arquetipos (Angeles y Querubines). En "Piedra, Papel y Tornillos" (Diario El Globo, 18/07/98/web), habíamos esbozado de manera teórica y general, lo que ahora con un esfuerzo de reflexión y análisis intentaremos aplicar.

Para una aproximación inicial al problema, presentamos como metáfora la conseja popular que dice: "Para mis amigos, todo. Para mis enemigos, nada. Al resto, aplíquese la ley"; traducida al contexto que vamos a describir y analizar, diríamos: Para criticar a mis opuestos, utilizo como nivel de comparación la franja de los Arquetipos, es conocido que allí moran también Tronos y Potestades. Para defender a mis afines, utilizo en cambio como nivel de comparación, la franja de los Prototipos, recordando que todos somos seres humanos, y que por ello —especialmente durante nuestra juventud—, podemos equivocarnos, pero que posteriormente tenemos el derecho a reflexionar, meditar, madurar, enmendar nuestros errores y al final, convertirnos en buenos y honestos ciudadanos.

He leído en la prensa nacional, varios trabajos que hacen referencia al artículo publicado por el novelista peruano Mario Vargas Llosa. Dice el escritor "Que la democracia en Venezuela funcionaba mal, nadie se atrevería a negarlo. La mejor prueba de ello es que un teniente coronel felón, traidor a la Constitución y a su uniforme esté en la Presidencia del país". Existen palabras que además de ser estéticamente feas, son semánticamente malsanas y comunicacionalmente malignas. Ningún poeta, clásico o romántico, las habrá usado nunca. Por una parte, éllas denotan varios significados relacionados entre sí, pero al mismo tiempo, por otra parte —en un contexto determinado— connotan diferencialmente, marcando un sentido particular.

El sustantivo felonía, presenta según el diccionario tres acepciones: (A) "Deslealtad", (B) "Traición", (C) "Acción Fea". Si teniendo este marco de referencia, se le solicitase a los venezolanos un juicio, acerca del comandante Chávez Frías y su actuación en febrero de 1992, considero que pueden conformarse cuatro grupos de sujetos opinantes. Un primer grupo, que ignorando los significados más analíticos y denotativos de (A) "Deslealtad", (B) "Traición" y que sólo tiene una noción vaga y connotativa del tercer significado (C) "Acción Fea"; negarán con vehemencia lo que deberá ser considerado como una ofensa. Se exceptuarán algunos elementos aislados, que en este grupo constituyen una minoría. Un segundo grupo, opositor y radical, razonando denotativamente a nivel de los Arquetipos, pero con una marcada intención connotativa, afirmará categóricamente Sí. Un tercer grupo, culto y neutral, razonando denotativamente a nivel de los Normotipos y sin ninguna intención connotativa, señalará técnicamente Sí. Existirá un cuarto grupo, sobrio y moderado, que razonando denotativamente a nivel de los Prototipos, lo negará. Definitivamente No.

Reflexionemos simétricamente sobre una misma franja argumental por vez. Nos preguntaremos si en el siglo XX actual, algún escritor venezolano ha tildado a Simón Bolívar y a Manuel Carlos Piar de felones; el primero por haber entregado en 1812 a su protector y amigo —Generalísimo Francisco de Miranda— al comandante español Monteverde, y el segundo, por haberse amotinado —en plena guerra libertadora—, contra la autoridad del jefe supremo. Comparando sólo los argumentos y no los personajes, ¿sobre qué franja argumental nos moveremos?

El 18 de octubre de 1945, escasos meses antes de finalizar el período constitucional, se produce un levantamiento cívico militar. Aún existiendo una gran distancia entre las actuaciones y conductas de los presidentes Medina (1945) y Pérez (1992), me pregunto, si alguna vez en sus momentos más oscuros del exilio, escritores como Arturo Uslar Pietri o Mario Briceño Iragorry, se habrían referido como felones a líderes protagónicos de ese movimiento insurreccional, tales como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto, Delgado Chalbaud, Mario Vargas, Edmundo Fernández, Gonzalo Barrios, Valmore Rodríguez, Luis Lander, López Gallegos. Posteriormente, qué decir de Gabaldón y Saher, muertos prematuramente en la lucha guerrillera de los años sesenta; de Eloy Torres, Pompeyo Márquez, Héctor Mujica y los jefes militares de los movimientos armados de Carúpano y Puerto Cabello.

Frente a una situación considerada inaceptable, equivocados o no, Bolívar, Piar, Betancourt, Leoni, Prieto, Delgado, Vargas, Fernández, Barrios, Rodríguez, Lander, López, Gabaldón, Saher, Torres, Márquez y Mujica, actuaron siguiendo el imperio superior de sus conciencias o convicciones. Lo mismo hicieron, esta vez frente a una situación reiterada desde 1974, Chávez Frías, Arias Cárdenas, Gruber Odreman y Francisco Visconti, como jefes de los movimientos militares de Febrero y Noviembre de 1992. Confrontando los niveles de corrupción de las distintas administraciones, sería asimétrico y falto de objetividad —tomando como referencia al concepto de Constitución—, condenar a los jefes militares bajo el Arquetipo de "respeto al juramento" y exonerar a presidentes bajo el Prototipo de "todos han hecho lo mismo". Si se trataba de la constitución, para 1992, Pérez y muchos otros, Presidentes y funcionarios, desde bastante tiempo atrás ya la habían violado impunemente, aunque los venezolanos en ese momento lo ignorásemos o no tuviésemos suficientes evidencias jurídicas. Dadas esas circunstancias, los movimientos armados de 1992, por una parte, en sí mismos se hicieron viables, y por la otra, por lo menos explicables. Históricamente, de no haberse producido estos acontecimientos, no se hubiesen hecho realidad, ni el juicio ni la posterior destitución de Pérez en 1993.

Independientemente del veredicto que dará la historia, ya antes de diciembre de 1998, un grupo mayoritario del 33.50% de venezolanos con derecho a voto, habíamos decidido, sin ningún género de dudas, que era necesario impedir, en esa particular oportunidad mediante los votos, que caudillos y cúpulas de una democracia clientelar y corrupta, se perpetuasen en el poder, vía la herencia dinástica de los jóvenes turkos (**). En noviembre y diciembre de ese año de 1998, las manipulaciones legislativas en el Sistema Electoral, el hostigamiento y la defenestración de Irene y Alfaro respectivamente, y el apoyo, al mismo tiempo agónico y frenético, a Salas Römer, constituyen las más claras evidencias de la fibra política y ciudadana que poseían. Con los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente, aunque sesgados por un sistema electoral injusto que ya venía siendo utilizado en el pasado, se ha consolidado la meta principal.

Empleo e Ingreso son las dos variables fenoménicas, que mejor caracterizan la situación social de un país. Los países industriales avanzados, mientras mantengan un alto nivel de ingreso, no les importará mucho su nivel de empleo. Las tecnologías modernas, cuanto más sofisticadas sean, mayor ingreso producen y menos empleo generan. Los países pobres y atrasados del tercer y cuarto mundo, en este concierto internacional de la globalización y de la apertura indiscriminada de los mercados, por mucho tiempo seguirán siendo pobres, atrasados, con altos niveles de desempleo y mucha ocupación informal. Venezuela será ligeramente moderada por disponer de ingresos petroleros extras.

El incremento de los niveles de ingreso, tanto a nivel macroeconómico global (Promedio Per Cápita) y más aún, a nivel socio individual (Percentil Medio), por largo tiempo estarán limitados y restringidos por el deterioro institucional generalizado y por la poca calidad epistémica desarrollada en la Educación Superior Universitaria. En este contexto, el actual Presidente Hugo Chávez, como jefe de gobierno, será culpable si no combate eficazmente la corrupción; como administrador, será responsable si no se aproxima a un equilibrio social en el empleo. La situación económica general, siendo altamente dependiente y vulnerable, seguirá su inercia estructural.

Se dice que los Tigres Asiáticos, si es que lo hicieron, saltaron. Venezuela, en un mediano plazo, dadas sus condiciones actuales, no se convertirá en un Tiburón Caribe. Por ello, razonablemente se debería fortalecer en el interior del país, la educación superior y técnica en salud y agricultura y desarrollar proyectos domésticos generadores de empleos, no sofisticados ni ambiciosos, y con tecnologías manejables, tal como pudiera ser el eje Orinoco-Apure. Nótese que de algunas universidades nacionales —públicas y privadas— egresan anualmente un cierto número de ingenieros y computistas, excelentemente bien preparados, tanto tecnológicamente como científicamente; dado que al mismo tiempo poseen una alta potencialidad aptitudinal; sucederá que si no logran colocarse en empresas transnacionales o proyectos nacionales atractivos y con altos niveles de remuneración, entonces, ecológicamente, tenderán a emigrar. Parecería un círculo vicioso.

En relación al problema básico de propiciar un desarrollo integral y orgánico, puedo afirmar que en referencia a las Ciencias Sociales, no existe en el país —ni en el exterior— talento científico e intelectual suficiente para enfrentar en un corto plazo, las secuelas que la globalización, el pensamiento único y la apertura indiscriminada de los mercados van a generar. Para que se comprenda mejor lo complejo y difícil que resulta y ha resultado en el pasado, dominar y analizar científicamente la problemática económica y financiera de un país, y de cómo profesionales especializados pueden equivocarse y fallar aún en situaciones absolutamente evidentes, bastará recordar, aunque sólo sea como una muestra, que en 1974/1975, el único funcionario gubernamental que cuestionó aquel endeudamiento absurdo e irresponsablemente contraído, del cual hoy somos víctimas todos los venezolanos, fue el economista Iván Pulido Mora. Fuera del gobierno, Pérez Alfonzo y otros profesionales, Profesores de Ingeniería de la Universidad Simón Bolívar y Expertos en Petróleo y Modelos Matemáticos del Cendes y de la Universidad Central de Venezuela, mediante seminarios y publicaciones, también lo denunciaron. Todo ello fue inútil, el Gölem siempre estuvo presente.


(*): Publicado en el diario El Globo, el 01 de septiembre de 1999

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