¿QUIEN PRESTA Y QUIEN IMITA?: ORFEBRERIA E ICONOGRAFIA EN 'GRAN COCLE', PANAMA
Luis Alberto Sánchez H.
Proyecto Arqueológico Cerro Juan Díaz, Los Santos, República
de Panamá
Richard Cooke
Instituto 'Smithsonian' de Investigaciones Tropicales, Ancón,
República de Panamá
Investigación financiada por el Instituto Smithsonian y National Geographic.
Artículo publicado en Internet con permiso del Boletín del Museo del Oro No. 42, Enero- Junio de 1997.
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Abstract
The oldest metalwork in the Gran Coclé culture area of central
Panama -- Bray's Initial Group -- has been found associated with
pottery painted in the Tonosí and Cubitá styles, whose
calibrated (Calib 3.0.3) radiocarbon ages span the period AD
300-700. These categories of metalwork and ceramics share eight
zoomorphic and geometric icons, which characterize later pottery
styles of the Gran Coclé Semiotic Tradition. Since metallurgy is
judged to be of greater antiquity in Colombia than Panama, its is
possible that the introduction of 'new' semiotic norms gave rise
to the use of figurative imagery on Gran Coclé painted pottery.
This hypothesis, however, will remain weak unless the sample of
well documented gold-pottery associations is increased across the
area where Initial Group artifacts are distributed. It is also
possible that the poorly studied La Mula style of pottery (150
B.C.-A.D. 300) -- with which metal artifacts have not been found
-- regularly used icons that appear on the later Tonosí style
(AD 300-550). Shell jewelry made mostly out of Spondylus and
Pinctada appears to be coeval with the Cubitá pottery style
(A.D. 550-700), with which it shares many animal icons. These
small personal ornaments are especially abundant at in
contemporary cemeteries at two sites, Cerro Juan Díaz and Playa
Venado, where painted funerary pottery belongs mostly to the
Cubitá style.
Introducción
Cooke y Sánchez H. (en este número del Boletín del Museo del
Oro) resumieron datos que señalan que la metalurgia apareció en
el área cultural de la Gran Coclé (Panamá central) durante el
apogeo del estilo cerámico Tonosí el cual de acuerdo a
fechamientos radiocarbónicos y una nueva evaluación de la
tipología regional, abarcó desde el 300 hasta el 550 d.C.
(fechas calibradas1). El conjunto de artefactos de metal
asociados en cementerios a vasijas Tonosí fue asignado por
Warwick Bray (Bray, 1992; Cooke y Bray, 1985) a su Grupo Inicial,
el cual según este autor, se originó en las regiones Sinú y
Urabá de la Colombia septentrional y se extendió hasta Costa
Rica. Otras piezas de este grupo se hallaron en 1992-1994 en
Cerro Juan Díaz conjuntamente con cerámica del estilo Cubitá,
el cual sucede a Tonosí y está fechado, según Cooke y Sánchez
H. (en este número del Boletín) del 550 al 700 d.C.
Dentro del Grupo Inicial se destacan tres modos iconográficos: 1/ el ave con las alas desplegadas, 2/ las espirales divergentes y 3/ los animalillos cuadrúpedos con cabeza levantada y cola enroscada. Estos temas también aparecen pintados en vasijas Tonosí y Cubitá (Ichon, 1980; Sánchez H., 1995). Si la tecnología e iconografía del Grupo Inicial se desprendieron de tradiciones orfebres más antiguas en Colombia, sería lógico inferir que fue la metalurgia la que prestó información semiótica novedosa a la cerámica pintada, medio éste que por haberse desarrollado en la Gran Coclé desde mediados del primer milenio a.C. (Cooke, 1995) antecedió por más de medio siglo la introducción de la orfebrería en esta área cultural.
Desde luego, para sustentar esta hipótesis se requiere información cuidadosamente contextualizada sobre la coetaneidad de piezas de metal y cerámica en sitios ubicados a lo largo y ancho de la 'provincia metalúrgica' (Bray, 1990) en que supuestamente se confeccionaban y se usaban las piezas del Grupo Inicial. Esta situación está aún lejos de realizarse, por lo que el objetivo de este trabajo no es especular a favor o en contra de la primacía cognoscitiva de una región cultural o de un medio tecnológico en particular, sino reseñar el acervo iconográfico que era compartido por artefactos hechos de metal, cerámica, piedra, concha y hueso en la Gran Coclé cuya tradición semiótica demuestra la constancia de ciertos estándares formales indicativos de una gradual evolución.
Este aspecto no ha sido tratado por estudios anteriores, los
cuales se han centrado más bien en iconos específicos, como el
ave con alas desplegadas (Cooke, 1987), o en identificaciones
taxonómicas (Cooke y Bray, 1985). Otros han abordado la
relación de los sistemas simbólicos con las estructuras
cacicales desarrolladas con posterioridad al 700 d.C. (Helms,
1979; Linares, 1977) o han propuesto interpretaciones sobre el
significado de los diseños (Labbé, 1995).
Cerámica y simbolismo en la Gran Coclé
Una rica, distintiva, longeva y gradualmente cambiante tradición de cerámica pintada caracteriza a la Gran Coclé. Varios iconos geométricos tales como el triángulo con hipotenusa cóncava, que se comienzan a pintar en los primeros estilos -- La Mula (150 a.C. a 300 d.C.) y Aristides (300 a.C a 550 d.C.) -- sobreviven hasta el contacto europeo en el estilo El Hatillo (figura 1c,d). Ciertos estándares morfológicos, combinación de colores y arreglo general de los diseños en las superficies de las vasijas también perduran hasta el siglo XVI. La siguiente síntesis resume datos recopilados en dos recientes tesis de licenciatura, y la hacemos a fin de familiarizar a los lectores con la nomenclatura y secuencia estilística (Isaza A., 1993; Sánchez H., 1995).
Aunque la pintura roja se emplea en el estilo cerámico más antiguo del istmo -- Monagrillo (2800-1200 a.C.) -- no es hasta mediados del primer milenio a.C. cuando se tiene evidencia de diseños geométricos pintados en negro. Esta modalidad aparece en un conchero en La Mula-Sarigua (Cooke y Sánchez H., en este número del Boletín, figura 1a) en el que dos muestras de conchas marinas arrojaron un rango al 1ó de 760-260 a.C. (Cooke, 1995). El estilo La Mula (figura 1a,b) reúne los rasgos estilísticos más ancestrales de aquella tradición tales como la preferencia de los colores negro y rojo para pintar, la recurrencia a patrones geométricos simples para formar los diseños (bandas radiales o circunferencias, puntos, triángulos, cheurones etcétera), además del gusto por delinear con pintura negra figuras previamente rellenas de otro color. Aristides -- parcialmente coevo con La Mula pero tecnológicamente independiente -- refuerza el carácter geométrico agregando nuevos elementos tales como reticulados, festones y 'hojas en negativo'.
La escasez de vasijas enteras La Mula opaca nuestra
apreciación sobre el simbolismo adscrito con este estilo. Por
ahora, las pocas piezas que se conocen incluyen diseños
figurativos en los que se destaca un motivo serpentiforme que
atraviesa circunferencialmente el cuerpo de una olla (figura
1a,b; Labbé, 1995: figura 10), un ave de patas largas (Isaza A.,
1993: figura 17a) y una figura de cuerpo cuadrangular con cabeza
de perfil y cresta, talvez un prototipo de un ave con las alas
desplegadas (figura 1a). Los recientes rangos cronológicos
atribuidos a los estilos La Mula y Tonosí (Cooke y Sánchez H.,
en este número del Boletín) confirman la posterioridad de este
último, el cual en efecto, constituye la continuación de la
tradición tricroma iniciada por aquel. De un notable acabado y
la combinaci?n de pintura negra y roja sobre un grueso engobe
blanco, persiste el estilo delineativo y esencialmente
geométrico de La Mula. Sin embargo, Tonosí (300-550 d.C.)
incorpora una mayor diversidad iconográfica. Se enfatizan cinco
temas: 1/ ave con cola triangular, alas desplegadas y cabeza de
perfil (figura 3a,b), 2/ animal cuadrúpedo con cabeza levantada
y cola enroscada (figura 4a,c,d,f), 3/ figura con rasgos humanos
con los brazos levantados en escuadra y las piernas dobladas
(figura 5a,c-h), 4/ figura serpentiforme similar a la de La Mula
y 5/ escenas de seres humanos en actividades colectivas (Ichon,
1980: figura 41, láminas 28, 29c, 65).
Además de la creciente heterogeneidad de los temas iconográficos, el estilo Tonosí presenta otros parámetros que parecieran reflejar diversos cambios socioculturales que experimentaron las comunidades agrícolas de la Gran Coclé hacia el cuarto siglo d.C. En primer lugar, la homogeneidad tecnológica en cuanto a uso de materias primas y acabado sugiere cambios en la organización social, tales como un incremento de la especializacion artesanal. En segundo lugar, la aparición por primera vez de la figura humana y de iconos zoomorfos estandarizados apunta hacia una relación entre figuras y actividades específicas, por ejemplo, bailes, 'juntas de trabajo' o actos chamanísticos en los que participan seres humanos y animales. Finalmente, los contextos funerarios en los cuales se ha encontrado cerámica Tonosí indican la importancia del ritualismo asociado a las prácticas funerarias y reflejan una mayor importancia en el uso y posesión de objetos lujosos tales como ágata, serpentina, conchas preciosas y por primera vez oro (Briggs, 1989; Ichon, 1980).
El siguiente estilo, Cubitá (550-700 d.C.), marca el desenlace de las tradiciones tricroma y bicroma, incorporando diversas innovaciones tecnológicas e iconográficas. Se generaliza una nueva forma de tricromía que consiste en delinear con una espesa arcilla blanca los dibujos en negro previamente pintados sobre superficie roja. Se diversifican las formas de la vasijas y por primera vez se confeccionan ollas antropomorfas modeladas y pintadas. Se mantienen los iconos predominantes en el estilo Tonosí, los cuales no obstante, se vuelven complejos o se mezclan formando hibridaciones. Destaca el diseño de espirales divergentes, que aunque se dibujó en variadas formas (figura 2 a-f), siempre se representa proyectado desde una base triangular.
En el estilo Cubitá se enfatizan cuatro iconos zoomorfos que van a predominar en los sistemas simbólicos de la Gran Coclé hasta tiempos del contacto español: 1/ el batracio, representado con las ancas arqueadas, cabeza romboidal y por lo general atravesado por una división longitudinal (figura 2h-j), 2/ saurios extendidos con patas plegadas (figura 6a), 3/ diversas representaciones de aves, especialmente de perfil y picos largos (Sánchez H., 1995) y 4/ tortugas esquematizadas con cuerpo circular, garras, cola y cabeza provista de espirales opuestas (figura 7a; Cooke y Sánchez H., en este número del Boletín, figura 7c)2.
A partir del estilo Conte (700-850 d.C.) la policromía de la cerámica se hace más llamativa delineando en negro, diseños pintados en rojo y en un nuevo color, el morado. Perduran en esencia, los temas introducidos en el estilo Tonosí y Cubitá, pero con más diversas hibridaciones. Por ejemplo, figuras serpentiformes con cabeza de saurio, aves con cabezas de venado, combinaciones hombre-tortuga, hombre-saurio, ave-saurio y un sinnúmero de figuras compuestas. Aparte de éstos, la 'YC' -- un patrón geométrico derivado de la espiral (Lothrop, 1942:17-28) -- predomina en los diseños de las vasijas Conte y perdura hasta el siguiente estilo Macaracas (850-1000 d.C.). Aunque nuevos diseños zoomorfos se agregan a la iconografía cerámica durante este último estilo, tales como los crustáceos, las rayas y los tiburones, el motivo del saurio o cocodrilo, con sus prominentes dientes, hocico enroscado y sus grandes garras, es el tema central del simbolismo (figura 8a-d). También la tortuga es representada con frecuencia (figura 7 c,d).
Según Linares (1977), la agresividad de las miradas y gestos de estos y otros iconos zoomorfos en la cerámica Conte y Macaracas epitoma la ostentación de la fuerza física y el coraje en sociedades cacicales que competían entre sí por el control de las mejores tierras y por la adquisición de mujeres y bienes suntuarios.
La importancia del saurio en la iconografía del posterior
estilo Parita (1000-1300 d.C.) parece menor si se compara con la
figura híbrida raya-tiburón martillo y las típicas
representaciones efigies del cacicón (Sarcoramphus papo) (Ladd,
1964). En El Hatillo (1300-1500 d.C.), talvez coevo con el
contacto europeo, la tradición decorativa se transforma,
imponiéndose el trazado rectilíneo y la simplificación de los
diseños y el desuso del color morado (Cooke, 1972, 1976). Dentro
de los estilizados motivos, figura el del saurio, un equivalente
simplificado del saurio con hocico enroscado del estilo Macaracas
(figura 8e).
Introducción y desarrollo de la metalurgia en Panamá
Desde su aparición en los Andes peruanos hacia 2000 a.C. aproximadamente (Grossman, 1972:75, citado en Bray, 1978) el metal ha figurado como artículo de canje en el continente americano. Paulatinamente se transmitieron las técnicas metalúrgicas hacia Colombia y América Central. Aunque se desconocen sus etapas iniciales de desarrollo -- a falta de contextualización arqueológica -- se estima que para finales del primer milenio antes de Cristo la metalurgia ya se conocía en el sur de Colombia y poco más tarde, comenzarían a desarrollarse las tradiciones orfebres del centro, norte y occidente de este país. Su utilización en Panamá se dio durante el apogeo del estilo Tonosí (300-550 d.C.) (Cooke y Sánchez H., en este número).
Bray llamó a este primer conjunto metalúrgico Grupo Inicial, el cual está conformado por al menos cuatro categorías de piezas martilladas y vaciadas en molde: 1/ ornamentos con espirales divergentes, 2/ pectorales con aves simples o bicéfalas con las alas desplegadas, 3/ colgantes de figurillas zoomorfas cuadrúpedas únicas o en series las cuales presentan la cabeza levantada y la cola enroscada y 4/ figura simplificada de rana. Si bien escasean datos arqueológicos contextualizados que permiten definir relaciones cronológicas, estos elementos parecen tener sus antecedentes iconográficos en las principales tradiciones orfebres del norte, centro y occidente de Colombia (Bray, 1978). Las espirales dobles, que según datos obtenidos por huaqueros parecen ser especialmente abundantes en Urabá (Uribe 1988), se hallan en la región Tairona con modificaciones, por ejemplo, placas en vez de alambres para formar las espirales y superficies doradas por oxidación (Bray, 1978: 174-175). Igualmente, las figurillas zoomorfas y aves con alas desplegadas evidencian una distribución amplia dentro de las tradiciones más tempranas. Algunas de la piezas procedentes de San Pedro de Urabá refuerzan integralmente la definición formal del Grupo Inicial con un repertorio mas diverso: mayor variación en los ornamentos de espiral, aves con alas desplegadas en representaciones más estilizadas, animalillos cuadrúpedos y batracios (Uribe, 1988). Según Bray (1978) el Golfo de Urabá pudo haber fungido como epicentro para la transmisión del conocimiento metalúrgico desde Colombia hasta Panamá por medio de la vieja ruta que conecta el río Tuira con el Atrato.
En Panamá, los contextos del Grupo Inicial se intercalan cronológicamente con los estilos cerámicos Tonosí y Cubitá, por cuanto su rango es estimado entre 300 y 700 d.C. Las piezas reportadas en cuatro sitios de la Gran Coclé -- Las Huacas, El Cafetal, La India y Cerro Juan Díaz -- incluyen, además de las láminas con espirales divergentes, aves con las alas desplegadas, aves y animalillos unidos, una nariguera torcida, un arácnido y una rana estilizada (Bray, 1992:figura 3.2; Cooke y Bray, 1985:figuras 13,14). Algunas presentan ciertas particularidades, las cuales tal vez apunten hacia la manufactura local: por ejemplo., la placa que sostiene las espirales describe un ligero saliente entre ambas, lo cual se da tanto en los ornamentos del sitio Cerro Juan Díaz como en el de El Cafetal (compárese la figura 2g con Cooke y Sánchez H., este número fig. 4b,c y d). El pectoral del ave bicéfala del sitio La India es único por sus alas desplegadas horizontalmente (Cooke y Bray, 1985:figura 14).
Bray (1992:cuadro 3.2) atribuye al lapso 400-700 d.C. (sin calibrar) varias piezas encontradas en el sitio Playa Venado cuyos contextos arqueológicos se desconocen o no se han descrito a cabalidad. Estos artefactos -- clasificados como del Grupo 'Openwork' -- incluyen especialmente colgantes decorados con ornamentaciones de espirales elaboradas en filigrana falsa en molde (Bray, 1992:figura 3.7, arriba; Cooke y Bray, 1985:figura 10; Emmerich, 1977:figura 108; Helms, 1979:figura 12b; Lothrop, 1954; Robert Woods Bliss Collection, 1957; Wardwell, 1969:figura 4). Los iconos que más destacan son los batracios, las tortugas, los hipocampos, además de una figurilla humana modelada a la usanza del estilo Sinú del norte de Colombia. Los rasgos estilísticos de este conjunto de piezas las asocian claramente a los iconos predominantes en las cerámicas Cubitá y Conte lo que aboga por su coetaneidad. Aunque Bray lo asigna al Grupo Conte, el cocodrilo bicéfalo que él ilustra (1992:figura 3.8) y cuyo núcleo de carbón arrojó una edad de 410 ± 90 d.C. (calibrada = 420 [540] 640 d.C.) tiene las características volutas del Grupo 'Openwork' en la espalda, además de espirales dobles que adornan los ojos del animal.
Si bien Bray (1992:41) considera que Playa Venado contiene
depósitos posteriores al 1000 d.C. una revisión reciente hecha
por Luis Alberto Sánchez del contenido de varias tumbas
almacenadas en el Museo 'Peabody' de la Universidad de Harvard --
excavadas por S. Lothrop y arqueólogos aficionados en los '50 --
arrojó los siguientes resultados preliminares sobre la edad del
cementerio: de 63 rasgos mortuorios con artefactos cerámicos, el
95% corresponde al estilo Cubitá y/o una categoría no descrita,
tipológicamente transicional entre el estilo Cubitá y el estilo
Conte. Solamente un especimen clasificó como Conte. En los
escondrijos (inglés = 'caches'), un 86,45% calificó como
Cubitá o como transicional Cubitá-Conte.No se identificó en
absoluto ningún tiesto que pudiera atribuirse a un estilo
pintado más reciente, tal como Macaracas o Parita (posteriores
al 850 d.C.). Varias piezas contextualizadas procedentes del
cementerio de Sitio Conte de los grupos Conte e Internacional de
Bray brindan un perfil de la evolución de la orfebrería en el
istmo, posterior al 700 d.C, la cual es estilísticamente
consonancia con la la evolución de la cerámica antes reseñada.
Correlaciones iconográficas entre orfebrería, cerámica y otros medios
Con base en la información diacrónica atrás resumida, identificamos nueve modos formales que reúnen los conceptos básicos sobre los que se funda el simbolismo de la Gran Coclé.
Modo 1
Espirales dobles divergentes
No cabe duda al señalar que el diseño de las espirales divergentes en sus múltiples versiones pintadas en los tipos Nance Negro sobre Crema y Caracucho Negro y Blanco sobre Rojo del estilo Cubitá conforma el mismo concepto estilístico que los ornamentos de espirales del Grupo Inicial de la metalurgia. En el sitio Cerro Juan Díaz los diseños de espirales comienzan a observarse solo en la zona superior del Macroestrato C (Cooke y Sánchez H., este número), posición estratigráfica intermedia entre Tonosí y Cubitá. A partir de este momento, el modo de las espirales exhibe un frecuente empleo en la metalurgia y cerámica lo que indica su arraigado simbolismo en la Gran Coclé. Las espirales divergentes están presentes en todas las categorías de grupos orfebres de Panamá definidos por Bray. Por ejemplo, espirales en falsa filigrana decoran masivamente algunas de las figuras de los grupos Openwork y Conte (Bray, 1992: figura 3.7 y 3.8; Lothrop, 1956) las cuales son réplicas virtuales de los comunes patrones 'YC' del estilo cerámico Conte (Lothrop, 1942:17-23).
Las espirales dobles se incorporan a manera de ornamentos en los tocados de las figurillas humanas de los grupos Internacional y Veraguas-Gran Chiriquí -- supuestamente posteriores al 700 d.C. -- y de versiones panameñas de los llamados colgantes Darién (Bray, 1992: figura 3.4a y c). También adornan exteriormente las piezas del ave con alas desplegadas y batracios, motivos éstos que se reiteran en todos los grupos metalúrgicos de Panamá (por ejemplo., Cooke y Bray, 1985: figuras 3 y 6).
Las espirales divergentes perduran en la pictografía cerámica de la Gran Coclé por lo menos hasta el estilo Macaracas (850-1000 d.C.) circunscribiéndose a emanaciones que salen de la boca o la cabeza de entidades primarias tales como saurios (figura 6b, compárese con una pieza de metal del Grupo 'Openwork' (Bray, 1992: figura 3.8) y tortugas (figura 8 b-d). Una de las representaciones comunes en las vasijas policromadas Macaracas -- la serpiente con cabeza de pez martillo -- arroja igualmente estas espirales dobles en su hocico (Cooke y Sánchez H., este número figura 7d).
Modo 2
Batracio
Las ranas y sapos constituyeron uno de los temas prominentes en las piezas de metal, cerámica y concha tallada de la Gran Coclé. Al igual que las espirales divergentes, las aves con alas desplegadas y los animalillos de cola enroscada, los batracios también comienzan a figurar en los primeros conjuntos metalúrgicos de Panamá (Cooke y Bray, 1985: figuras 13j y 15). Si bien este motivo aparece por primera vez en el estilo Tonosí (figura 2k), comienza a generalizarse junto a la tortuga en la época de manufactura del estilo Cubitá, en diferentes medios. Las estilizaciones de batracios son enfáticas en los ornamentos de conchas marinas de los rasgos de Cerro Juan Díaz coevos con aquel estilo (Cooke y Sánchez H., este número: figura 8 a-d y g,h). Es probable que muchas de las piezas de ranas en metal procedentes del sitio Playa Venado, clasificadas como del Grupo 'Openwork' (Cooke y Bray, 1985; Lothrop, 1956), se fabricaran durante este mismo periodo, especialmente aquellas que muestran franjas longitudinales en el lomo y elaboraciones en 'YC', dado que estos elementos se enfatizan en los dise?os centrales de escudillas Cubitá procedentes de aquel mismo sitio (figura 2h).
Modo 3
Ave con alas desplegadas
Este tema tan dominante y perdurable en los pectorales de oro
de Colombia y la Baja América Central (Bray, 1978; Cooke, 1985b;
Reichel-Dolmatoff, 1990; Falchetti, 1995) fue también importante
en la ideología de la Gran Coclé. En el estilo La Mula -- como
se mencionó atrás -- se dibuja un posible prototipo de este
modo (figura 1a). El ave-efigie, modelada con las alas
extendidas, está presente en escudillas tipo Girón del estilo
Aristides,a las cuales Isaza (1993: figura 59a y 69b) sitúa en
un rango más antiguo que Tonosí.
Las representaciones de aves con alas desplegadas en el estilo Tonosí son variables, dibujadas como tema central en el exterior de las distintivas ollas o bien como elementos secundarios de relleno o en patrones decorativos continuos en paneles sobre bordes o labios. Se destacan cuatro variantes: 1/ en series, abarcando casi toda la superficie decorativa y presentando cola triangular y alas formadas por tres barras y cabeza de perfil (figura 3a y b), 2/ representaciones más estilizadas que se formaron combinando tres triángulos de base amplia unidos por un vértice y una 'L' como cuello y cabeza (figura 3d), 3/ dise?os menores en falso negativo (figura 3c) y 4/ formas más estilizadas que llenan pequeños paneles cuadrangulares también en falso negativo (figura 3e, abajo). Otras representaciones -- descritas como 'papier découpé' por Ichon (1980:136-37) -- muestran un ave más simplificada formada por dos triángulos opuestos (figura 3f) la cual es homóloga a los comunes ornamentos en concha labrada de los contextos contemporáneos con el estilo Cubitá (Cooke y Sánchez H., este número figura 6 c,1-6). Algunas versiones del ave de alas desplegadas en el conjunto de San Pedro de Urabá referido atrás, la representan de igual forma (Uribe 1988: lámina 8 [cat.32.787]). Por extrapolación, los elementos característicos de trapezoides o triángulos opuestos que de los estilos Tonosí y Cubitá, pudieron simbolizar el icono del ave (figuras 2d, 3e arriba, 5b y 7a).
El ave con alas desplegadas, en diferentes versiones,constituye también el tema central en escudillas de los estilos Cubitá (figura 3g), Conte (figura 3h,j) y Joaquín (transicional entre los estilos Conte y Macaracas) (figura 3i).
Modo 4:
Animalillos cuadrupedos de perfil y cola enroscada
Al igual que el modo 3, este tema abunda en la iconografía del oro longevamente. Algunas representaciones en ágata se encontraron en Sitio Conte en contextos coetáneos con el estilo Macaracas (Hearne y Sharer, 1992: lámina 39). Es también uno de los principales motivos representados en el estilo Tonosí, siendo en algunos casos, literales reproducciones en plano de la figurilla vista de perfil, con sus patas arqueadas y su cola curvada hacia adentro (figura 4a y b), dibujadas en falso negativo por 'papier découpé' (figura 4f). Una pieza de metal del Grupo Inicial del sitio El Cafetal, la cual reproduce figurillas de cabeza erecta siamesas y hocico prominente (Ichon, 1980: figura 56j, pág. 177), tiene notable paralelo en las figuras centrales del estilo Tonosí (Ichon, 1980: figura 37d, pág. 126). Nos parece que de este concepto emerge un modelo de cuadrúpedo dibujado de perfil que va a ser frecuente en los posteriores estilos Conte y Macaracas (figura 4g). Además de las representaciones en piedra semipreciosa este tema se repite ampliamente en la parafernalia de concha en contextos posteriores al estilo Tonosi (figura 4e). En el Rasgo 16 de Cerro Juan Díaz se recuperó un buen número de pendientes que tal vez representen dos taxones: perros (con orejas cuadradas) y felinos (con cabezas redondeadas) (Cooke y Sánchez H., este número: figuras 5d,e y 8p-r, aa-cc y hh-kk).
Modo 5:
Animal de perfil con pico
Se puede considerar como una variante del modo anterior. En los artefactos de metal de las tradiciones colombianas esta hibridación es común (veàse por ejemplo Uribe, 1988: lámina 6 y Staatlische Museen zu Berlin, 1994). Algunas piezas parecen corresponder iconográficamente al Grupo Inicial como aquella que se encontró en Guápiles de la Vertiente Atlántica de Costa Rica (Aguilar, 1972) la cual presenta un figura cuadrúpeda con cola levantada, cresta de tres espirales y pico curvado hacia abajo. Una representación similar decora las vasijas estilo Tonosí como diseño central único o bilateral (figura 4h,i). Estas hibridaciones cuadrúpedo-ave son también frecuentes en el estilo Conte (figura 4j).
Modo 6:
Figura humana con extremidades en escuadra
Este modo se origina en el estilo Tonosí y perdura en el concepto de figura humana-híbrida -- frecuentemente con orejas en forma de picos de aves psitácidas -- en platos pintados de los posteriores estilos de la Gran Coclé (Lothrop 1942:figura 91a,b). Aún siendo uno de los temas centrales del estilo Tonosí, no tiene referentes en las piezas conocidas de orfebreria más antiguas del istmo a diferencia de las espirales divergentes, los cuadrúpedos de cola levantada y las aves de alas desplegadas. Cabe comentar, sin embargo, que los conocidos pectorales antropomorfos en lámina de conjuntos de orfebrería de la región Tolima (cuenca media del Magdalena) -- de desarrollo independiente de las tradiciones del Norte y Oriente de Colombia -- muestran una sorprendente similitud con la figura humana del estilo Tonosí.
El prototipo más simple consiste en un personaje con brazos y piernas en escuadra y cabeza elíptica, cuadrangular o semi-circular (Bray, 1978: figuras 435 y 436; compárese con nuestra figura 5a). Pectorales más complejos agregan dos placas en forma de 'L' opuestas a manera de tocado y una cola larga con remate en semiluna (ibid: figura 430, p.87). Figurillas simplificadas dibujadas linealmente proporcionan una imagen todavía más cercana (figura 5d-g). Además de la silueta, otras características son compartidas tales como los rasgos faciales, la forma de los ojos y nariz triangular en relieve. Las decoraciones faciales en algunos de estos pectorales guardan cierta similitud con aquellos representados en el estilo Cubitá (compárese Reichel-Dolmatoff, 1990: figura 159, con nuestra figura 5b).
Si bien no existe una cronología para este complejo de Tolima
debido a la ausencia de contextos arqueológicos, se supone que
es tan antiguo como otros de Colombia. Un disco martillado con un
diseño similar al modo 6 se encontró en una región próxima al
suroccidente de Tolima en el valle medio del Cauca (Cardale,
Morales y Osorio, 1988: l´smina 1). Otros materiales asociados a
la misma tumba guardan según estos autores similitud con
cerámica de la Fase Ilama en su etapa final, es decir hacia el
200 a.C. (ibid: pág. 114 y 115). Este rango nos indica que es
admisible y coherente que estos pectorales, o cuando menos este
icono, antecediera al estilo Tonosí en la Gran Coclé
.
Modo 7:
Saurio extendido con patas plegadas
Las piezas de oro más antiguas que se conocen con esta forma particular de representar el saurio, proceden de Sitio Conte (figura 6c). Cooke y Bray (1985) atribuyen al Grupo Internacional de orfebrería algunos de estos pendientes (por ejemplo, figura 16a). Vasijas estilo Cubitá incorporan esta imagen (figura 6a y b), cuyo uso continúa en los posteriores estilos Conte y Macaracas (figura 6e). Dentro del periodo abarcado por estos estilos, el saurio forma una constante que se reproduce en diferentes medios tales como concha, hueso, piedra y marfil. Una virtual réplica de los saurios del Grupo Internacional se identificó en Cerro Juan Díaz, labrada en piedra jabón (figura 6d).
La concha se convirtió en un material preferido para estas efigies como las que provienen de los sitios El Indio y La Cañaza en el sur de la Península de Azuero (Ichon, 1980: figura 89, pág. 282 y nuestra figura 6f)(ver además los colgantes de Cerro Juan Díaz ilustrados en Cooke y Sánchez H., este número: figuras 6d y 8i). Figuras aplicadas del saurio decoran algunas ollas las cuales aparecen en las mismas tumbas de Playa Venado donde también se encontraron vasijas estilo Cubitá (Luis A. Sánchez.H., observación personal). Ejemplos similares se reportaron en el Archipiélago de las Perlas (Linné, 1929: figura 16a) y guardan estrecha similitud con iconos representados en los cascos repujados de oro provenientes del Darién (Lothrop, 1937: figura 110).
Representaciones análogas del saurio extendido con patas plegadas aparecen también en en el Sitio Conte, en colgantes de hueso y marfil relacionadas especialmente a los contextos con cerámica Macaracas (por ejemplo., Hearne y Sharer, 1992: láminas 24 y 25).
Modo 8:
Tortuga
El tema de la tortuga, en su forma más realista, aparece en ornamentos de oro y concha procedentes de Sitio Conte (figura 7f) y Playa Venado (figura 7e) en los mismos contextos arqueológicos donde predominan los estilos Cubitá o variedades transicionales entre éste y Conte. Sobresalen en estas dos imágenes elementos anatómicos que identifican los iconos como especies marinas, por ejemplo., patas delanteras mucho más grandes que las traseras. Las representaciones pintadas, si bien presentan un cuerpo redondo o triangular que simboliza el caparazón, tienden a ser más abstractas enfatizando espirales opuestas emergentes de la cabeza o boca (figura 7 a-d y Cooke y Sánchez H., este número: figura 7c).
Modo 9:
Cabeza de saurio con hocico enroscado
Este icono tipifica los conjuntos metalúrgicos de desarrollo
más reciente de Panamá: el Grupo Veraguas-Gran Chiriquí (Bray,
1992: figura 3.5), el Grupo 'Openwork' (ibid: figura 37 arriba),
el Grupo Conte (ibid: figura 3.9) y el Conjunto Parita (ibid:
figura 3.10a, pág. 44). El saurio con hocico enroscado
repercutió fuertemente en los diseños de las vasijas
policromadas Macaracas (figura 8a-d), algunas de las cuales son
casi réplicas de los ornamentos repujados de oro de las tumbas
más recientes de Sitio Conte (Lothrop, 1937: figuras 107 y 108).
Los diseños primarios de las vasijas Macaracas frecuentemente
asocian la cabeza de saurio con cuerpos humanos (figura 8d). En
ocasiones se representa solamente la cabeza (figura 7c). La
presencia de un pendiente con doble cabeza de saurio (Bray, 1992:
figura 3.12, pág. 46) procedente del sitio El Caño donde se
encontraron cuentas de vidrio europeas indica la permanencia de
este icono hasta la época del contacto. Los diseños de algunas
vasijas El Hatillo, el cual duró hasta siglo XVI, reproducen
simplificadamente y con el típico trazo rectilíneo, la misma
cabeza (figura 8e).
Conclusiones
La aparición de la metalurgia en el Panamá central
coincidió con el apogeo de dos estilos de cerámica pintada de
la Tradición Semiótica de la Gran Coclé -- Tonosí y Cubitá
-- los cuales abarcan desde aproximadamente el 300 hasta el 700
d.C. (fechas calibradas). Aunque son muy pocas las piezas que han
sido halladas por arqueólogos, la iconografía y tecnología de
indican que pertenecena una provincia metalúrgica que se
extendió desde Costa Rica hasta el norte de Colombia. Los iconos
zoomorfos representados en las piezas de este Grupo Inicial son
compartidos por otros medios de comunicación simbólica como la
cerámica pintada y las conchas. Si bien es defendible la
hipótesis de que esta iconografía influyó en la adopción de
temas figurativos en la cerámica pintada de la Gran Coclé,
permanecerá muy débil hasta tanto no se haya ampliado la
muestra contextualizada de cerámica del estilo La Mula -- al
aparecer, más antiguo que la metalurgia (150 a.C.-300 d.C.). Los
pocos iconos zoomorfos que aparecen en esta distintiva y bien
hecha cerámica incluyen lo que parece ser un prototipo del 'ave
con alas desplegadas', la que posteriormente se vuelve muy
frecuente en la iconografía local.
Todos los modos iconográficos que prevalecen en la cerámica Tonosí y Cubitá perduran en la tradición semiótica de la Gran Coclé, excepto el modo 9 ('cabeza de saurio con hocico enroscado') el cual se manifiesta por primera vez en el Grupo Conte de la orfebrería y en el estilo de cerámica del mismo nombre, los cuales datan de después de 700 d.C. (Bray, 1992). El hecho de que este icono no se encuentre en la orfebrería y cerámica antecedentes podría indicar que es un elemento autóctono que surgió después de la introducción del simbolismo figurativo en el área.
No hay evidencia de que conchas de los géneros Pinctada y Spondylus se hubiesen usado para confeccionar ornamentos personales antes del apogeo de la cerámica Cubitá. La iconografía de éstos, no obstante, incluye a modos típicamente pintados en vasijas, tanto iconos zoomorfos (ranas, batracios, tortugas, cocodrilos y aves con alas desplegadas), como elementos geométricos, algunos de los cuales cuando aparecen solos podrían ser símbolos de taxones específicos. Sería ilustrativo llevar a cabo un análisis formal de estos símbolos geométricos.
La tortuga delata un simbolismo muy particular a los procesos
sociales que caracterizaron la época de confección y uso del
estilo Cubitá, mencionados en Cooke y Sanchez H., en este
número. En efecto, el énfasis en este y otros animales de vida
acuática como el cocodrilo y los batracios -- temas comúnmente
representados en conchas marinas -- alude a la importancia que el
intercambio marítimo y fluvial de estas artesanías tuvo para
los habitantes de la vertiente del pacífico panameño.
Descripción de las figuras:
FIGURA 1
a- Figura tomada de una vasija en el Museo de Antropología,
Ciudad de Panamá, supuestamente de Las Huacas, Veraguas
b- Vasija La Mula, supuestamente de Las Huacas, Museo de
Antropología, Ciudad de Panamá.
c- Panel decorado en el interior de un plato de la variedad
Mendoza del estilo El Hatillo, reconstruido con base en tiestos
recogidos en Natá
d- Panel decorado en el borde aplanado de una escudilla del tipo
Girón del estilo Aristides, reconstruido con base en tiestos de
Sitio Sierra
FIGURA 2
a-Sin publicar, Cerro Juan Díaz. Estilo Cubitá, tipo Marañon
b-Sánchez Herrera 1995: figura 55a. Estilo Cubitá, tipo Nance.
c-Sánchez Herrera 1995: figura 51a. Estilo Cubitá, tipo Nance.
d-Ichon 1980: lámina XXa.
e-Sin publicar, Cerro Juan Díaz. Estilo Cubitá, tipo Caracucho.
f-Ichon 1980: figura 39b. Estilo Cubitá.
g-Ichon 1980: figura 56h, pág.177.
h-Sin publicar, Playa Venado. Peabody Museum of Archaeology and
Ethnology. Cat. 20/20547. Estilo Cubit?.
i-Ichon 1980: lamina LXV. Estilo Cubitá, tipo Caracucho.
j-Labbé 1995: figura 21, pág.31. Estilo Cubitá, tipo Ciruelo.
k-Ichon 1980: figura 42, pág.142.
l-Ichon 1980: figura 89a, pág.282.
m-Ichon 1980: figura 90m, pág.284.
FIGURA 3
a-Cooke 1985: pág.39. Estilo Tonosí.
b-Ichon 1980: lámina XXIIIa. Estilo Tonosí.
c-Mitchell y Heidenreich 1966: lámina 4a, pág.21. Estilo
Tonosí.
d-Mitchell y Heidenreich 1966: lámina 4a, pág.21. Estilo
Tonosí.
e-Ichon 1980: figura 32h, pág.115; figura 31u, pág.112 y figura
35, pág.129 (abajo). Estilo Tonosí.
f-Ichon 1980: figura 40, pág.137.
g-Labbé 1995: figura 22a, pág.32. Estilo Cubitá, tipo
Caracucho.
h-Vinton 1951: pág.22. Playa Venado. Estilo Cubitá, tipo
Guábilo.
i-Ichon 1980: figura 75b, pág.244. Grupo Joaquín, Estilos
Conte-Macaracas.
j-Labbé 1995: figura 34, pág.38. Estilo Conte.
FIGURA 4
a-Ichon 1980: figura 39f, pág.133. Estilo Tonosí.
b-Mitchell y Heidenreich 1966: lam. 6a, pág.23. Estilo Tonosí.
c-Ichon 1980: lam. XXXb. Estilo Tonosí.
d-Ichon 1980: lam. XXVII-2. Estilo Tonosí.
e-Ichon 1980: figura 88g, pág.280.
f-Ichon 1980: lamina XLa.
g-Labbé 1995: figura 26, pág.34. Estilo Conte.
h-Ichon 1980: figura 29m, pág.106. Estilo Cubitá, tipo Ciruelo.
i-Ichon 1980: figura 67f, pág.218. Estilo Cubit?, tipo
Caracucho.
j-Labbé 1995: figura 115, pág.29.
FIGURA 5
a-Ichon 1975: figura 11, pág.20-21. Estilo Tonos?.
b-Labbé 1995: figura 12. pág.28. Estilo Cubit?.
c-Ichon 1980: l?mina XXIb. Estilo Tonos?.
d-Ichon 1980: figura 39 i1, pág.133. Estilo Tonos?.
e,f-S?nchez Herrera 1995: figura 79b-c. Estilo Tonos?.
g-Ichon 1980: figura 39 i2, pág.133. Estilo Tonos?.
h-Ichon 1980: figura 39 a, pág.133. Estilo Tonos?.
i-Ichon 1980: figura 38 3, pág.129. Estilo Tonos?.
j-Ichon 1980: figura 38 4, pág.129. Estilo Tonos?.
k-Ichon 1980: l?mina XXVII-7. Estilo Tonos?.
FIGURA 6
a-Cooke y S?nchez H., este volumen: figura 7a. Estilo Cubit?,
tipo Ciruelo.
b-Cooke 1985: pág.38. Estilo Cubit?, transicional Conte.
c-Lothrop 1937: figura 155c, pág.169.
d-Sin publicar. Cerro Juan Díaz.
e-Labbé 1995: figura 29b, pág.35. Estilo Conte.
f-Ichon 1980: figura 89a, pág.282.
FIGURA 7
a-Sin publicar. Playa Venado. Peabody Museum of Archaeology and
Ethnology. Cat. 20/20891. Estilo Cubitá, tipo Guábilo.
b-Lothrop 1942: figura 56, pág.36. Estilo Conte.
c-Lothrop 1942: figura 50, pág.32. Estilo Conte.
d-Lothrop 1942: figura 38, pág.51. Estilo Conte.
e-Playa Venado. Dumbarton Oaks. Cat. B-391-PAL.
f-Lothrop 1942: figura 120b, pág.146.
FIGURA 8
a-Labbé 1995: figura 106, pág.104. Estilo Macaracas.
b-Labbé 1995: figura 37a, pág.40. Estilo Macaracas.
c-Labbé 1995: figura 111, pág.108.Estilo Macaracas.
d-Labbé 1995: figura 44, pág.43. Estilo Macaracas.
e-Ladd 1964: figura 136, pág.60. Estilo El Hatillo.
Notas
0.Dirección postal: Unit 0948, APO AA 34002-0948, EE.UU.
Correo electrónico: stri01.naos.cooker@ic.si.edu
1. En este trabajo usamos fechas calibradas de acuerdo al
programa Calib 3.0.3. Las fechas obtenidas con conchas marinas
han sido corregidas por el fraccionamiento de 12C/13C con
referencia a un valor ? estimado de 50±5.
2.Este icono comúnmente se modeló en ollas efigies pintadas en
Playa Venado [Luis.Sánchez.H., observación personal]).
Referencias