Biografía de Osvaldo Torres
Este
chileno nacido en 1953 en Antofagasta (II Región del Norte de Chile), orienta
su importante trabajo al estudio de la historia, tradiciones y vida de los
aymará, habitantes milenarios del norte del país, recopilando su literatura
oral y realizando una importante búsqueda en la vida cotidiana de la gente, las
inquietudes, visiones, sueños y luchas del pueblo de cualquier latitud del territorio.
Hasta 1977 formó parte del grupo chileno, de raíces folclóricas, Illapu
("rayo" en quecha), con el que presentó su primera pieza musical,
titulada ENCUENTRO CON LAS RAÍCES. Desde aquí inicia su
trabajo como solista, adquiriendo un estilo sólido y particular para esos
tiempos, basado en conceptos muy avanzados en cuanto a mezclar influencias de
del norte de Sudamérica con el canto popular de raíces chilenas, fundiéndolas
en el disco titulado "Vuelo de pájaros" realizado en conjunto
con el músico chileno Claudio"pájaro"Araya (integrante grupo de
folclor/fusión Huara), junto al sello Alerce y un auspicio de la solidaridad
Suiza-chilena realizó una gira por países como Inglaterra, Suiza, Holanda y
Noruega.
En 1978, y a solicitud de las mujeres de detenidos desaparecidos, escribe el monólogo "La vigilia para la AFDD", obra que es presentada en las iglesias. En 1979, se reencuentra con Illapu para una nueva obra titulada EL GRITO DE LA RAZA. Por todos estos trabajos, Osvaldo Torres es elegido, por tres años consecutivos, como el mejor compositor del año, recibiendo el premio Alerce.
Desde allí es abundante su aporte a la música: "Desde Los Andes a la ciudad", "Levántate hijo", "Juego de Pájaros", "Cuentos del Altiplano", son parte de sus grabaciones, que ha llevado en exitosas giras por Europa, Estados Unidos y Canadá.
Desde 1985 recide en Francia donde ha desarrollado diferentes actividades artísticas iniciando una integración cultural bastante amplia y extensa en el género de la música, cine y literatura. Después de una larga ausencia en el plano de la música, se decide a continuar lo que un día dejó fosilizado, presentando, con un estilo más depurado, su nuevo disco FÓSIL...CONTINUIDAD.
El miércoles 26 de mayo de 1999, en la Sala del SCD (Santiago de Chile)
repleta, con gente de los medios de comunicación, personalidades de la música
-entre los que se contaron Roberto Márquez, Illapu, Horacio Durán, Inti
Illimani, Nelson Schwenke, Raúl Acevedo, Jorge Venegas, Flopy, Mariela Pereira,
Cuncumén; Jhonny Labra, Sol y Lluvia, Ana González, Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos, Pedro Henríquez, etc.- presentó "Padre del
Canto", dedicada a Víctor Jara; "Illampu", nombre original del
Grupo Illapu; "La Libélula"; "El retorno del Angel",
dedicada para Angel Parra en el momento de su retorno a Chile; "Un beso en
la mejilla", para Joan Jara, entre otras, demostrando su excelencia
musical y vocal. El compacto, es un interesante y verdadero aporte al canto
popular, lleno de recuerdos históricos para mantener la identidad.
Entrevista del Diario La Tercera (Febreo de 1998)
Osvaldo
Torres: "Al Canto Nuevo le cayó encima el mercado y el muro de
Berlín"
Viene por razones
más bien familiares tras 14 años de ausencia. Un documental de Chile, un disco
y una pequeña tocata son sus formas de regresar a su país.
Músico y ahora realizador cinematográfico,
fue fundador de Illapu a fines de los "60, junto a los hermanos Márquez, y
luego formó parte del llamado Canto Nuevo a comienzos de la década pasada. En
1985 se fue a París y no volvió hasta ahora para una visita de corte más bien
familiar, aunque con algunas tareas artísticas implícitas. Entre ellas está una
tocata hoy en el restaurante La Mitad del Mundo, además de algunos preparativos
para el rodaje de un documental-ficción que realizará en Chile durante junio.
Junto a su amigo Bernard Girardeau, director y actor galo, filmará Valparaíso
al Norte, Valparaíso al Sur, donde alternarán el rol de camarógrafo y actor
para recorrer el desierto y la zona austral. Ambos han producido ya varios
trabajos, pero este será el primero que registren en Chile.
Al mismo tiempo está la posible
publicación de su disco Fósil, el cuarto que edita desde que salió de Chile en
los "80, y que ya está siendo distribuido por una etiqueta independiente
en 21 países. Con elementos latinoamericanos, afros y europeos, Torres nunca ha
detenido su creación, gozando de buena acogida en los círculos franceses:
"Ser latinoamericano en París es un privilegio. Allá un 25 por ciento de
la programación televisiva está dedicada a América Latina", dice.
A todo eso viene. Su rostro es conocido
para quienes seguían a Illapu en los tiempos de oro del Candombé para José, o
para los que frecuentaban los alternativos escenarios del Café del Cerro o el
Centro Cultural Mapocho en la década pasada, época que ahora mira con una
distancia crítica.
"El Canto Nuevo venía de una
escuela del corazón, del amor, y los músicos podíamos enfrentar el mundo del
dinero. Recuerdo que criticábamos al que quisiera hacer dinero con esto, y eso
fue un error".
-Pero también se acabó el gobierno militar
¿no?
-Yo creo que a nosotros nos cayó encima el mercado y el muro de
Berlín.
Nosotros empezamos con gente como Nano Acevedo en esas peñas de
calle San Diego, con velas en las mesas y vinculaciones directas a la
Agrupación de Familiares de Desaparecidos. Ese movimiento fue una expresión
política que no tenía dedos para el piano a la hora de entrar al mercado.
-¿Qué te parece lo que hace Illapu hoy día?
-Ellos están en una consecuencia lógica de su desarrollo y eso me
parece muy bien. A nivel de textos nada ha cambiado.
-¿No crees que cambió sí su estilo musical?
-No, para nada. Ya en Raza Brava en los "70 Illapu tenía en
sus canciones un contrabajo.