La enseñanza del Karate, para un niño, al aceptar las correcciones de sus instructores con humildad, al aprender a respetar, logrando así una auto-disciplina, es, sin lugar a duda, los factores escenciales que contribuyen a la formación del carácter y el fortalecimiento de la personalidad, transformándolo en niño pacífico, sin violencia, pero con capacidad de reacción física fuera de lo normal, logrando ser un joven con suficiente fortaleza para hacer frente a los embates que nos depara la vida, pues es bien sabido que "en la lucha se hace al hombre".