Gran
parte de los cobreloínos (incluyéndome) aún
no se repone de la peor derrota que nos ha tocado sufrir en mucho
tiempo, más dolorosa, incluso, que aquella de la final de
1982, cuando se perdió la Copa Libertadores.
El
0-2 que Colo Colo le propinó a Cobreloa en Calama vino a
terminar con el que, quizás, era nuestro último orgullo:
el invicto que se prolongó por poco más de 22 años.
Todavía
está en la retina de muchos aquel heróico partido
de 1999, ese en el que Cobreloa terminó jugando con ocho
jugadores, pero fue capaz de ir ganando durante gran parte del partido,
gracias a un genialidad de Jaime Riveros. Hasta que en el minuto
final Ignacio Quineros igualó el partido... ¿un presagio?
Ya
no vale la pena comentar la cantidad de goles que se perdieron entre
Patricio GAlaz y Juan CArlos Madrid, o el penal marrado por Fernando
Cornejo. Ni siquiera se puede argumentar que Eduardo Lobos estaba
en una de esas noches donde todo está de su parte.
Y
es que la noche del 9 de marzo del 2002 quedará grabada como
una de las más tristes de nuestra historia. Nuestra peor
pesadilla se hizo realidad.
Estos
últimos años comenzaban con el anhelo de que Cobreloa
pudiera ser campeón, pero si eso no ocurría, al menos
quedaba la satisfacción de que el invicto frente a Colo Colo
seguía en pie.... ¿Pero ahora qué? ¿Un
título será capaz de hacer olvidar al hincha nuestra
noche más triste? Difícil...
Ahora
se podrá decir que los jugadores necesitan más que
nunca del apoyo de la hinchada. Es cierto, pero también se
necesita un vuelco en la dirección del club. Por ejemplo,
obviar las cuestiones ecónomicas y exigir que todos los partidos
en Calama se jueguen a las 15.00 horas (la hora de más calor
en la ciudad). No más ventajas.
Quizás
esta derrota -como se comentó en el foro- sea el fin de nuestra
historia, por eso este es el momento indicado para refundar a Cobreloa.
Ya no tenemos nada, y los dos subcampeonatos de la Libertadores
-nuestro otro orgullo- comienzan a ponerse cada vez más añejos.
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