Instantáneas
de
NuevaYork
Nueva
York, Estados Unidos.
13
de noviembre de 1996.
Fárliz
y Juan Elías en el metro, en bancas distintas, procuran no
mirar a la cámara y lucen una sonrisa apenas esbozada. Nuevamente
juntos, en la noche, acompañados por niños de diferentes
colores, todos muy abrigados, frente a un restaurante hindú, hacen
monerías. ¿Qué hacen Fárliz y Juan Elías,
dos niños colombianos, en Nueva York? No hacen parte de los miles
de colombianos, inmigrantes legales o ilegales, que viven en la Gran Manzana.
Tampoco están de vacaciones. Fárliz viene de Apartadó.
Juan Elías, de Aguachica. Dos pequeñas poblaciones colombianas
que tienen en común la A inicial de sus nombres y la violencia que
las circunda. Ahora los encontramos a los dos en un salón. Fárliz,
junto a otros niños y niñas trabaja frente a un papelógrafo.
Juan Elías, ayuda en su grupo a mezclar tierra y agua de distintos
países marcados por la guerra, mezcla que será la base para
preparar los colores con los cuales harán un mural sobre la paz.
Una pancarta colgada en la pared del fondo nos aclara un tanto su situación,
la pancarta dice: “Young Voices”.
La pancarta tiene impresos los logosímbolos deUNICEF y de las Naciones Unidas. Otra pregunta ¿qué hicieron Fárliz y Juan Elías para estar en la Naciones Unidas, para participar en un encuentro cuyo propósito es intercambiar experiencias y buscar alternativas para hacer realidad el derecho de niñas y niños a pensar por sí mismos, a decir cosas que sean tenidas en cuenta por los adultos, a reunirse para hablar de los asuntos que les conciernen, que son casi todos?.En triángulo, Fárliz y Juan Elías hablan con la señora Graça Simbine Machel,encargada por las Naciones Unidas para realizar un estudio sobre el impacto de los conflictos armados en la infancia. La señora Machel le pasa cariñosamente la mano por el pelo a Fárliz. / Ahora la vemos a ella, a Fárliz, en un salón enorme, al lado de un atril demasiado alto y de un traductor aún más alto, vestida con jeanes, tenis y chaqueta, el pelo recogido en cola de caballo, hablando a los asistentes de un encuentro interreligioso, les dice: “Yo vengo de un país bien pequeñito, que ha sufrido mucho una ola de violencia muy dura para nosotros, pero también hemos visto cómo la esperanza siembra en nuestra gente. Y también he visto cómo los niños de todo el mundo quieren lograr la paz...”. / Juan Elías, acodado sobre un pupitre del recinto de las Naciones Unidas, micrófono al frente, el intercomunicador para las traducciones acaballado sobre la oreja izquierda, habla. Aunque el audio del vídeo no registra sus palabras, se intuyen importantes y escuchadas con atención. / Fárliz y Juan Elías, algo solemnes, le entregan a la señora Carol Bellamy, Directora Ejecutiva de UNICEF, el Mandato Nacional de los niños de Colombia por la paz.
Y, entonces, a estas alturas el asunto queda claro, a eso vinieron los dos a Nueva York, a compartir y dar a conocer una de las experiencias de participación y expresión infantil más importantes del mundo. Las páginas siguientes relatan esta experiencia, sus orígenes, su desarrollo y sus consecuencias para ese país pequeñito, barrido por una ola de violencia, del que habla con dolor y esperanza Fárliz.
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