Iglesia Nuestra Señora de Pompei, Caracas - Venezuela

Particulares de la Iglesia

 

El cristo resucitado en el centro del altar mayor es obra del escultor Aldo D’Alamo, e de yeso dorado. Del mismo autor son las 14 estaciones del Via Crucis en la pared sur de la iglesia, también de yeso dorado.

Los vitrales de la iglesia son obra del artista ecuatoriano Vásquez de la Compañía de Vitrales Artísticos de Venezuela, realizados en 1968.

El altar está revestido de mármol de Marvenca y es obra de Paolo Capellín.

El primer órgano de concierto que hubo en la iglesia era de la empresa Konn internacional de EE.UU. y fue comprado el 15 de agosto de 1973. En 1995 fue substituido con un Yamaha 075 que en parte fue donado por la Sra. Lina Cannelia, en recuerdo de su esposo Fillipo, fallecido en el mismo año.

El bautisterio original estaba en la capilla construida cerca de la puerta de entrada, situada al lado sur. En el año de 1985 se traslada a la parte norte del presbiterio. Está constituido por siete pequeñas columnas cuadradas blancas. Cada columna termina con una placa de bronce, donde están grabados los símbolos de los siete sacramentos. Debajo de la placa que representa el bautismo sale una fuente de agua que se usa para bautizar. El dibujo y las placas de bronce son siempre obra del escultor Aldo D’Adamo.

La capilla donde estaba el bautisterio fue trasformado en la Capilla de los Santos. Actualmente hay más de 25 cuadros o estatuas, en parte traídas de Italia, en parte hechas en Venezuela. Fue engrandecida en 1993.

En el mismo año las columnas externas de la fachada fueron revestidas con un material llamado canto rodado.

El candelabro que lleva el cirio pascual es de hierro forjado, obra del escultor Michele Di Lalla. Del mismo escultor es el candelabro con seis velas y una cruz en el centro, también de hierro forjado.

A mitad de la pared norte se puede mirar un pequeño Crucifijo hecho con clavos. Es obra original y lleva el autógrafo del artista Bandini Piero, que lo donó a la iglesia el 18 de Octubre de 1978. Los clavos provienen de la construcción más antigua de Anghiari (Arrezo, Italia), el "Conventone". En origen fue una Abadía Camaldulense (1104), en 1377 fue trasformado en la "Rocca dei Perugini"; al final del siglo XIV fue reforzada por los Tarlati, señores de la República de Florencia. La madera es de quejigo (cerro) y proviene del piso de una vieja "ostería" del mismo pueblo del 1752.

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