JOSE LUIS

En un pequeño, hermoso y pintoresco pueblito de Palencia llamado Tremaya, abría sus ojos a la luz de este mundo un niño, el primogénito de una familia profundamente cristiana. Sus padres Simón Estalayo y Florentina de Mier lo recibieron gozosos y dieron gracias a Dios por haberles dado a este hijo que sería el primero de ocho hermanos más que llenarían de alegría a este feliz hogar.

Nacía el 7 de Septiembre de 1950; era verano cuando el sol brilla y hermosea los campos con variedad de flores y colores dando al ambiente un perfume suave y delicado, parecía que el cielo sonreía al ver a este hermoso niño que al correr de los años sería la felicidad de sus padres.

Muy pronto el niño fue hecho hijo de Dios, al recibir el Sacramento del Bautismo, se le pusieron los nombres de José Luis y desde ese momento Dios lo selló para que un día fuera su apóstol en la tierra.

José Luis fue creciendo sano física y moralmente y sus padres fueron cultivando en su alma las virtudes cristianas, morales y humanas. Era un niño listo y bien despierto, alegre, juguetón amigo de todos, buen compañero, trabajador, entusiasta y emprendedor, y así fue creciendo viendo como su familia gozaba ante la llegada de sus nuevos hermanitos a los que querría entrañablemente.

Ya jovencito tuvo una novia que pronto dejó pues a los 18 años de España se marchó. Viajando, llegó a Perú donde permaneció por doce años, estudiando y trabajando. Aquí hizo su carrera para sacerdote, ordenándose en los Andes. Más tarde vino a México y al ver tantos niños en la calle desprotejidos y abandonados sintió el llamado de Dios para recoger tantos niños y fundar una Casa Hogar donde protegerlos y darles todo lo que necesitaban, sobre todo amor. Fue mucho lo que tuvo que luchar, pasando por todo, pero hoy gracias a su gran esfuerzo y tesón puede ver a este grupo de 33 niños/as que recibió con 3 o 4 añitos hechos ya unos jovencitos que son su alegría y el sueño de sus desvelos y luchas.

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