Los Páramo, son de Asturias, originarios de la zona denominada antiguamente "Montañas de León", por cuya zona se extendieron profusamente dejando constancia de su calidad a través de numerosas inscripciones en los padrones de hidalgos de la aludida región. Posteriormente las familias se dividieron. La primera procede de la parroquia de Páramo, cuyo nombre tomó perteneciente al Ayuntamiento de Castroverde, en el partido judicial y provincia de Lugo; la segunda de la villa de Páramo de Sil, cuyo nombre tomó también, del partido judicial de Ponferrada y provincia de León y la tercera de la parroquia de Páramo de la Focella, nombre que tomó igualmente por apellido, enclavada en la jurisdicción del Ayuntamiento de Teverga, partido judicial de Belmonte y provincia de Oviedo. Los descendientes de este linaje pasaron a Santander, Burgos, Toledo, Andalucia y ambas Castillas. La nobleza de este apellido fue acreditada por el ingreso a la Orden de Santiago de los siguientes caballeros: Don Juan Jerónimo Palavicino y de Rojas, Rizzo del Valle y Páramo, natural de Madrid en 1644; don Tobías Palavicino y de Rojas, Palavicino y de Páramo, de Toledo, en 1639; don Francisco del Castillo y de Páramo, Roldán y de Rivadeneira, de Toledo, en 1648, y don Francisco Cabrera y Páramo, de Soto y Fernández, de Serón (Soria), en 1657. Manuel de Páramo Montenegro o Montenegro Páramo, natural de Santa Eulalia de Bolaño, efectuó su enlace con doña María Benita Somoza y Sangro y fueron padres de Antonio de Páramo Somoza y Sangro, natural de Ferreira (Lugo), Canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela, presentó sus probanzas de nobleza de sangre ante la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, desde el 12 de Febrero de 1781. En la Sala de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, litigaron por la calidad de este linaje, don Andrés de Páramo y Sande, vecino de Morón (Cádiz), en 1596. Los Páramo de Toledo tuvieron casa en la villa de Olías del Rey y de ella fue descendiente José Alonso de Páramo, que se cruzó Caballero de la Orden de Calatrava en el año de 1690. Don José de Páramo, residente en Vied (Asturias), en 1728. En la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), demostraron su "limpieza de sangre", don Gabino Páramo, natural de Aranjuez, en 1801, para cursar estudios en el Colegio de San Justo; don Ignacio Páramo, natural de Lodoso (Burgos), para el Colegio de San Ildefonso, en 1637; don Iñigo Páramo y Ortega, de Lodoso, en 1633; don Juan de Paramo y Ortega, de la misma naturaleza, en el mismo Colegio, en 1657 y don Gabriel de Páramo y Sande, del repetido lugar, en el Colegio de San Antonio, en 1622. Nobles descendientes de este linaje fueron don Manuel María Páramo y Juan Manuel Páramo que ingresaron al Regimiento de Infantería del Real Ejercito Español en los años 1808 y 1836, respectivamente. Ante la Inquisición de México, probaron su "pureza de sangre" a fin de tener acceso a cargos del Santo Oficio, don Alonso López Páramo y Lucena o López de Páramo, natural de Toledo y vecino de la ciudad de México, en 1625, casado con doña Tomasina Nuñez; y don Nicolás de Páramo o López de Páramo y Contreras, de la misma naturaleza y residencia, en 1685.

La familia no es sólo sangre y compartir antepasados.

Son los recuerdos, afectos, lealtades y frustaciones lo que hacen el cariño familiar.