Miercoles 13 de Octubre de 1999

"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa" Hechos 16:31


Esta palabras dirigidas a un hombre que había puesto su espada al cuello son también el Evangelio para mí. Esto mismo es lo que me convendría si estuviera moribundo, y en verdad es lo que necesito mientras viva.
Aparto la vista de mí mismo, de mi pecado, de toda idea de méritos personales, y confío en el Señor Jesús como el Salvador que Dios me ha dado. Creo en él, descanso en él y le acepto enteramente. Señor, soy salvo y lo seré por toda la eternidad, porque creo en Jesús. ¡Bendito sea su santo nombre! Manifieste yo cada día con mi vida que soy salvo del egoísmo, del amor al mundo y de todo pecado.

Por lo que se refiere a la última palabra mi "casa": Señor, no quiero irme con una promesa a medias, ya que tu me la das completa. Te ruego que salves a toda costa a mi familia. Salva a los más cercanos y queridos; convierte a los hijos y nietos si los tuviere, sé benigno a mis criados y a cuantos viven bajo mi techo o que trabajan bajo mis órdenes. Tu me haces esta promesa a mi personalmente, si creo en el Señor Jesús; te ruego que obres conforme a tu palabra.

Quisiera respasar todos los días en mis oraciones los nombres de mis hermanos y hermanas, padres, hijos, amigos, parientes, criados, y no darte descanso hasta que sea cumplida esta palabra "y tu casa".

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