MEDITACIÓN DEL COLOR

 

 

1.- Elije un lugar tranquilo y pacífico en tu hogar, siéntate, en una silla cómoda y de su respaldo recto, con las manos relajadas sobre tu regazo.

Deberás tener la espalda recta, pero no rígida y los hombros relajados.

Excluye de tu mente los pensamientos de la vida diaria. Mientras te relajas, cayéndote en un estado de meditación, siente una unidad con el universo, y déjete invadir por la paz.

 

2.- Cierra firmemente los ojos durante algunos segundos, y después ábrelos.

Repite este proceso tres o cuatro veces, hasta que tus ojos no quieran quedarse abiertos. Cierra los puños, apriétalos más todavía y después ábrelos. Repite este proceso tres o cuatro veces, hasta que tus ojos no quieran quedarse abiertos. Cierra los puños, apriétalos más todavía y después ábrelos. Repite el proceso varias veces para liberar las tensiones de todo tu cuerpo.

 

3.- Ya estás preparado para empezar la meditación formal. Empieza por respirar a fondo sobre el centro de tu plexo solar. Deberás inspirar por la nariz y expirar por la boca, a bocanadas largas y profundas. Déjate caer cada vez más profundamente en un estado relajado de la mente y el cuerpo a cada expulsión del aire de sus pulmones. Encontrarás una confianza interior en la bondad de Dios y en su capacidad curadora inagotable.

 

4.- Visualiza una esfera dorada llena completamente de blanco. No te resultará difícil visualizarla esta imagen. Atrae mentalmente esta esfera hacia tu cuerpo. Al aproximarse la esfera a tu cuerpo experimentarás una sensación de felicidad y plenitud total. Una sensación de alegría y de seguridad llegará gradualmente a los centros nerviosos de todo tu cuerpo. Serás capaz entonces

 

de proyectar la esfera blanca sobre la zona de tu cuerpo que lo necesite. Deja que la esfera blanca pase algunos minutos en la zona afectada, mientras usted pides mentalmente que la luz te traiga la curación.

 

5.-Deberá subir una sensación de calor a la zona de concentración. Sabe que este calor es resultado de la curación y acepta mentalmente la curación.

Cuando desaparezca el calor y la zona de curación haya recuperado la temperatura normal, agradezce al universo la ayuda que te envía. Puedes dejar que la luz blanca se quede todo el tiempo que desees para beneficiarte de su luz

Brillante, relajadora y aliviadora. No esperes que la parte afectada se cure inmediatamente, pero se consciente que, al cabo de cierto período de tiempo, la zona estará como Dios quiere que esté. Deberás aceptar mentalmente la curación plena de la zona.

 

 

6.- Agradezce mentalmente a tu cuerpo su colaboración en la curación y proyecta sobre la zona el color rosado. Ahora está enviando amor a una zona que necesitaba amor. La zona reaccionará ante su amor como reacciona un niño cuando es amado.

Reconozce el echo de que muchos males corporales son causados por el miedo. Procura no anular los efectos beneficiosos de tu curación albergando pensamientos oscuros o negativos sobre la zona afectada. La confianza es el poder que tu necesitas para rechazar inmediatamente cualquier pensamiento negativo de este tipo. Para contar con un poder extraordinario, recuerda siempre que en toda persona existe la conciencia de Dios, a la que puedes recurrir en cualquier momento.

 

7.- Antes de abandonar estos momentos de beatitud y meditación, vuelve la vista al resto del día o de la tarde que tienes por delante. Proyecta elementos de amor y de protección alrededor tuyo y de tus seres queridos. Date cuenta de que te has vuelto más amoroso y juvenil.

 

8.- Llévate a tí mismo a la conciencia física permitiéndote ser consciente de los sonidos. Estira los brazos, mueve los pies y abre los ojos muy lentamente.

Realiza tus actividades del día en armonía, sabiendo que la curación está teniendo lugar y que tu cuerpo físico sé esta rejuveneciendo.

 

 

Esta meditación te dará un aspecto más sano y más juvenil. Puedes utilizarla como ayuda general. La meditación sólo cuesta el tiempo que se le dedica, aprovecha bien el tiempo a la meditación, pues el tiempo no se puede recuperar nunca.

 

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