presenta

Desde pequeña era ya grande mi afición por el cine. Era una niña asidua de un cine de verano, cercano a mi casa, al que casi siempre iba con mi abuela. Ahí comenzó mi sueño imposible de ser actriz algún día... algo que muchos pensamos pero que, en la mayoría de los casos, no deja de ser un bonito sueño que, por una cosa u otra, pocos logran hacer realidad. Era una fan incondicional de Marisol -ahora Pepa Flores, vecina de Málaga-, de Joselito, de los dibujos animados de Walt Disney -¡cuanto lloré con "Bambi"!- y de todas las películas en general. Supongo que ahí nacería también mi afición al cine clásico norteamericano, aunque no recuerdo ninguna película en especial de esa época. Me impactaban mucho las películas "de romanos" en las que los pobres cristianos siempre terminaban en las garras de los leones del circo... Más tarde, ya con mis amigas y en cines céntricos, recuerdo haber admirado a "Sissi" en todas sus películas. No sé cuantas veces vi las películas de esa serie, sobre todo la primera. Tanto me gustó que coleccioné el álbum de cromos de "Sissi Emperatriz". También lo hice con la película "Tómbola" de Marisol. Ahora recuerdo con nostalgia y echo de menos esos álbumes perdidos en el tiempo y en algún rincón de mi antigua casa... Con catorce o quince años tuve mi primer y único amor platónico: Roger Moore. Con su serie de T.V. "El Santo" entró en mi vida de tal manera que recortaba todo lo que veía sobre él y lo pegaba en un cuaderno que compré con su foto en la portada. Recuerdo bien cuando vino a España debido al éxito de la serie... tuve mucho material para recortar de las revistas y periódicos. Anoche mismo vi una película protagonizada por él: "Astucias de mujer", con Lana Turner. Evidentemente hace ya muchos años que dejó de ser mi amor platónico pero ahora, cada vez que le veo, no puedo menos que recordar aquellos tiempos y sonreir para mis adentros... Una vez fui, con mis amigas, a ver "Un hombre y una mujer". Como era para mayores de catorce años y nosotras tendríamos menos, el portero no nos dejó entrar. Días después mi amiga Mª Carmen sí logró verla porque fue acompañada de una tía suya. La moral de esos años: "para mayores de catorce años y menores acompañados"... Al parecer, el ir acompañado de un mayor quitaba importancia al asunto. Fueron muchas las películas que vi en esos tiempos y también muchas las que no vi. Luego, a través de la T.V., y más tarde del video, vi casi todas esas películas que años antes no pude o no tuve la oportunidad de ver. La mayoría de ellas de cine clásico, que me impresionaron y me aficionaron a este género.