AVENIDA ECHEGARAY 195 Por José Carrera SEGUNDA TEMPORADA Capítulo 1 Títulos de Crédito. Mientras aparecen los títulos de crédito, vemos un gato negro subiendo lentamente las escaleras del edificio del título, acompañado del tema central. Al llegar al último peldaño, el gato se sienta en el rellano. La cámara lo toma entonces desde atrás y vemos al gato sentado frente a la puerta cerrada de la buhardilla del edificio. Fundido a negro. 1.-Int. Las Calderas. Noche Plano desde lo alto. Luis esté frente al hombre del sombrero y la capa negra, al que llamaremos Sumi a partir de ahora. Ambos se miran fijamente. La luz sobre el sombrero del Sumi nos impide ver su rostro. En el suelo negro, se reflejan grandes llamaradas de las calderas. Plano detalle de la caja de madera, con el largo puñal manchado con restos de sangre reseca, y las viejas hojas a un lado. Sumi (su voz grave está "manchada" de sonidos estáticos): Es hora de empezar. Luis: ¿Empezar?. Sumi: Empezar a caminar. Él todavía no lo ha conseguido. No esperaba que llegaras tan pronto. Plano de Luis intentando examinar el rostro del Sumi. Es imposible. La sombra se cierne sobre él. Luis: ¿Quién es Él?. Sumi: Él es el que causa el dolor. Y tú el que tiene que parar ese dolor. Falta muy poco para que sepas cuál es tu camino. Y es ahora cuando Él intentará evitar que comiences a dar los pasos. Así lo hizo con ANRI. Luis: ¿ANRI?. Sumi (levantando su mano derecha. Lleva un guante negro): ANRI iba a ser como tú. Los dos estáis muy cerca. En la Sangre y en el Corazón. Por eso se deshizo de ANRI. (levanta la cabeza hacia lo alto unos instantes). No puedo decir nada más. (señala la caja en el suelo). Esa es la respuesta. Comienza tu camino ahora.(su mano derecha se apoya en el sombrero). Electricidad. Luis: Pero... La luz en la estancia se hace más intensa. Luis cierra los ojos sin poder soportar la claridad. A su espalda, las llamas crecen como largas lenguas de fuego. Corte a 2.-Int. Portal. Edificio Echegaray. Noche. Luis está de pie, de espaldas a la pared marrón. Abre los ojos. Se vuelve. Mira la pared. Después, mira sus manos. En una de ellas, el puñal. En otra, los papeles viejos y acartonados. Después, mira al frente. En las escaleras del portal, mirándole fijamente, está el Inspector Romero. A su lado, el forense Coma. Tras ellos, tres policías uniformados. Fuera, en la calle, luces de un coche patrulla. Romero observa fijamente el puñal que Luis sujeta con firmeza en su mano izquierda. Plano detalle del puñal manchado de sangre. Plano completo de Luis. Frunce el ceño sin comprender. Intenta dar un paso al frente. Sus ojos se cierran, pierde el conocimiento y cae al suelo del portal. Corte a 3.-Int. 2 Piso. Amanecer. Luis está sentado en el sofá. Dormitando. Frente a él, de pie, mirándole fijamente, Romero y Coma. El joven abre los ojos, muy despacio. Mira a los dos hombres. Mira a su alrededor. Finalmente, se incorpora ligeramente. Al hacerlo, un brusco dolor de cabeza le obliga a recostarse de nuevo. Vuelve la mirada hacia la ventana. Está amaneciendo. Luis: ¿Qué ha pasado?. Romero (mirando de reojo a Coma): Perdiste el conocimiento. Un médico te ha observado. No tienes nada. (vuelve la cabeza hacia el baúl que se interpone entre ellos). ¿Recuerdas eso?. Luis mira el baúl. Sobre éste, dentro de una bolsa de plástico, está el cuchillo con restos de sangre. Luis: Sí, si lo recuerdo. Claro que... (se detiene al observar algo en la mirada de Romero). ¿Qué ocurre?. Romero abandona su silla y da un par de pasos hacia el ordenador de Luis. Se detiene, y desde allí se encara con él. Romero: Camila Beneda ha sido asesinada, hará unas seis horas. La mataron de una puñalada en el pecho. El Juez y algunos de mis hombres están arriba. Tenemos que llevarnos ese cuchillo para examinarlo. Tenemos que... Coma (interrumpiéndole): Tenemos que comprobar si la sangre corresponde al grupo de la señora Beneda. Si así fuera, sería usted sospechoso de asesinato, Fernández. Luis no sabe qué decir. Permanece recostado, con la mirada perdida en el ordenador, sin hablar ni pestañear. Romero camina hacia él. Romero: Luis... ¿de donde has sacado ese cuchillo?. Luis le mira. No responde. Niega con la cabeza. Luis: No lo recuerdo. Sólo recuerdo que estaba en el portal... y que abrí los ojos y tenía el cuchillo en mi mano. (se detiene, recordando algo). ¿Y los papeles?. Romero (señalando al lado del joven): Ahí los tienes. Están en el sofá, a su lado. Luis los coge enseguida y los examina. Páginas viejas y algo rotas. La primera, con un encabezado bien claro. La profecía. Luis se vuelve hacia Coma. Éste no le mira a él. Ha dado algunos pasos en dirección a la mesa camilla, y su mirada permanece fija en algo que acaba de descubrir. Alarga una mano y toma el libro. El libro de los Sumi. Se vuelve hacia Luis. Coma: ¿Qué sabes de los Sumi?. Luis le mira sin poder creerse sus palabras. Se incorpora. Luis: Tengo que ver el cadáver de Camila. Romero comienza a negar con la cabeza, pero Coma levanta su mano derecha. Coma: Sí, será mejor que vayamos todos arriba. Cruza una mirada con Luis. Éste frunce el ceño, sorprendido. Corte a 4.-Int. 3 Piso. Amanecer. Plano del salón. Dos policías de espaldas. Se apartan y podemos ver el cuerpo sin vida de Camila, sentada en el sofá, los ojos perdidos en el techo de la estancia, una herida en el pecho, restos de sangre en sus ropas, la mano derecha extendida en el sofá, y el brazo izquierdo extendido contra la pared a su espalda, la mano apoyada en ésta y el dedo índice señalando hacia lo alto. Plano de Luis, Romero y Coma, los tres de pie frente al cadáver. Luis (mirando la curiosa posición del brazo izquierdo): ¿Estaba así cuando la encontraron?. Romero: Sí. Señalando hacia el cielo. Algo tendrá que ver con eso (señala la baraja del Tarot sobre la mesa) o con todas esas cosas en las que ella creía. Luis camina hacia el cadáver. Mira el rostro sin vida de la mujer. Después, sigue el brazo izquierdo con la mirada, se detiene en la mano, y observa el dedo índice que, apoyado en la pared, señala a lo alto. Luis: La buhardilla tal vez... (murmura). Romero: ¿Qué?. Luis: Nada, nada. (se encoge de hombros). Creo que voy a darme una ducha y a hablar con María... ¿la han visto?. Coma (negando con la cabeza): No, hemos llamado a su puerta, pero no hay nadie en el apartamento. Y la señora Salgado no vio nada. Romero (acercándose a Luis): Hijo... ya van cuatro muertos. Ángeles, los Prezer y ahora esto. Parece que se ha batido un récord en el vecindario... y ese tema del cuchillo es bastante espinoso... Luis: Lo entiendo. Romero: Tengo jefes... ya sabes... supongo que me pedirán una declaración tuya y todo eso... pásate mañana por la oficina... y no se te ocurra abandonar la Ciudad ni por asomo. Luis: No se preocupe por eso... no tengo la más mínima intención de irme. Romero: Mejor. Te llamaré por la tarde. (se vuelve y camina hacia la salida del apartamento) Luis va a hacer lo mismo cuando Coma se interpone en su camino. Coma: Tenemos que hablar. Luis: ¿Usted y yo?. Coma: Sí. De los Sumi. Luis no sabe que decir. Asiente. La cámara se eleva sobre ellos, nos muestra el dedo índice de Camila, lo seguimos en su trayectoria hacia el techo... La cámara parece atravesar el techo de la estancia, entrando en el Piso 4. Se pasea muy despacio por el largo pasillo, deteniéndose en la puerta de entrada al dormitorio de María. Allí, podemos ver al Gato Negro, tumbado en la cama, mirando fijamente a la cámara. Lento fundido a negro. 5.-Int. 2 Piso. Mediodía. Luis está sentado frente a su ordenador, escribiendo. La cámara se pasea a su alrededor mientras escuchamos su voz. Luis (en off): "Camila ha muerto. Después de recordarme todo lo que me dijo el día en que llegué. La han asesinado. Probablemente, mientras yo me encontraba hablando con el hombre del sombrero y la capa. Y, aunque en un principio, me he sentido desconcertado, estoy comenzando a ver las cosas algo más claras. Poco a poco y muy despacio. Pero ella tenía razón. Todo esta dentro de mi. Solo tengo que cerrar los ojos y escuchar. He quedado para comer con Coma. Sabe algo sobre el libro de los Sumi. Y si realmente es lo que pienso, yo también necesito a alguien en quien confiar. Abraham no está. Llevo toda la mañana buscándolo en Internet, pero no está. Y yo no me quito de la cabeza ciertas cosas, como un Gato Negro, la Electricidad, ANRI, María con los Prezer y con Ángeles... todo, poco a poco, está tomando un cierto sentido en mi cabeza. Puede que solamente sea el primer paso... pero es lo que necesitaba. Hora de comer. Mañana más" Luis observa lo escrito y después apaga el ordenador. Corte a 6.-Int. La Rosa Negra. Mediodía. Plano de una mano tamborileando sobre el mostrador. La cámara se eleva sobre ella y vemos a Menéndez haciendo lo mismo al compás de New York, New York, de Sinatra. Frente a él, una mujer de unos 25 años, morena, tejanos y chaqueta marrón de ante, cabellos castaños y largos, ojos negros, le observa sonriente. Se abre la puerta y entra Luis. Saluda con un ademán rápido a Menéndez y mira hacia las mesas del fondo. Coma está sentado en una de ellas, con un vaso de agua frente a sus ojos. Luis cruza el local y llega hasta él. Luis: Siento el retraso. Coma: No pasa nada. Siéntese, por favor. Luis lo hace. Ambos hombres quedan frente a frente. Luis: Usted dirá. Coma: Dígame, hijo... ¿qué sabe de los Sumi?. He visto el libro en su apartamento. Algo que no esperaba hallar allí, desde luego. Luis: Ni yo esperaba que precisamente usted tuviese algo que ver con todo éste asunto. Coma abre los ojos, visiblemente sorprendido. Coma: Explíquese. Luis (mirando de reojo hacia el resto del local): Cuando Camila fue asesinada, yo estaba con él. Coma (dejando el vaso del que iba a beber nuevamente sobre la mesa): ¿Con Él?. Luis: Con el Sumi. Coma permanece algunos instantes sin abrir la boca, mirando fijamente su vaso de agua. Coma: Le voy a contar algo, muchacho. Llevo mas de 20 años estudiando todo lo relacionado con los Sumi. El libro que tenía usted en su casa... Ernesto Boeder me lo dejó algunas veces... pero nunca encontré nada en él. Llámelo hobby, afición, lo que sea. No todo iba a ser trabajar en el Departamento (medio sonríe). Y ahora usted me dice que ha estado con el Sumi... una figura antiquísima, casi un mito, del que solamente sé que tiene una misión en este mundo. (bebe un largo trago). Francamente, hijo, me parece que ha leído demasiadas veces ese libro. Y que probablemente ha sufrido algún tipo de alucinación. Luis: Buscar, encontrar y ayudar en la medida de lo posible al Senofer, el hombre que viene para luchar con el Mal hecho realidad. Eso es lo que dice el libro. Coma: Textualmente. Menéndez aparece un instante, deja los menús sobre la mesa, le sonríe a Luis y regresa al mostrador. Luis: Coma... puede que esto le resulte extraño, pero todo lo ocurrido los últimos días en Echegaray, todo remite directamente a ese libro y la historia de los Sumi. Necesito... necesito un socio. Sin condiciones, sin preguntas. Alguien con quien compartir, alguien con dotes deductivas... y alguien con la mente abierta, porque todo lo que me ha ocurrido estos días es realmente... muy extraño. Y lo necesito porque, tanto si usted me cree como si no, tenemos un nuevo cadáver entre manos... y yo estoy implicado aparentemente en todo el asunto. Coma permanece unos segundos en silencio. Pensativo. Después, su extremadamente larga y delgada figura se inclina hacia Luis y le tiende la mano derecha. Luis se la estrecha. Coma: Necesitaré que me ponga en antecedentes... Luis (sonriendo): Vamos allá pues. (abre su cajetilla de tabaco y extrae en cigarrillo. Coma le mira con gesto de reproche. Luis sonríe y enciende el cigarrillo). ¿Recuerda la fotografía que encontramos en casa de Ángeles?. Era una foto borrosa. En un álbum que María Cruz tenía en su poder, encontré unas iniciales a pie de página de esa fotografía. CRYY. En un principio pensé en Carlos, Rosa y Yo (Yo era Ángeles, evidentemente). Ni se me pasó por la cabeza el hecho de que María se apellidase María Cruz. Pero eso dejaba algo en el aire. ¿Quién había tomado la foto?. La explicación más lógica era que Cruz estuviese en la imagen, y Carlos hubiese tomado la instantánea. Ángeles tenía relaciones con el matrimonio Prezer. Y María estaba enamorada de Ángeles. Habría hecho lo que ella le pidiese. Incluso mantener relaciones con los Prezer, prestándose así a los juegos de Ángeles. Al poco de conocer a María supe, intuí o como quiera llamarlo, que a María no le gustaban los hombres. Cuando María se enteró de que Ángeles se iba, la dejaba, escapaba con el dinero a Río de Janeiro, se lo comentó a los Prezer, y estos tramaron el plan para asesinarla a ella y a Orgaz. Después de que Ignacio asesinase a Ángeles, María llegó a casa, sabiendo lo que se iba a encontrar mas o menos. Vio el cadáver de la mujer a la que amaba, y dejó sobre su pecho los billetes de 10.000 y las rosas amarillas. El símbolo del despecho por el dinero y por los celos. Y eso lo hizo después de asestarle una puñalada en el pecho. Coma: ¿Porqué esa puñalada?. Luis (extrayendo de su chaqueta los papeles de la profecía): Por esto. (Se los tiende y Coma los examina unos segundos). Esas páginas faltan del libro de los Sumi. Llevo toda la mañana ojeándolas. En ellas dice, entre otras cosas, que para destruir el alma de los habitantes del Cielo y del Infierno hace falta matarlos con la Daga de Las Almas.. Coma: El cuchillo que tenemos en el laboratorio. Luis: El mismo que el Sumi me entregó esta noche junto con estas hojas. El mismo con el que sospecho que fue asesinada Camila. Coma (visiblemente sorprendido): ¿Sabía usted todo esto desde el principio?. Luis: No, en absoluto. Comencé a sospechar de María algunos días después, cuando Ignacio Salgado se confesó ante mi en Comisaría. Ella estaba asistiendo al funeral de Ángeles... y cuando regresó era una persona diferente. Me dijo que había dormido en casa de los Riego, pero el padre de Ángeles, Alberto, me confirmó que no había sido así. Y ella tenía el álbum en donde faltaba la fotografía ANTES de ir al funeral. Y, a su regreso, comenzó a comportarse de manera extraña. Puede que yo estuviese más sensible, y que antes no lo percibiese, pero así fue. Recuerdo una mañana en la que le nombré al Gato Negro, y justo en ese instante todo el sistema eléctrico del coche en el que íbamos se paralizó. En el libro de los Sumi hay una imagen muy clara. El rostro de un Gato Negro, con los ojos cruzados por dos rayos. Electricidad. Recordé que la electricidad también desaparecía cuando yo recibía esos extraños mails de los que le he hablado. Y María parecía quedarse muchas veces en blanco, como si cosas cotidianas le resultasen extrañas. Entonces, su mirada se perdía en alguna parte, y parecía recordarlo todo de repente. ES COMO SI ALGUIEN SE LO ESTUVIESE APUNTANDO. Coma frunce el ceño. Coma: ¿A dónde quieres llegar?. Luis: El Sumi me ha advertido sobre al Electricidad. Pienso que sea quien sea, o lo que sea, contra lo que el Sumi lucha o quiere que luche yo, altera, viaja o se mueve a través de la electricidad. Si María causa también esas alteraciones... está relacionada de alguna manera... y el Gato Negro, Camila siempre me advertía sobre él... y era propiedad de los Prezer. Con los que Ángeles y María tenían un especial "contacto". Y hay algo más. El Sumi busca la figura del Senofer... quien supuestamente luchará contra el Mal llegado el momento. Senofer era el nombre de la clínica veterinaria que había antes aquí mismo, en La Rosa Negra. La clínica a la que, sin duda, los Prezer llevaban a su gato, el Gato Negro. Creo que el Sumi era el hombre que llevaba esa clínica, estaba buscando al Senofer... y pensó que era Ángeles. Por eso se estableció aquí, y cuando vio que el Gato Negro estaba aquí... supo que venía a por Ángeles. Coma: ¿Ángeles el Senofer?. Luis: ¿Nunca ha leído sobre ANRI? Coma: Desde luego. Sale al menudo en el libro de los Sumi. Luis: Bueno, pues no me negará que hay algo más que casualidad en que ANRI coincida con ÁNGELES RIEGO. Coma se queda en silencio. No parece saber qué decir. Coma: Creo que acabo de descubrir más en 10 minutos que en 20 años de investigación. Hace unos instantes, esto era solamente para mi algo parecido a una afición. Y de repente... Luis: ¿Sólo una afición?. ¿Y por eso ha querido comer conmigo?. Coma (negando con la cabeza): He dicho algo parecido... Mi mujer era la experta en todo este tema. Yo solamente seguí sus pasos. Seguro que ella habría tardado menos en llegar hasta aquí. Luis: ¿Dónde está ahora?. Coma (mirando fijamente al vaso): Murió. De una larga enfermedad. Llevábamos sólo 8 años casados. Ella... ella veía cosas... Y cuando estaba en su lecho de muerte... me dijo, me hizo prometer que yo seguiría con todo esto hasta el final... porque una cosa era segura... el futuro dependía de Senofer. Los dos hombres permanecen en silencio unos segundos... hasta que finalmente Coma levanta la mirada. Coma: ¿Hay algo más que yo deba saber?. Luis: Básicamente, y muy por encima, esto es todo. María no está, y ha desaparecido justo cuando Camila ha sido asesinada. Camila, alguien que también VEÍA cosas, alguien que me dio pistas y que me estaba ayudando en cierta manera. Durante los últimos días ha... cambiado... digamos que ha intentado seducirme de alguna manera en varias ocasiones... Creo que va a por mí... Ella o el Gato Negro... Y no me puedo quitar de la cabeza una de las ultimas cosas que me dijo Camila. Coma: ¿El qué?. Luis: Durante tres años estuve en Coma. Tuve un accidente de coche. Y no recuerdo nada sobre ese espacio de tiempo. Ha sido borrado de mi mente. Ella insistió en que eso era importante. Coma (reflexionando): Así que tenemos que encontrar a María. Porque, lo que me estás diciendo, si no he entendido mal, es que Ángeles era el Senofer... y si ella lo era y el Mal consiguió acabar con ella... ¿qué tienes que ver tu en todo esto.? Luis: El Sumi me lo dijo esta noche. Ángeles y yo llevábamos el mismo camino. Ibamos a ser lo mismo. El Gato Negro se encargó de que Ángeles no llegase a ser el Senofer... y ahora va a por mi. Coma: ¿Tú eres el Senofer? Luis: La verdad, no sé lo que soy en estos momentos. No sé nada de nada en lo que a mi persona se refiere. Pero no tengo otra opción. Tengo que seguir adelante y descubrir a donde lleva todo esto. Y por eso necesito ayuda. Coma (bebiendo un largo trago de agua): ¡Joder!. Luis: Si... (se detiene unos instantes). La primera vez que vi a Ángeles fue aquí mismo, en la barra... y sentí algo especial... como si estuviésemos unidos de alguna manera... Y ahora comienzo a comprender el porqué. (se mira las manos. Están temblando. Intentando disimular, las oculta bajo la mesa). Los dos hombres permanecen en silencio, frente a frente. Lento fundido a negro. 7.-Int. Edificio Echegaray. Tarde. Luis entra en el portal. Se detiene un instante y observa la pared marrón. Camina hacia ella, extiende la mano, la toca. Entorna la mirada, como intentando atravesarla. La luz de la lámpara del portal ilumina parcialmente su rostro. Una sombra lo cubre entonces. Luis vuelve la mirada hacia atrás. Una silueta recortada contra la luz de la lámpara. Luis da un paso al frente, intentando distinguirla. Es Sandra Salgado. Luis: Señora Salgado... hola... Sandra le mira con tristeza. Sandra: ¿Qué está ocurriendo, Luis?. ¿Qué está pasando en el Edificio?. Luis no sabe cómo responder a esto. Camina hacia la mujer. Ella da un paso atrás, apoyándose en la pared, al lado de las escaleras. Sandra: Ahora la señora Beneda. Antes los Prezer... y antes esa chica... Luis desvía la mirada hacia el exterior. Luis: Sea lo que sea terminará pronto, Sandra. Se lo prometo. No habrá más muertos. Sandra: ¿Cómo puede estar tan seguro?. Luis (enfrentándose a su mirada): Porque tiene que parar. De una vez. La policía... la policía está tras la pista. Parece que fue un robo. Le podía haber pasado a cualquiera. Y los Prezer murieron en un accidente de coche. Es una casualidad, nada más que eso... (extiende una mano y toca su brazo). No se preocupe. No va a ocurrir nada malo. Sandra: He puesto la habitación de Ignacio en alquiler. A ver si algún estudiante se anima o así... alguien alegre, por Dios... alguien que sonría y que me pueda hacer olvidar... Luis: Seguro que aparece alguien pronto. Ya lo verá. (sonriendo). Esta zona está cerca de la Facultad y... Sandra: Eso me recuerda algo. (introduce su mano derecha en el bolsillo del vestido y saca una nota). Estaba debajo de mi puerta esta mañana. Es para usted. Luis, frunciendo el ceño, toma la nota. Plano de la nota. "Me voy a ver a mi madre a Barcelona. Volveré el jueves. No quería despertarte. Besos. María". Luis (susurrando): Que oportuno... (levanta la mirada hacia la mujer). Me voy a descansar un rato. Tengo cosas que hacer... Sandra: Pues no las deje de lado. (la mujer comienza a subir las escaleras). O nunca las terminará. Luis parece dispuesto a decir algo, pero se encoge de hombros mientras comienza a subir las escaleras tras la mujer. Corte a 8.-Int. Comisaría. Despacho de Romero. Tarde. Romero está sentado examinando un dossier. Vemos algunas fotografías del cadáver de Camila. Romero las estudia con detenimiento. Llaman a la puerta. Romero: Adelante (dejando la fotos a un lado). Coma abre la puerta. Lleva su acostumbrado traje negro, resaltando su palidez, delgadez e inmensa estatura. Coma (entrando y caminando hacia una silla): Usted dirá. Romero (después de pensar unos segundos): ¿Lo ha hecho él?. Coma: No lo creo. Es más, casi podría afirmarlo con seguridad. Los del laboratorio no tendrán el examen del cuchillo hasta mañana. Aún así, la sangre estaba reseca, con lo cual casi podríamos descartar que haya sido esa el arma usada contra la mujer. Romero: ¿Entonces...?. Coma: No hay mucho que decir. Salvo que la chica esa, María Cruz, no está en su apartamento. Resulta algo curioso que haya desaparecido justo en este preciso momento. Tal vez deberíamos investigarla... cuando la localicemos. Romero: Bueno, por alguna parte hay que comenzar. (suspira). La verdad, yo tampoco creo que Luis tenga nada que ver en la muerte de esa pobre mujer. Si algo he sabido desde siempre es que ese muchacho ha nacido para defender la Ley, no para cometer un asesinato. Coma: Supongo que tiene razón. El muchacho vale, y mucho. Mucho más de lo que me había imaginado en un principio. Romero: ¿A qué se refiere?. Coma duda un instante. Coma: A nada en especial. Pero tiene buenas dotes. Plano de Romero, pensativo. Corte a 9.-Int. 2 Piso. Anochecer. Luis está sentado en el sofá, con la cabeza recostada. Sobre su regazo descansa el libro de los Sumi. Se ha quedado dormido. Comienza a oscurecer fuera, y la tenue luz de las farolas ilumina el salón. 10.-Int. 4 Piso. Anochecer. Acompañados del mismo tono de luz, vemos el dormitorio de María. El Gato Negro sigue descansando sobre la cama. Se lame una pata. 11.-Int. 2 Piso. Anochecer. La imagen pasa de un plano general a un primer plano de Luis, acercándose a su rostro. Podemos ver como los ojos se mueven bajo sus párpados. La cámara se acerca más y parece entrar a través de su frente, pasando a negro. INSERTO: Con el fondo totalmente negro, vemos el rostro de Camila Beneda, mirando directamente hacia la cámara. Camila: Recuerda... recuerda... 12.-Int. Habitación de Hospital. Día. Plano desde lo alto. Luis está tumbado en una cama. Un cardiógrafo emite un constante "bip". La puerta de la habitación se abre. Una mujer rubia, vestida de negro, a la que solamente podemos ver desde alto, entra en la estancia. Camina hasta la cama y se sienta en el borde. 13.-Int. 4 Piso. Anochecer. El Gato Negro se incorpora en la cama. Sus ojos amarillos pasan a tomar un tono rojizo. Sus pelos se erizan. Su lomo se curva. 14.-Int. Habitación de Hospital. Día. Plano desde lo alto. La mujer rubia se inclina sobre Luis y le besa en la mejilla, sin soltar su mano. El cuerpo del joven se mueve ligeramente. 15.-Int. 4 Piso. Anochecer. El Gato Negro parece haberse vuelto loco. Salta y araña la cama. Se lanza contra la cabecera de ésta, golpeándose, sin dejar de lanzar bufidos que inundan la estancia con un sonido entre animal y estático. 16.-Int. Habitación de Hospital. Día. La mujer que permanece sentada al lado de Luis ya no tiene los cabellos rubios, sino morenos. Vuelve a inclinarse hacia el joven, y esta vez besa sus labios. Luis abre los ojos. La imagen cambia. Desde su punto de vista vemos el rostro de la mujer. Se trata de María. Tiene los ojos rojos como los del Gato Negro. Se relame mientras muestra una sonrisa inhumana. Luis mira detrás de la mujer. En la puerta de la habitación, Camila y Ángeles, las dos mirándole. Lloran. En silencio, con una mirada cargada de pena y compasión. La puerta se cierra y las dos mujeres desaparecen. Corte a 17.-Int. 2 Piso. Noche. Luis abre los ojos de repente. Durante unos segundos, parece no saber muy bien en donde se encuentra. Se incorpora y examina el salón del apartamento con un lento vistazo. Detiene su mirada en el ordenador. Primer plano de su rostro. Una curiosa y extraña sonrisa aparece en sus labios. En off, escuchamos un sonido característicos. Alguien está arañando madera. Luis se vuelve hacia la puerta del apartamento. Se incorpora y camina hacia ella. La abre. María está en el descansillo, firme, mirándole. Sigue teniendo los ojos rojos, al igual que sus labios. Viste un sedoso camisón blanco. Luis la mira fijamente. Ella de un paso al frente. El joven se aparta, dejándola entrar. María permanece de pie mientras ve como el joven cierra la puerta. Luis camina hacia ella. María: Te estaba esperando (su voz suena cargada de estática). Luis: Ha sido un largo camino hasta aquí. María (dando un paso al frente, acariciando la mejilla del joven): Ven a mi, Lucifer. Luis: Ese es mi nombre. La joven besa sus labios. Luis la rodea con sus brazos, saborea el beso, se deja llevar, comienza a acariciar el cuerpo de la muchacha, besando su cuello. La cámara se aleja de ambos, lentamente, hacia la ventana del salón, hacia el exterior. Apoyado en la ventana, sentado, descansando, vemos al Gato Negro, de espaldas a nosotros. Lento fundido a negro, y con la pantalla a oscuras, escuchamos la voz de María en off. María (off): Eres mío.... 18.- Int. Buhardilla. Media luz. Ángeles y Camila están sentadas en las dos sillas, frente a la mesa camilla. Ambas mirando hacia el sofá cubierto con una gran sábana blanca. Sobre este, el Sumi, su rostro cubierto por la sombra del sombrero. Ángeles es la primera en hablar. Todas las voces cargadas de estática. Ángeles: Le hemos perdido. Camila: Todavía no. Sumi: Él es fuerte. Todavía hay una posibilidad. El Mal no lo puede retener eternamente. El Mal atrae con fuerza, pero es inconstante. Ángeles: Lo peor viene ahora. Sumi: Dolor… Miedo… Muerte… Primer plano del Sumi y fundido a negro FIN DEL CAPITULO 1