AVENIDA ECHEGARAY, 195 por Jos‚ Carrera SEGUNDA TEMPORADA CAPITULO 3 TĦtulos de cr‚dito. 1.-Int. T£nel. Un largo y oscuro t£nel. Una luz al final. Una figura camina por el t£nel en direcci˘n a la c mara. En un principio es peque¤a, apenas la distinguimos. Mientras se va acercando, escuchamos en off la voz del Sumi. Sumi (off): Te estamos perdiendo. Cada vez est s m s a gusto con L. Y cada vez te gustar  m s. Querr s m s almas, querr s m s vidas, buscar s y buscar s... Y L lo sabe. La figura camina hasta ocupar toda la imagen, y corte a negro. 2.-Int. 2 Piso. Dormitorio. Ma¤ana. Luis se despierta bruscamente, abriendo los ojos. Est  sudando copiosamente. Permanece apenas unos segundos con la mirada perdida en el techo de su habitaci˘n. El tiempo suficiente para comprender que es ‚l, que nadie est  en su interior. Se incorpora dando un brinco y camina corriendo hacia el tel‚fono. Se detiene ante ‚ste y marca un n£mero r pidamente. Se lleva la mano a la cabeza. Le duele. Mujer (off): 091, PolicĦa. ¨DĦgame?. Luis: Con Ricardo Coma, por favor. Es muy urgente. Pasan algunos segundos. Luis mira a su alrededor. Hacia la puerta, expectante, casi temiendo lo que puede ocurrir en cualquier momento. Coma (off): SĦ?. Luis: Soy Luis. Tiene que... Coma (interrumpi‚ndole): ¨D˘nde estabas ayer?. ¨Est  todo bien?. Luis: No, nada est  bien. Tiene que venir aquĦ. Quiero que me encierre. Coma: ¨Qu‚ dices? (un peque¤o silencio). A todo esto, felicidades. No s‚ c˘mo lo haces, pero has vuelto a dar en el clavo. Luis: SĦ, ya lo s‚. Han encontrado a un yonki muerto en el Parque Sur. Llevaba algunas pertenencias de Camila. Y seguro que Romero est  saltando de contento. Coma (off): Luis... ¨qu‚ est  ocurriendo?. ¨C˘mo sabes eso?. TodavĦa no hemos hablado con la prensa. Nadie... Luis: Ricardo, venga aquĦ, a ser posible con dos hombres. O dĦgale a Romero que venga. Cuanto antes. Coma (off, tras una breve pausa): Har‚ lo que dices, Luis. Estar‚ ahĦ en unos minutos. Pero espero que... Luis cuelga el aparato y permanece un momento sin saber qu‚ hacer. Despu‚s, camina hacia el ordenador. Se detiene. Niega con la cabeza. Mira a un lado y al otro. La cabeza le duele. Se lleva las manos a las sienes. El dolor parece intensificarse. La luz de la l mpara comienza a parpadear. Luis la mira de reojo. Niega con la cabeza. Consigue incorporarse. Se acerca hasta las ventanas y baja las persianas con rapidez. El parpadeo aumenta en la luz. Luis camina hacia su habitaci˘n, casi dando tumbos. Llega hasta la puerta. Desde su punto de vista, vemos el interior. Una sombra comienza a desdibujarse a contraluz, en la ventana. Apenas una silueta, casi imperceptible. Es MarĦa. Luis se vuelve hacia el pasillo. Mira hacia la puerta de salida al descansillo. Camina hacia ella. MarĦa (en off): Mi vida... Ven... Luis llega hasta la puerta. Alarga la mano para intentar abrirla, pero cae sentado mientras reprime un grito de dolor y se lleva las manos a las sienes. Desde el suelo, apoyada la espalda contra la pared, mira hacia el final del pasillo. Las luces del sal˘n parpadean cada vez m s. La silueta de MarĦa se dibuja, caminando hacia ‚l. Levanta la mirada hacia la pared que tiene enfrente, y sus ojos se encuentran con el cuadro el‚ctrico, una caja pl stica empotrada en la pared. Se incorpora. Abre la caja. Baja todos los interruptores. Las luces dejan de parpadear. La silueta desaparece. La casa queda a oscuras. Luis cae al suelo. Respirando con dificultad, permanece allĦ, envuelto en la oscuridad. Sus ojos se cierran. Fundido a negro. 3.-Int. Descansillo 2 Piso. Ma¤ana. Ricardo Coma y el Inspector Romero llegan hasta el descansillo, acompa¤ados de dos agentes de policĦa. Coma llama al timbre, pero ‚ste no suena. Mira un momento a Romero y golpea la puerta ligeramente con los nudillos. Coma: ¨Luis...?. Vuelve a llamar. La puerta se abre lentamente. Luis est  al otro lado, mir ndoles a ambos, todavĦa en calzoncillos, sudoroso. A sus espaldas, todo a oscuras. Romero: Hijo, ¨qu‚ ocurre?. Luis: Ustedes dos entren por favor. El resto, que se queden fuera vigilando. Romero les hace una se¤al a los dos agentes, y acompa¤a a Coma al interior. Luis camina por el largo pasillo, hacia el sal˘n, seguido por los dos hombres. Romero: ¨Se ha ido la luz?. Llegan al sal˘n. Luis est  levantando las persianas. El sol de la ma¤ana inunda la estancia. Los dos hombres permanecen de pie, mientras Luis se deja caer en el sof . Luis: Ricardo... Inspector... Ese tipo del parque no mat˘ a Camila. Romero: Joder Luis... ¨qu‚ co¤o est  pasando aquĦ?. Primero nos dices que no serĦa mala idea investigar por allĦ, por si las moscas, y ahora que encontramos una pista fiable... Luis: No es una pista fiable. Es una pista falsa. Y yo lo s‚ mejor que nadie. Porque a ese pobre desgraciado lo mat‚ yo anoche... o eso creo... Los dos hombres le miran sin comprender, con gesto de evidente sorpresa. Romero: Cyrano, me resisto a creer que t£ hayas podido hacer una cosa asĦ. ¨Nos puedes explicar que...? Coma: Luis... ¨esto tiene algo que ver con el Sumi?. Luis asiente. Romero frunce el ce¤o. Romero: ¨El Sumi?. ¨Qu‚ co¤o es eso del Sumi?. Pescado japon‚s o algo asĦ?. ¨De qu‚ co¤o est is hablando?. Coma se vuelve hacia el Inspector, llev ndoselo a una esquina del sal˘n. Coma: Inspector... La verdad, yo tampoco s‚ que es lo que est  ocurriendo, pero Luis est  convencido de que se trata de algo... bueno, serĦa largo de explicar, pero b sicamente necesito que me deje a solas con ‚l y que confĦe en mĦ. Y cr‚ame, ‚l no ha matado a nadie. Romero (con gesto malhumorado): Joder, eso no hace falta que me lo diga. (duda, sin saber que hacer). Me vuelvo a comisarĦa, pero quiero que me diga todo lo que ocurra aquĦ antes de comer. ¨Me he explicado con claridad?. Coma: Perfectamente... gracias jefe. Ech ndole una £ltima mirada a Luis, Romero abandona el apartamento. Coma y ‚l quedan a solas. Luis: ¨Porqu‚ ha dejado que se vaya?(habla casi sin fuerzas, agotado). Ella puede volver en cualquier momento. No estamos seguros en ninguna parte. Tiene que hacer algo o... Coma: Tranquilo. ¨Qui‚n es ella?. Luis: MarĦa... Bueno, no es MarĦa. Se aparece ante mĦ como MarĦa, pero no es ella. Y yo ser‚ igual dentro de poco. Ya no habr  manera de que se vaya de dentro de mĦ, igual que no se puede ir de dentro de ella. Coma: ¨PERO QUIN?. Luis: L. El que sabĦa que µngeles terminarĦa enfrent ndose y venci‚ndole. Por eso el Sumi me hizo venir aquĦ. Porque la muerte de µngeles era inminente y yo soy el siguiente. Por eso L utiliza a MarĦa. Porque es la persona que m s cerca estaba de mĦ, porque ya la habĦa utilizado antes para arrancarle a µngeles lo que sea que esa Daga de las Almas extrae de nuestros cuerpos. AsĦ es como funciona todo. Coma: ¨De verdad crees todo eso?. Luis: Esc£cheme atentamente. Solo lo dir‚ una vez, y necesito que me crea. L entra dentro de mĦ a trav‚s de MarĦa. Y conoci˘ a MarĦa porque L vive dentro del Gato Negro. Y supongo que lleva haci‚ndolo con otras personas desde... no s‚ desde cuando. µngeles estaba a punto de convertirse en lo que yo me convertir‚ dentro de poco. En el Senofer. Por eso acab˘ con ella. No fĦsicamente. Le hablo de su Alma. Y, despu‚s de utilizarme para buscar nuevas vidas de las que alimentarse, terminar  acabando conmigo tambi‚n. Tengo que encontrar la manera de que no entre en mĦ hasta que el proceso termine y yo me convierta en... en el jodido Senofer. Y para escapar de L tengo huir, tengo que evitarlo. (mira hacia la l mpara, y despu‚s al ordenador). L viaja a trav‚s de la electricidad. Coma permanece en silencio, escuchando, intentando asimilar las palabras del joven que tiene frente a ‚l. Finalmente, niega con la cabeza. Coma: De verdad que no s‚ como has llegado a esas conclusiones... (toma aire). Cuando me hablaste del Sumi... el otro dĦa... pero esto es... Va contra todo lo que yo pueda admitir. Luis: ¨C˘mo muri˘ su mujer?. Coma parece acusar el golpe que la pregunta implica. Coma: Enferm˘. No s‚ qu‚ era exactamente. La vieron muchos m‚dicos... pero ninguno dio una explicaci˘n realmente l˘gica. Simplemente, se morĦa. Luis: Necesito que se olvide de la l˘gica por unos momentos. ¨Usted creĦa en lo que ella investigaba?. Coma: Ana... era antrop˘loga... siempre pens‚ que era como una obsesi˘n... Luis: Necesito que me ayude, Coma (Luis enfervoriza cada una de sus palabras. La desesperaci˘n est  en su mirada, en sus manos, en su voz). Necesito que recuerde. Algo especial, algo diferente, algo que ocurriera en aquellos dĦas... Le necesito. Presiento que muchas cosas dependen de usted. Coma se incorpora. Pasea por la estancia, con las manos en los bolsillos. Su cabeza casi roza la l mpara. Desde lo alto, desde su esbelta y extrema delgadez, se vuelve hacia el joven. Coma: Me ense¤˘ algo... y unos dĦas antes de su muerte me pidi˘ que lo probara con ella. Luis: ¨El qu‚?. Coma: Hipnosis. Me dijo lo que tenĦa que hacer, y me pidi˘ que la hipnotizara y que grabase todo lo que ella dijese. Luis: ¨TodavĦa conserva esa grabaci˘n?. Coma: Desde luego. Luis: Despu‚s la escucharemos. Ahora tengo que pedirle que haga lo mismo conmigo. Coma: ¨Qu‚?. Apenas recuerdo como.... Luis consigue incorporarse del sof . Da un paso hacia ‚l. Luis. H galo. Primer plano de Coma. Corte a 4.- Int. 2 Piso. Sal˘n. Ma¤ana. Luis est  sentado en el sof , c˘modamente recostado. Frente a ‚l, sentado sobre el ba£l, Coma le mira directamente a los ojos. Sostiene una cuchara con la mano derecha, frente a los ojos del joven. El apartamento sigue sin electricidad. La luz que entra desde el exterior se refleja en la cuchara, y su brillo cae sobre los ojos de Luis. Coma: Est  amaneciendo. La temperatura roza los 20 grados. Una deliciosa ma¤ana de domingo. Est s tumbado en la fresca hierba de la ma¤ana. La brisa roza tu piel. La comodidad es absoluta. Tus ojos te pesan, y lentamente caes en un profundo sue¤o, mientras el sonido de los p jaros cantando se aleja y se aleja, se aleja y se aleja... (Luis va cerrando los ojos lentamente). ¨Est s conmigo Luis?. (el joven asiente vagamente). Bien. (Coma deja la cuchara sobre el ba£l y toma un papel escrito a mano). ¨D˘nde estamos, Luis?. Luis(casi en un susurro): Mi casa. La casa de mi madre. Ella est  en la puerta. Me da un beso. Se va. Mis tĦos se quedar n conmigo. Mi madre me sonrĦe. Me ha dicho que volver  pronto, pero yo s‚ que tardar  en hacerlo. En blanco y negro, vemos a la madre de Luis, una mujer de unos treinta a¤os, sonri‚ndole desde la puerta. Una pareja permanece al lado del muchacho. Desde el punto de vista de Luis, un ni¤o de unos tres a¤os, vemos a su madre. La mirada desciende hasta detenerse en el est˘mago de la mujer. Luis (en off, mientras vemos las im genes): Mi madre est  embarazada. Abre la puerta. Un hombre la espera fuera. Un hombre joven... yo le conozco. Apenas puedo ver su rostro, pero le conozco. Apenas podemos ver al hombre que espera en la puerta. La mujer le dice algo, la mirada de Luis se posa en sus labios. Podemos entender la palabra Cyrano. Luis (en off): Es Cyrano. AsĦ le llamaba ella. Por eso me puso ese apodo como segundo nombre. Es el amigo de mi padre, el hombre que escribĦa las cartas... y yo s‚ quien es.... Plano de Luis en el sof , y Coma frente a ‚l. Coma: Es hora de regresar... Luis: ­No!. Hay algo m s. El Hospital... estoy en el Hospital... Y la mujer rubia est  sentada en la cama (vemos la imagen en blanco y negro de la habitaci˘n del Hospital, desde arriba, y la mujer rubia tomando la mano de Luis). Puedo verle la cara. Es... Plano de la mujer desde el punto de vista de Luis. Es µngeles. Luis: Es µngeles. µngeles... y en la puerta... est  mi madre, mir ndonos... (un peque¤o silencio). Acabo de despertar del Coma. Un m‚dico me est  informando de que mi madre muri˘ durante los tres a¤os que estuve en coma... Plano de Luis y Coma frente a ‚l. Coma: Luis, vas a despertarte de un momento a otro. Vuelves a escuchar los p jaros... est s de nuevo en el prado, la brisa suave en tu rostro... y te despiertas lentamente. Luis abre los ojos muy despacio. Mira a Coma. Vuelve su mirada hacia la puerta del apartamento. Se incorpora poco a poco. Luis: Tengo que hablar con alguien... Corte a 5.-Int.ComisarĦa. MediodĦa. Luis avanza con rapidez por los pasillos de la comisarĦa. De vez en cuando echa un vistazo a las luces. Mira a su alrededor, con desconfianza, los rostros de los que se cruza. Finalmente, llega hasta la puerta del despacho de Romero. Llama dos veces. En off, escuchamos a Romero invit ndole a entrar. 6.-Int. Despacho de Romero. MediodĦa. Romero saborea unos espaguetis que extrae directamente de un recipiente para microondas, acompa¤ados de una cerveza. Levanta la mirada, observa a Luis y aparta la comida bruscamente. Romero: ¨Me vas a explicar de una vez qu‚ demonios est  ocurriendo?. Luis (sent ndose ante ‚l): Tengo algo que compartir con usted. Y usted algo que compartir conmigo. Al fin y al cabo, mi segundo nombre se lo debo en parte a su afici˘n a escribir cartas. Se produce un largo silencio. Romero mantiene la mirada, pero le cuesta, y termina apart ndola hacia la mesa. Cruza ambas manos sobre ella, inc˘modo. Romero: AsĦ que finalmente te has enterado. Luis: M s o menos. Ahora s‚ que usted es el amigo de mi padre que le escribĦa las cartas a mi madre, s‚ que estuvo con ella cuando mi padre nos abandon˘, dej ndola embarazada, y que la ayud˘ a tener a esa hija fuera de los ojos de todo el mundo. Romero: Bueno... pues entonces sabes lo mismo que yo. Siento que ella no te lo dijera... y siento no hab‚rtelo dicho yo antes... pero tu madre me hizo prometerle que nunca te hablarĦa de ese tema. Tu padre estarĦa muerto ante tus ojos y los del resto del mundo. Y esa hija... la verdad, no s‚ si fue hijo o hija. La entreg˘ en adopci˘n y nunca m s se volvi˘ a nombrar ese tema. Luis escucha atentamente, como pasando por alto los temas que m s le implican personalmente, ci¤‚ndose £nicamente a la historia. Luis: ¨Quiere decir qu‚ no sabe si mi padre...?. Romero: Hijo... Yo querĦa a tu madre. C˘mo no he querido nunca a ninguna mujer. (mira la comida a su lado). Mi mujer no lo sabe. La seguĦ queriendo despu‚s de casarnos, y asĦ ha sido, y supongo que asĦ ser  siempre. Despu‚s de que ella muriera, seguĦ tu carrera, me enter‚ que continuabas tus estudios de criminologĦa... Y no me preguntes porqu‚, pero puls‚ algunos botones para que pudieras hacer las pr cticas en esta comisarĦa. Luis: ¨Porqu‚?. Romero: Porque Elena y yo no hemos tenido hijos. ¨Te sirve eso como respuesta o tu afilada mente no es capaz de comprender el resto?. Luis no sabe qu‚ decir. Le mira, y un peque¤o asomo de sonrisa se . Pero desaparece enseguida. Luis: Bueno, supongo que, hasta cierto punto, tiene derecho a saber el resto de la historia. Romero: ¨Qu‚ historia?. Luis (acerc ndose un poco): µngeles era mi hermana... µngeles era esa hija que mi madre entreg˘ en adopci˘n. (Romero abre los ojos sin saber qu‚ decir. Abre la boca, pero Luis levanta la mano). Eso no es todo. Creo que fui traĦdo hasta el Edificio Echegaray a prop˘sito. Porque ella iba a morir antes de que supiese qui‚n era realmente... y yo tenĦa que ocupar su lugar. Romero: Ya me he perdido... Luis: Romero... (Luis busca en su interior la manera de explic rselo). En ese Edificio hay algo... No me pregunte qu‚ es, pero es lo que mat˘ a µngeles, lo que mat˘ a los Prezer y a Camila... y es lo que ahora va a por mĦ... Y tengo que detenerlo como sea. Romero: ¨Cu ndo dices algo quieres decir... algo en plan raro... algo como...? Luis: Si quiere llamarlo El Diablo, por mĦ bien. El Mal. Ll melo c˘mo quiera, pero el caso es que est  ahĦ. Y, mal que nos pese, a mĦ sobre todo, soy el £nico que puede pararlo. Romero: Luis... ¨mataste t£ a ese Yonki que encontramos en el Parque?. Luis niega con la cabeza. Luis: T‚cnicamente... sĦ. Pero no era yo el que lo hizo. Romero: Luis, joder, ¨sabes lo que me est s diciendo?. Est s hablando con un Inspector. Est s confesando un crimen... ¨Se puede saber qu‚ co¤o os ense¤an ahora en la Facultad?. Luis: Necesito tiempo... un poco de tiempo... Romero: Luis... joder, por si no te has dado cuenta, te quiero como a un hijo, ­pero me est s pidiendo que haga la vista gorda en un caso en el que te confiesas asesino!. Luis: ­48 horas!. S˘lo eso. ­48 Horas!. No le pido nada m s. Despu‚s de ese tiempo, puede usted hacer lo que crea conveniente.(se detiene un instante, y despu‚s inclina la cabeza hacia el Inspector). No me importa lo que haga conmigo, si me mete en la c rcel o me acusa de asesinato, pero necesito tiempo... para parar esto. Romero aguanta la mirada del joven unos segundos. Despu‚s, acerca nuevamente los espaguetis y sigue comiendo, con la cabeza baja, sin mirarle. Luis abandona su asiento, llega hasta la puerta y allĦ se detiene. Luis: Solo una cosa m s (Romero resopla desde su silla). La Daga... el cuchillo con el que mataron a Camila... Romero (dejando el tenedor sobre los espaguetis): Luis... Luis: Se lo devolver‚. Se lo prometo. (da media vuelva y abre la puerta). Gracias... Sale del despacho. S˘lo entonces Romero levanta la mirada y permanece con ella fija en la puerta. Fundido a negro. 6.-Ext. Parque. Tarde. Luis est  sentado en un banco del parque. Mira sin atenci˘n a unos ni¤os que juegan cerca del estanque de los patos. Abre un momento la cazadora y observa la Daga de las Almas, que sobresale del bolsillo interior. Zoe (en off): Hola. Levanta la mirada, sorprendido. Zoe est  ante ‚l, de pie, mir ndole sonriente. Luis: Zoe... Hola... (se levanta, cerrando la cazadora) ¨Qu‚ haces por aquĦ?. Zoe: Siempre venĦa aquĦ de ni¤a... hace un mill˘n de a¤os (sonrĦe y saca un s ndwich de una bolsa). Es mi hora de comer, y me apetecĦa salir un rato de La Rosa Negra. (se sienta en el banco). ¨Me acompa¤as?. Luis se sienta a su lado. Permanecen en silencio mientras ella saca el bocadillo y le da un mordisco. La mirada de la joven se pierde en los ni¤os que juegan. Zoe: Esto est  exactamente igual que hace 20 a¤os. Demasiado tiempo... (sonrĦe). Hay que ver qu‚ diferentes eran las cosas en mi cabeza cuando venĦa por aquĦ. Luis: De ni¤os, todo es diferente. Zoe: ¨T£ crees que todos tenemos que pagar por lo que hacemos?. Luis (despu‚s de pens rselo un rato): Eso depende de si est  mal o bien lo que hagamos. En cualquier caso... muchas veces la penitencia va por dentro... Ella no sabe qu‚ decir ante esto. Zoe: Es jodido rehacer una vida. Si yo no tuviera a mi hermano... La verdad, el mundo aquĦ afuera es muy extra¤o... ya casi lo habĦa olvidado. Luis: Bueno, si te sirve de algo, a mi se me da bastante bien echar un cabo de vez en cuando... aunque la verdad, no me encuentro en el mejor momento... pero si de algo te sirve un amigo... Zoe le mira. Abre una lata de cerveza y le da un trago. Se la ofrece a Luis, y ‚ste lo acepta. Zoe: Un amigo es lo m s valioso que una persona puede tener cuando las cosas van mal... Yo no tenĦa muchos en... (se muerde el labio inferior, dudando). Pero aquello se termin˘. Como t£ dijiste antes, ciertas cosas se pagan hacia afuera... y otras ven siempre por dentro. Luis la mira, estudi ndola. Luis: ¨Problemas con la Ley?. (Ella asiente. l duda, y finalmente abandona el banco). Te invito a un caf‚. Preferiblemente, en una terraza. éltimamente, los espacios cerrados me sientan mal. Zoe: Comprendo perfectamente esa sensaci˘n (levant ndose y dejando la lata y la bolsa del bocadillo en una papelera). Un caf‚ es lo mejor despu‚s de una suculenta comida. Los dos rĦen mientras comienzan a caminar, rodeando el estanque de los patos. Corte a 7.-Int. Buhardilla. El Sumi est  sentado en el sof . µngeles le mira, expectante. Ambos hablan con est tica en sus voces. Sumi: Hay una posibilidad... µngeles: ­Ay£dale! Sumi: No. l est  aprendiendo. Por eso es quien es. Y a mĦ se me prohibi˘. A todos nosotros. Recu‚rdalo. µngeles: Lo hiciste una vez. Sumi: Solo una vez... Hasta que se permiti˘. l tenĦa que encontrar el camino. Ellos abren y cierran puertas. Corte a 8.-Int. 2 Piso. Noche. Luis abre la puerta y entra en el apartamento. Instintivamente, pulsa el bot˘n de la luz, pero ‚sta no se enciende. Mira el cuadro el‚ctrico. Camina hacia su habitaci˘n, abre el armario y deja la Daga de las Almas dentro. Regresa al sal˘n y mira al ordenador. Observa el cuadro el‚ctrico, toma aliento y conecta la electricidad. Despu‚s, corre hacia el ordenador y lo conecta. Abre el programa de chat, la opci˘n mensajes: "Abraham, necesito tu ayuda. Est‚s donde est‚s. Vuelve.". EnvĦa el mensaje y cierra el programa. INSERTO: LA BUHARDILLA. El Sumi se retuerce en el sof . Mira a µngeles. µngeles: Ve con ‚l... Sumi: No puedo... Corte a Luis apaga el ordenador. Mira a su alrededor. Frunce el ce¤o. Camina hasta el tel‚fono y lo descuelga. Marca un n£mero. Luis: Quisiera encargar una pizza. Lento encadenado con... El mismo lugar, un par de horas despu‚s. Luis dormita en el sof . La luz de la l mpara le ilumina. La caja con la pizza y una coca cola descansa sobre el ba£l. La TV se enciende inesperadamente. Luis abre los ojos. La mira. Est n poniendo Sed de Mal. La luz de la l mpara tintinea. Una sombra se recorta contra esa luz. Luis la mira. MarĦa le observa, de pie, con el camis˘n de seda. Su rostro es seriedad. MarĦa (con voz cargada de est tica): Eres nuestro o de nadie m s. T£ eliges. Luis: Si me dices donde est  MarĦa, me ir‚ contigo. MarĦa: MarĦa ya no est . Luis: Su cuerpo. Silencio. MarĦa (sonriendo, le tiende la mano): Ven conmigo. Te la ense¤ar‚. Luis mira la mano. Los ojos de la mujer enrojecen repentinamente. Luis tiende su mano y toma la de ella. La TV se apaga. La luz de la l mpara se apaga. Unicamente la luz de las farolas del exterior. Y, en medio de la oscuridad, un par de ojos rojos. MarĦa: La pr˘xima vez, ser s completamente mĦo. La c mara abandona los ojos y se mueve entre la oscuridad. Mientras escuchamos como la puerta del apartamento se abre y se cierra, la imagen se detiene frente al monitor del ordenador. ste se enciende inesperadamente, y un mensaje aparece en pantalla. REALIZANDO TAREAS PROGRAMADAS. ENVIAR MENSAJE. Una peque¤a ventana nos indica que un mensaje de correo electr˘nico ha sido enviado. Despu‚s, el ordenador se apaga. Fundido a negro. FIN DEL CAPITULO 3