AVENIDA ECHEGARAY, 195 Por Jos‚ Carrera SEGUNDA TEMPORADA CAPITULO 5 T¡tulos de cr‚dito. 1.-Int. Hospital. Habitaci¢n de Mar¡a. Noche. Primer plano de la joven. Duerme profundamente. Le han retirado los tubos de la respiraci¢n asistida. Una sombra se cierne sobre su rostro. Plano en contrapicado, desde el punto de vista de Mar¡a. Luis la observa, con los ojos encendidos en rojo. Sonr¡e. Luis: Cuando un cuerpo enferma como el tuyo, deja de ser necesario y pasa a ser prescindible. Acerca su rostro a la c mara. Plano de su mano derecha dirigi‚ndose hacia la aguja del suero en la mu¤eca de la joven. Coma (en off): Aparta la mano de ah¡ y vu‚lvete muy despacio. (con voz en‚rgica). Luis se vuelve hacia la puerta de la habitaci¢n. Coma se encuentra de pie, enca¤on ndole con su arma. Primer plano de Luis. Entorna los ojos, hasta convertirlos en dos l¡neas en su cara, mientras abre la boca, y un bufido semejante al de un gato escapa de sus entra¤as. Coma: ­Ap rtate ahora! Luis retira la mano, se incorpora, mira al reci‚n llegado, vuelve su mirada hacia la ventana y sonr¡e. Se agacha, salta y su cuerpo atraviesa la ventana mientras miles de cristales inundan el suelo de la habitaci¢n. Primer plano de Coma, sin poder creerse lo que acaba de ver. Camina hacia la ventana mientras guarda su pistola. Sonido de cristales al ser pisados. Asoma la cabeza. Estamos en un 5§ piso. Abajo, en la calle, solamente un par de coches iluminados por la tenue luz de las farolas. Coma se vuelve hacia el interior de la habitaci¢n. Permanecemos un instante en un primer plano y Corte a 2.-Int. Hospital. Habitaci¢n de Mar¡a. Noche. En un encadenado de im genes vemos a Romero llegando a la habitaci¢n, dando instrucciones a dos agentes para que vigilen la entrada, a Coma tomando un caf‚, mirando por la ventana mientras fuera comienza a amanecer, asintiendo a las preguntas de Romero, dejando el vaso de caf‚ sobre una peque¤a mesa y abandonando la estancia. 3.-Int. Parking. Amanecer. Coma camina en silencio, cabizbajo, a trav‚s de un largo parking subterr neo. A su alrededor, todo es calma y suave luz. Se detiene frente a un Mondeo gris y saca una llave de su bolsillo. En ese instante, las luces del coche se encienden... y otras luces a sus espaldas. Coma comienza a volverse lentamente, y desde su punto de vista vemos como las luces de todos los coches del parking comienzan a encenderse y apagarse r¡tmicamente, hasta que inesperadamente las alarmas suenan al un¡sono. Coma abre los ojos, sin comprender lo que est  ocurriendo. En unos segundos, tal y como empezara, el espect culo termina. El silencio y la casi oscuridad lo envuelven todo. Inesperadamente, un gato negro aparece de alguna parte, corriendo, y se pierde hacia el fondo del parking. Luis (en off): Coma... El aludido se vuelve hacia el origen de la voz. A escasos metros, apoyado en un coche, sudando, mir ndole con gesto canso, est  Luis. Coma introduce su mano derecha bajo la chaqueta, buscando su arma. Luis levanta la mano, negando con la mirada. Luis: Eso no hace falta. Se ha ido... Coma mira a un lado y a otro del parking, finalmente retira la mano del interior de la chaqueta y camina hacia el joven. Coma: ¨Est s bien?. Luis (negando con la mirada): No, no lo estoy. ¨Qu‚ hora es? Mi reloj siempre se para despu‚s de sus visitas. Coma (mirando su reloj): Las ocho y media. Luis (sent ndose sobre el cap¢ de un coche): 15 horas. Cada vez un poco m s. Aumenta a intervalos de tres horas cada d¡a. (Coma le tiende un pa¤uelo. Luis se seca el sudor de la frente y el rostro). A este paso, en tres d¡as... Coma: Tres d¡as es el tiempo que nos hace falta para que todo esto termine. Luis frunce el ce¤o, dudando de lo que acaba de escuchar. Luis: ¨A qu‚ se refiere?. Coma: Te llevo a casa. Hablaremos por el camino. Luis asiente y los dos comienzan a caminar hacia el Mondeo. Corte a 4.-Ext. Ciudad. Amanecer. Plano a‚reo del Mondeo cruzando la Ciudad, entre el tr fico incipiente de la ma¤ana. Al mismo tiempo, escuchamos la voz de Coma en off. Coma (en off): Estuve a punto de enviarte un mail con lo que he encontrado en el Libro de los Sumi y en las hojas de la Profec¡a, pero en el ultimo momento no lo hice. Pens‚ que tal vez no lo recibieras t£. Luis (en off): Esa ha sido una buena idea. Coma (off): Y eso me recuerda una cosa. He tenido que mentir por culpa de todo esto. Le he dicho a Romero que alguien hab¡a entrado en la habitaci¢n de Mar¡a, y han puesto vigilancia, de momento no te buscan a ti, pero si esto sigue as¡... alguien terminar  vi‚ndote en alguna parte. Alguien que creer  que eres t£, no otro... lo que sea. Luis (off): Comprendo. Coma (en off): Ese libro utiliza un lenguaje bastante rebuscado, lleno de c balas. Se nota que qui‚n lo escribi¢ no quer¡a que cualquiera pudiese entender su significado. El libro de los Sumi b sicamente habla de la historia, de la b£squeda del Senofer y de la lucha con el Mal. Es en las Hojas de la Profec¡a donde encontr‚ algunas cosas que no parec¡an tener sentido... hasta hace tan solo unos minutos. Corte a 5.-Int. Cafeter¡a. Ma¤ana. Luis y Coma est n sentados frente a frente en una cafeter¡a cerca de la Comisar¡a de Polic¡a. En la mesa, caf‚ y tostadas. Coma: El d¡a del Padre, el Hijo tomar  el Poder que le fue quitado. El d¡a del Padre, el Hijo encontrar  el Camino y sabr  su Prop¢sito. Luis se detiene antes de introducir la tostada en la boca. Luis: Estoy esperando... Coma: La Profec¡a esa de la que hablan las Hojas arrancadas al Libro de los Sumi tienen todas un anverso y un reverso. Esto que te acabo de decir es s¢lo un ejemplo. Por cada mal augurio, aparece su contrario, por cada posibilidad, su antag¢nica. Luis: Comprendo... Coma: Hoy es 17 de Marzo. Dentro de 2 d¡as es el 19 de Marzo, San Jos‚, el D¡a del Padre. No creo que hace 300 a¤os esa Profec¡a se refiriera a un D¡a del Padre en concreto. Es algo m s bien simb¢lico...pero tambi‚n son demasiadas coincidencias... Seg£n t£, te quedan tres d¡as, o mejor dicho, a L le quedan 3 d¡as para... tomarte completamente, por llamarlo de alguna manera. Pero la Profec¡a tambi‚n dice que ese d¡a el Hijo encontrar  el Camino y sabr  su prop¢sito. Y no tengo la m s m¡nima duda de que t£ eres ese Hijo, al igual que el Hijo de la profec¡a antag¢nica es... Lucyfer. Luis: Y los dos est n en m¡. Y uno de ellos cada vez se hace m s fuerte. Coma: La profec¡a dice que la batalla se librar  en las mismas puertas del Infierno. He contrastado todo esto con algunos pasajes de la Biblia, en los que se hace referencia a la llegada del Anticristo. Todos coinciden con esta profec¡a. Las puertas del Infierno. Luis termina su caf‚ de un largo trago. Luis: O sea, que est  apurando sus £ltimos cartuchos. Sabe que dentro de 3 d¡as, tal vez pueda acabar con L, y ese es a su vez el tiempo que necesita para tomarme por completo y hacerme suyo. Coma: Se podr¡a decir que estamos dentro de unos plazos bastante limitados. Los tres d¡as se cumplen exactamente el mismo d¡a en el que La Profec¡a dice que t£ podr s... enfrentarte a L. As¡ que la cosa est  muy justa. Luis se incorpora inesperadamente. Luis: Tengo que irme. Si no nos vemos antes del D¡a del Padre, quiero que me haga un peque¤o favor... Coma: T£ dir s. Plano de Luis acercando su rostro al de Coma. Corte a 6.-Int. 2 Piso. Ma¤ana. Luis entra en el piso, toca el interruptor de la luz y ‚sta no se enciende. Mira el cuadro el‚ctrico y pasa de largo, camino del sal¢n. Una vez all¡, se deja caer en el sof  y cierra los ojos unos segundos. Primer plano. Luis abre los ojos. Mira hacia el mueble al lado del ordenador. All¡, en el £ltimo caj¢n, un papel sobresale. Frunce el ce¤o. Iluminadas por la luz exterior, podemos ver huellas de gato que se pierden en direcci¢n a la ventana entreabierta. Luis se levanta y camina hasta el mueble. Se agacha y abre el caj¢n. Dentro, varias fotograf¡as viejas, y una en concreto que sobresale. Luis la toma. Plano de la fotograf¡a. Una pareja el d¡a de su boda. Sus padres. Reconocemos a la mujer por las im genes de la hipnosis de Luis, y el hombre que est  a su lado, cabellos cortos, negros y engominados, impecable traje azul marino, es su padre. Luis permanece observando la fotograf¡a unos segundos y despu‚s sigue las huellas de gato hacia la ventana. Corte a 7.-Int. 1 Piso. Ma¤ana. Sandra Salgado est  cocinando en una cazuela. Revuelve y revuelve. Un primer plano nos muestra su mirada perdida en el interior del recipiente que humea. La c mara se eleva sobre ella y vemos el resto de la cocina desde lo alto. El Gato Negro, sentado sobre sus patas traseras, la mira fijamente desde una silla. Fundido a negro. 8.-Int. La Rosa Negra. Mediod¡a. El local est  casi abarrotado. Caf‚s, aperitivos, comidas. Luis permanece solitario en una mesa al fondo, perdido en sus pensamientos en medio del murmullo. Sostiene la fotograf¡a de la boda de sus padres en una mano. En off, la puerta del local que se abre. Levanta la mirada, y saluda vagamente. Pepe Fanier, alias el Lagarto Juancho, como siempre vestido como si de un dandy ingl‚s se tratase, cruza el local, saluda a Men‚ndez con una sonrisa y llega hasta la mesa. Fanier: Amigo m¡o, el Edificio se queda cada vez m s vac¡o. (se sienta frente a ‚l) Primero esa pobre chica, despu‚s los Prezer... y ahora la se¤ora Beneda, que llevaba mas de 30 a¤os viviendo all¡. Luis: Bueno, de todas formas usted dijo que lo echar¡an abajo a principios del pr¢ximo a¤o... Fanier (con resignaci¢n): Ya, ya... Pero tengo otros tres pisos repartidos por otros tantos barrios. Y estas cosas terminan por saberse. Luis (encogi‚ndose de hombros, esbozando una media sonrisa): El trabajo aqu¡, en La Rosa, no da para mucho, ¨verdad?. Fanier: Muchacho, eso no es un trabajo, es mi vida. Lo de los pisos me da de comer. Una herencia bien aprovechada. As¡ puedo hacer lo que me gusta. Cantar. ¨Hay algo m s bonito en esta vida que alegr rsela a los dem s?. Yo creo que no... Luis: Bueno, de eso quer¡a hablarle. Ha dicho que hered¢ el Edificio. ¨De sus padres?. Fanier: As¡ es. Mi padre, Augusto Fanier, era constructor. Y tuvo la suerte de nacer en una Ciudad que estaba creciendo. Vendi¢ muchas de sus construcciones, pero algunas de sus propiedades nos han permitido a m¡ y a mis dos hermanas llevar una vida... relajada, por decirlo de alguna manera. Luis (encar ndose con Fanier): ¨Le suena de algo La Puerta del Infierno?. Fanier (sin inmutarse): ¨Deber¡a?. Luis: Estoy dando palos de ciego. He escuchado ese t‚rmino hace poco, y pens‚ que pod¡a estar relacionado con el Edificio. Ya veo que no van por ah¡ los tiros. Fanier asiente, pensativo. Examina al resto de los clientes de una r pida pasada, y despu‚s se encara con el joven. Fanier: Hijo, entre usted y yo... Usted vio algo en la Buhardilla, ¨verdad?. Luis abre los ojos como platos sin poder creer lo que acaba de escuchar. Luis: ¨Porqu‚ piensa eso?. Fanier: Porque no es el £nico. En Echegaray han vivido muchas familias en los £ltimos 30 a¤os. Algunas de ellas, en la Buhardilla. La £ltima, hace unos 5 a¤os, como ya le coment‚ hace unos d¡as. De lo que no le habl‚ es de lo otro. (Luis se inclina hacia delante, esperando). Todas, que yo recuerde, la abandonaron por razones... Bueno, digamos que no fueron traslados voluntarios... sino m s bien forzosos. Sinceramente, siempre comentaban que hab¡a ruidos por las noches, pisadas, llantos, olores... calor. Y creo que he revisado la instalaci¢n el‚ctrica de esa Buhardilla una docena de veces por lo menos. Luis se recuesta en su silla, pensativo. Luis: Pues estamos como antes. Todo eso ya lo s‚. Fanier: ¨Lo sabe?. ¨C¢mo lo sabe?. Luis: Ser¡a muy largo de contar. Digamos que he o¡do, sentido y contemplado algunas de esas cosas de las que me habla. Fanier: Entonces vio algo. Luis asiente. Luis: S¡. Algo vi. Y ojal  volviese a verlo. Seguro que me ser¡a de gran ayuda... (se detiene, recordando). Ayuda... "Me ha sido prohibido". Fanier: ¨Perd¢n?. Luis abandona la silla y toma su chaqueta del respaldo. Luis: Gracias... nos vemos m s tarde... por aqu¡... Sale corriendo del local. Fanier le mira alejarse y se encoge de hombros. Despu‚s, se vuelve hacia la barra y levanta la mano izquierda, pidiendo algo. Corte a 9.-Int. Descansillo de la Buhardilla. Tarde. Luis est  de pie frente a la puerta. Plano de la cerradura, a£n rota. La mano de Luis aparece en cuadro y empuja ligeramente la puerta, que se abre con suavidad. Plano general de la Buhardilla. El sof , la mesa camilla, las sillas y las cortinas cerradas. A trav‚s de las cortinas entra un suave halo de luz que barre la estancia. Luis permanece de pie, en la puerta, observando el escenario en silencio. Sin saber muy bien qu‚ hacer, cierra la puerta, y al hacerlo su mirada se detiene en el interruptor de la luz. Lo acciona, apoyando lentamente la mano sobre ‚l, y la bombilla sobre la mesa camilla se enciende. Luis se vuelve nuevamente hacia el escenario. El Sumi est  sentado en el sof , y µngeles en una de las sillas, al lado de ‚l, ambos mir ndole fijamente, aunque no podemos ver el rostro del Sumi bajo el Stetson. Luis: Necesito ayuda. µngeles: El Maestro... (con voz est tica). El Sumi se agita en el sof . Silencio absoluto. µngeles le mira, y una lenta sonrisa aparece en sus labios. Pone ambas manos sobre la mesa, con los pu¤os cerrados y hacia arriba. Luis mira las manos. La mirada de la joven parece una invitaci¢n a elegir. Luis se¤ala la mano izquierda. µngeles abre el pu¤o. La mano est  vac¡a. De alguna parte, comienza a brotar un sonido. Muy despacio. Un sonido est tico, como las interferencias del TV. La luz de la bombilla, sobre ellos, aumenta. Cada vez m s y m s. Luis cierra los ojos, cegado por su resplandor. La luz parece fundirse, µngeles y el Sumi desaparecen, la estancia queda a oscuras. Luis abre los ojos. El lugar est  completamente vac¡o, como al principio. Da un paso al frente. Niega con la cabeza. Se muerde el labio inferior y se deja caer sobre una de las sillas. Hunde ambas manos en las ra¡ces de sus cabellos, mientras apoya la frente sobre la mesa. Cuando levanta la cabeza, su mirada permanece perdida en la silla que ocupara µngeles. Primer plano de sus ojos. Primer plano de la silla. sta se vuelve borrosa, y podemos ver el sof  tras ella. Detr s de uno de los cojines, asoma un papel, una hoja. Luis se incorpora, camina hacia el coj¡n y lo aparta. Toma la hoja. Plano de la Hoja. Es un examen, con tachaduras, y una calificaci¢n. Siete. La c mara hace un r pido barrido sobre la cabecera del examen: "Teor¡a del Comportamiento. Criminolog¡a. 2 Curso". Luis examina el examen, frunciendo el ce¤o. Primer plano de su rostro. Sonr¡e. Corte a 10.-Ext. Facultad de Criminolog¡a. Tarde. Plano general de la Facultad, con estudiantes entrando y saliendo. 11.-Int. Pasillos de la Facultad. Tarde. Luis camina con paso apresurado por los pasillos. En su mano derecha, vemos el examen que encontrara en la Buhardilla, arrugado. Toma una esquina y se detiene frente a una puerta. Golpea con los nudillos un par de veces. Silencio en el interior. La abre. Asoma la cabeza y entra. 12.-Int. Despacho de Aniceto Braque. Tarde. El despacho de Braque est  vac¡o. Unicamente la mesa, el ordenador, los archivadores... Luis cierra la puerta a su paso. Camina hasta llegar a la mesa. Sus ojos encuentran el monitor del ordenador. Rodea la mesa y se sienta frente a ‚ste. Un salvapantallas con objetos en 3 D. Luis mueve el rat¢n, y el monitor muestra una imagen del Netscape, en una p gina de b£squeda. Luis se recuesta en la silla, pensativo. La puerta del despacho se abre. Aniceto Braque le mira desde ella. Braque: Luis!. (mira alrededor, mientras entra y cierra la puerta, como esperando encontrar a alguien m s). ¨Qu‚ haces aqu¡?. Luis (sin dejar de mirar el monitor): Braque... usted vivi¢ en el n£mero 195 de Avenida Echegaray, ¨verdad?. Braque asiente, mientras camina hasta la otra silla, frente a la mesa. Se sienta en ella. Braque: As¡ es... har  unos 5 a¤os... ¨por? Luis: Pero dej¢ aquella Buhardilla. Braque (inc¢modo): S¡, algo as¡. Viv¡ all¡ solamente un a¤o. No me gustaba el lugar... Luis: ¨Ruidos?. Braque abre los ojos, sorprendido. Braque: ¨C¢mo sabes eso?. (Luis muestra una media sonrisa, mientras se inclina y comienza a teclear unas palabras en el buscador). Pues s¡, hab¡a ruidos... y dorm¡a mal. Por los clavos de Cristo, recuerdo unas pesadillas horribles. Desaparecieron en cuanto me traslad‚. Luis (moviendo el rat¢n): ¨Un tipo con sombrero, por casualidad?. Braque no sabe qu‚ decir. Se incorpora y rodea la mesa, situ ndose tras Luis. Braque: Me quieres explicar qu‚ demonios... (se detiene y mira el monitor). ¨Qu‚ es eso?. Luis (sin dejar de mirar la pantalla): Eso son citas b¡blicas relacionadas con La Puerta del Infierno. Todas se encuentran en webs de Internet, y todas esas Webs est n bloqueadas... por una clave que al parecer ha sido tecleada desde este ordenador. Lo que quiere decir que todas esas p ginas fueron puestas y bloqueadas por usted. Braque: ¨Por m¡?. (sorprendido) Si yo ni siquiera s‚ hacer esas cosas... Luis: Bueno, puede que usted no, pero su diario de conexiones desde este ordenador dice que si. Incluyendo algunas conexiones en los £ltimos tres a¤os... bajo el alias de Abraham. Braque se recuesta en la pared, a sus espaldas, sin poder creer lo que est  viendo y oyendo. Braque: Alguien ha estado utilizando este ordenador. Tendr‚ que ponerlo en conocimiento del resto de... Luis (interrumpi‚ndole): Yo lo olvidar¡a. Simplemente, ha sido borrado de su memoria. Le han utilizado. Como a Mar¡a, a Camila... como a todos nosotros. Para ponerse en contacto conmigo y darme pistas, para mostrarme el camino, para recomendarme un buen apartamento en el 195 de Avenida Echegaray. Braque: ¨De que est s hablando?. Luis (abriendo el programa de correo): Necesito todas estas citas, as¡ que me las voy a enviar a mi direcci¢n de correo. (teclea algo durante unos instantes, y despu‚s cierra el programa). Ahora me tengo que ir... (se incorpora y le mira, sonriendo). H game caso. Olv¡delo todo... (camina hacia la puerta, pero antes de abrirla se detiene y se vuelve hacia el sorprendido profesor). Su segundo apellido es alem n, ¨verdad?. Braque: As¡ es. Hamber. Mi madre era... Luis abre la puerta, sale al exterior y la cierra a su paso, sin despedirse. Braque permanece en silencio, mirando sin poder comprender el lugar que el joven ocupara unos minutos antes... Corte a 13.-Int. Pasillos de la Facultad. Tarde. Luis camina por los pasillos, sonriente. Primer plano de su rostro. Luis (para si mismo): C¢mo he podido estar tan ciego. Aniceto Braque Hamber. A BRA HAM. Le vemos alejarse en direcci¢n al final del pasillo. Fundido a negro. 14.-Int. 1 Piso. Cocina. Anochecer. Sandra est  batiendo huevos en la cocina. La vemos de espaldas. La c mara se aleja de ella lentamente, sale de la cocina, recorre el pasillo y se detiene frente a la puerta de entrada al apartamento. Sonido de pasos y llaves. La puerta se abre. Zoe quita la llave de la cerradura. En ese momento, escuchamos en off un maullido. La joven se aparta. Desde su punto de vista, vemos a un Gato Negro saliendo de la casa y perdi‚ndose escaleras arriba. Zoe cierra la puerta. Zoe (dejando su bolso sobre el recibidor): ¨Sandra?. La mujer asoma la cabeza desde la puerta de la cocina. Sandra: Pasa, cari¤o. Estoy haciendo tortitas. Plano de Zoe sonriendo, caminando hacia la c mara. Corte a 15.-Int. 2 Piso. Noche. La puerta se abre. Todo est  en semioscuridad. Luis entra, cierra la puerta y mira unos instantes la caja el‚ctrica. Despu‚s, toma aire y conecta la electricidad. La luz del sal¢n se enciende. Luis mira su reloj. Las 19:55. Suspira y camina directamente hacia el ordenador. Se sienta, lo conecta, y mientras se carga el programa, enciende un cigarrillo. Abre el correo. Escuchamos el sonido de la conexi¢n telef¢nica. Un mensaje en pantalla: "Recibiendo un mensaje". Abre el mensaje y lo examina detenidamente. Primer plano de sus ojos. Plano desde su espalda, el humo subiendo entre ‚l y el monitor. Plano detalle de sus ojos. Plano detalle del mensaje. Plano de un enlace a una pagina web. Se abre la p gina. En azul vemos el t¡tulo: "Las Escrituras Perdidas del Apocalipsis", y un listado de varias lineas. Vemos varias frases intercaladas con el plano de sus ojos. "La Puerta del Infierno". "El D¡a del Padre". "El Hijo y el Padre". Luis juguetea con el rat¢n, pensativo. Su mirada se detiene en una cita, que vemos en un plano detalle: : " De todas las flores del jard¡n, solamente una lleva a su guarida. La Rosa se abrir  y se cerrar , y el Hijo ser  Padre y la suerte de su pueblo ser  su principio y su final". Primer plano de Luis. Plano detalle del cenicero y el cigarrillo apag ndose. Luis: La Rosa Negra... Durante unos instantes, permanece inm¢vil. Despu‚s, reacciona y comienza a escribir r pidamente. Vemos una l¡nea que se va formando en el monitor: "El lugar es La Rosa Negra. El d¡a del Padre. Hazlo tal y como hablamos. Pronto vendr  a por m¡. Y estar  conmigo hasta las 10:00 de la ma¤ana, m s o menos". Plano general del sal¢n. La luz de la l mpara comienza a apagarse y encenderse. Luis mira el monitor. Termina de escribir. Plano detalle del icono de "ENVIAR", el cursor que se posiciona sobre ‚l. Lo pulsa. Plano de la ventana. El Gato Negro est  mirando a Luis, sus ojos rojos clavados en ‚l. Luis se vuelve. Sus miradas se encuentran. Plano del monitor: "Mensaje enviado". La luz de la l mpara se apaga y todo queda a oscuras. Corte a 16.-Int. La Rosa Negra. Noche. El local est  vac¡o, casi completamente a oscuras. Las sillas sobre las mesas, volteadas. Silencio absoluto. La c mara se mueve lentamente, partiendo de la puerta, en direcci¢n a la barra. Pasa sobre ella, vemos un lento travelling de las estanter¡as con botellas, la m quina de caf‚ , la registradora, hasta detenerse en una larga colecci¢n de CDïs. Siguiendo con el barrido lateral, la c mara nos muestra la colecci¢n, hasta detenerse en uno. Podemos apreciar el nombre del grupo y su t¡tulo perfectamente:" Los Locos del Cable. La Puerta del Infierno". Fundido a Negro. FIN DEL CAPITULO 5