Ubicada al pie de la Sierra Nevada de Santa Marta y sobre una de las más hermosas bahías del litoral caribe, esta ciudad cuenta con un clima privilegiado por las suaves brisas de la montaña. Es además, punto de partida para visitar los numeros sitios de interés de sus alrededores, en donde abundan las oportunidades para descansar plácidamente, practicar deportes o incursionar en el turismo arqueológico, ecológico y de aventura.
Santa Marta, fundada como primera
gobernación de Tierra Firme por Rodrigo de Bastidas en 1525, es
la ciudad más antigua de Colombia. También sirvió de última
morada al Libertador Simón Bolívar, todo lo cual le confiere
inmenso valor histórico. En la ciudad propiamente dicha merece
atención la Catedral, también conocida como Basílica Menor,
una de las obras más antiguas de la Colonia y en donde reposan
las cenizas del fundador Bastidas. Están, además, el convento
de Santo Domingo, un antiguo cláustro en donde funciona hoy la
Corporación Nacional de Turismo, y la Casa de la Aduana, sede
del Museo Antropológico y Etnológico.
A 5 kilómetros de la ciudad se encuentra la Quinta de San Pedro
Alejandrino, donde murió Simón Bolívar en 1830. La villa,
construida en el siglo XVII está rodeada de árboles centenarios
y hermosos jardines y contiene objetos de la época. En honor a
Bolívar se levantó en sus predios un monumento conmemorativo.
También tiene allí su sede el Museo Bolivariano de Arte
Contemporáneo.
Delineadas por un movido camellón, las playas de la ciudad
constituyen una delicia para los bañistas. "El Morro",
hoy base de un faro, es un islote rocoso de 67 metros de altura,
que emerge en el centro de la bahía y que sirvió para la
construcción por Juan Betín, de un castillo que repelió los
ataques piratas de Drake, Hopkins y los hermanos Cole. Frente a
esta fortaleza está la lengua rocosa de Punta Betín, allí
actualmente funciona el Instituto de Investigaciones Marinas y el
Museo del Mar que cuenta con acuarios, sala de conferencias y
exposiciones permanentes.
La ciudad tiene un terminal marítimo y lindas construcciones de arquitectura colonial como el convento de Santo Domingo. En la Plaza de los Bancos está el centro administrativo y económico de la ciudad.
El balneario de El Rodadero, a escasos 14
kilómetros de Santa Marta ofrece todas las facilidades para unas
vacaciones inolvidables. Allí funcionan hoteles y restaurantes
de todas las categorías. Hay además almacenes, centros de
recreación, bares, discotecas, iglesias, áreas de camping,
supermercados, un casino y un teatro. Igualmente hay un atractivo
Museo del Mar.
En su amplia playa, situada sobre la hermosa Bahía de Gaira, hay
disponible toda clase de deportes acuáticos.
A unos 15 minutos en lancha está ubicado el magnífico Acuario
del Capitán Ospina Navia, que tiene en exhibición una gran
variedad de especies marinas. 
Desplazándose por carretera pavimentada a 5
minutos del centro de Santa Marta hacia el norte, aparece
Taganga, un apacible emporio de pescadores con restaurantes y
hoteles típicos de esta región y cuyos habitantes organizan
para los turistas paseos por aguas profundas y expediciones de
pesca y buceo.
Siguiendo el litoral hacia el oriente a
partir de Santa Marta se llega a Taganga, un pintoresco pueblo de
pescadores. Y en seguida se extiende por espacio de decenas de
kilómetros el Parque Nacional Natural Tairona, con hermosas
ensenadas y franjas de playas solitarias ideales para los amantes
de la naturaleza.
El parque cubre una extensión total de 15.000 hectáreas, 12.000
correspondientes a área terrestre y 3.000 a la franja marina. La
entrada principal es el punto denominado El Zaíno, a 34
kilómetros de la ciudad de Santa Marta.
Con su vegetación y sus hermosas playas vírgenes de arenas blancas es una de las mayores reservas ecológicas de Colombia. En lugares como Cañaveral hay facilidades de camping, mientras que en Arrecifes funciona un hotel ecológico. Pequeñas bahías de aguas apacibles y bosques de cocoteros en Neguanje, Bahía Concha, Gayraca, Cinto, Chengue, Guachaquita, Palmarito, Cañaveral y Playa Muerta constituyen extraordinarias alternativas para un turismo en estrecho contacto con la naturaleza.
A un lado de Cañaveral funciona "La
Piscinita", delicioso balneario de aguas azules y tranquilas
que se ubica misteriosamente entre las piedras. Frente a "La
Piscinita" están las cabañas "ecohabs",
construidas con el estilo arquitectónico de los indígenas Kogi,
pero con servicios modernos. Operadas por el Inderena, estas
cabañas son alquiladas al público.
Cerca de Cañaveral queda también "El Pueblito", un
asentamiento kogi al que se llega tras cuatro horas de ida y
vuelta de camino a través de una escalera de piedras hecha por
los indígenas antes de la colonia. Allí hay 10
"ecohabs", unas cabañas rústicas construidas al
estilo arquitectónico Tayrona, en donde existe la posibilidad de
alojarse duranta un máximo de tres noches. Tanto para el camping
como para conservar cupo en las cabañas es imprescindible contar
con permiso previo del Instituto Nacional de los Recursos
Naturales Renovables y del Medio Ambiente. (INDERENA) La
solicitud debe hacerse con un mes de antelación ante la
División de Parques Nacionales de dicho instituto en Bogotá o
ante su sede regional en Santa Marta.
En Bahía Concha es posible realizar deportes
náuticos y buceo. En las ensenadas se puede disfrutar de un
baño de mar, aunque se recomenda cautela. Sobre todo es
peligroso el mar de Cañaveral debido a las fuertes corrientes
internas.
Turistas de Europa y Estados Unidos organizan
expediciones a los espectaculares picos nevados de la Sierra, la
más alta del mundo en un litoral, con elevaciones que llegan a
los 5.775 metros. Desde los picos nevados se aprecia muy cerca el
mar Caribe en todo su esplendor. Para llegar allí es preciso
participar en una de las expediciones que se organizan en
agencias de viajes especializadas y que cuentan con el equipo y
la preparación adecuada. En los 17.000 kilómetros de Sierra
Nevada viven todavía diversas tribus indígenas, como los Kogi y
los Arhuacos. De sus reliquias arquitectónicas tal vez la más
valiosa es Ciudad Perdida, espectacular conjunto precolombino que
se destaca por sus aterrazamientos habitacionales y de cultivo.
Hoy por hoy es preferible llegar allí por helicóptero. En
algunos pueblos de la Sierra, como Minca, se ofrecen cabañas de
alquiler para el turista.
Este inmenso cuerpo de agua salobre,
comunicado a través de una boca con el mar, cuenta con pueblos
lacustres como Nueva Venecia y Trojas de Cataca, construidos
sobre las mismas aguas.
Hay tours disponibles para conocer estos pueblos y visitar un
zoológico. A orillas de la Ciénaga queda el municipio del mismo
nombre, segunda ciudad del departamento; es allí donde comienza
la zona bananera de la costa. A 80 kilómetros de Ciénaga está
Aracataca, el pueblo donde nació el escritor Gabriel García
Márquez, Premio Nobel de Literatura y donde aún perdura la casa
en la cual nació y creció. Subsisten aún las costumbres, las
gentes y el ambiente que tan magistralmente describe en la
universalmente conocida novela Cien Años de Soledad.
El libertador de cinco naciones, Simón Bolívar, fue a morir a esta espléndida finca de Santa Marta construida en los años 1500 y que hoy es un gran atractivo turístico. Con sus instalaciones de trapiches, destilerías, bagaceras y caballerizas, en la Quinta usted podrá apreciar la cama donde murió Bolívar el 17 de diciembre de 1830. La casa está abierta para el turismo y cuenta con servicio de guías.
La Sierra Nevada de Santa Marta, un macizo
independiente del sistema andino que se eleva desde el mar hasta
5775 metros de altura, constituye un ecosistema único en el
mundo y es habitat de comunidades de indígenas Kogis, Arwacos y
Arsarios.
El pueblo tayrona, una de las culturas precolombinas más
adelantadas, habitó durante centenares de años el macizo de la
Sierra Nevada. La comunidad desapareció sin dejar datos sobre
sus avanzados conocimientos y su compleja organización social.
Para la posteridad quedaron, sin embargo, sus caminos empedrados
y terrazas enlosadas, que constituyen una de las reliquias
arqueológicas más importantes de Colombia.
A partir de Cañaveral, en el Parque Tayrona, tres horas de
caminata por un sendero empedrado conducen a Pueblito, una de las
ciudades Tayronas, la única de fácil acceso para el turista.
Allí pueden apreciarse puentes, canales, escaleras, terrezas de
cultivo y cerámicas que reflejan el grado de desarrollo
alcanzado por la cultura desaparecida.
Pero quien realmente se interese por temas arqueológicos y
ecológicos y esté dispuesto a caminar jornadas enteras por la
montaña, hará bien en ascender hasta Ciudad Perdida, una de las
ciudades prehispánicas más grandes del continente. El viaje
hasta Ciudad Perdida que se realiza a pie, tomas aproximadamente
una semana entre ida y regreso y requiere permisos especiales del
INDERENA y del Instituto de Investigaciones Culturales y
Antropológicos (ICAN).
Es indispensable realizarlo con un buen guía local y
aprovisionarse de los elementos necesarios, que incluyen las
hamacas, equipos de camping, alimentos y botiquín de primeros
auxilios.
Page Under Construction
Pagina en Construccion