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Programa

Diseño Curricular.
Fundamentación de las distintas áreas.

Área de políticas y administración en Salud Mental:

Esta área contempla la constitución de un campo nuevo, llamado Salud Mental, que se constituye cuando las demandas sociales al sector de la Medicina Social, develan su insuficiencia al tiempo que se demuestra que las problemáticas de Salud y Enfermedad mental se encuentran determinadas históricamente y socialmente, y afectan a grandes grupos poblacionales, esto es que alguien sufre y padece dentro de las organizaciones colectivas a las cuales pertenecen.
Se intenta realizar una historia epistemológica de la constitución del campo, así como un estudio de las problemáticas que lo configuran.
Como es obvio, además de transitar por cuestiones epidemiológicas generales, se particularizará en las características de la región, a los efectos de delimitar las áreas prioritarias donde realizar la capacitación así como la planificación y programación de acciones en Salud Mental. Se trata entonces de poner en primer plano que la práctica en Salud Mental es una práctica social y política.

Área clínica:

Desde una concepción del sujeto como constituido a partir de su relación con el semejante y con el lenguaje, se piensa el sufrimiento psíquico como un modo particular y singular de expresar el malestar estructural determinado por la inserción de cada sujeto en la cultura.
De esta manera todo síntoma es social, siendo un efecto del discurso (aquello que constituye el vínculo entre los seres hablantes).
El ser hablante es soportado por un cuerpo, imagen, significación y real, que se presenta muchas veces como una complicación de la existencia. Este modo del sufrimiento dirige su demanda al campo de la Medicina, y es así que el médico se encuentra siendo el destinatario de una pregunta que muchas veces no puede responder. Terreno que se constituye con aquellos pedidos llamados “Interconsultas”, en donde otro saber que el médico es llamado a responder.
Como se hace una oferta de escucha y se supone un sujeto detrás de la queja en que cada persona expresa su malestar, es posible que surja una demanda alrededor del sufrimiento, que coloque al sujeto en posición responsable frente a lo que le pasa y en situación de producir los cambios que alivien la situación de sufrimiento.
El malestar no siempre se expresa en una sola persona, ocurre a veces que toda una familia, o un grupo humano se hallan afectados por el sufrimiento, es así que se hace muy importante esclarecer y discriminar las diferentes problemáticas, a los efectos de que cada uno pueda sentirse a-fectado en su singularidad, y puedas reconocer-se e implicarse siendo sujeto de su propio sufrimiento.
También sucede que una institución o un sector de ella expresen síntoma, lo que requiere de intervenciones que develen la trama discursiva que se juega en cada síntoma institucional y ayude en la resolución de conflictos.
Las intervenciones que se realizan en grupos, instituciones y/o comunidades, no suponen “un sujeto colectivo”, sino que se dirigen a la particular manera en que un grupo y los sujetos que los constituyen se estructura, así como a los modos en que la constitución de un colectivo es productora de subjetividad.
Es desde estos supuestos, que cada intervención, cura o estrategia de tratamiento es pensado en su singularidad y trabajada caso por caso, sin que esta operatoria sea obstáculo para dar cuenta de los efectos y consecuencias de la práctica realizada.

Área interdiscursiva:

La aproximación interdisciplinaria surge ante la demanda social, ante las situaciones de problemas cada vez más complejos y por la evolución interna de las ciencias.
Por otro lado, en el campo de la Salud Mental nos encontramos con situaciones que son abordadas por más de un discurso, lo que exige del trabajo interdiscursivo.
La propuesta de trabajo de la R.I.Sa.M. plantea partir de los problemas y no de las disciplinas. Es decir, tomar en cuenta que la realidad es indisciplinada y que no hay ningún saber que pueda explicarla por completo.
Esta área se propone como un espacio de trabajo interepistémico, con el convencimiento que no hay un metalenguaje que permita abordar los conflictos desde el exterior, sino que es a partir del diálogo realizado en el mismo lenguaje en que el conflicto se ha planteado, como puede intentarse su solución.

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Fundamentación de las prácticas