¿Ustedes saben cual es la peor enfermedad de estos días?
La soledad.
Nos sentimos solos aún cuando estamos en una fiesta o en cualquier ciudad o en algún sitio lleno de gente, tratamos de ser únicos y esto nos hace sentirnos más solos. Pensamos que a nadie le importan los problemas que tenemos. Tampoco podemos confiar en la gente que ayuda a otros, sea de forma religiosa o política, porque están demasiado ocupados tratando de conseguir dinero y poder, están más interesados en conseguir mas personas para sus clubes o iglesias y así obtener más poder y más dinero. Primero está su liderazgo o su iglesia, después tú, pero en lo concerniente a asuntos personales, a nadie le importa. A veces pensamos que Dios es algo extraño y distante de nuestras vidas y problemas y que tal vez a Él no le interesa alguien en particular. Vivimos en condominios y casas, pero no nos atrevemos a confiar en la gente de al lado porque son extraños y de ninguna manera iguales a nosotros. Así que por todo esto, estamos solos, pensando que no le importamos a nadie, que no tenemos en quien confiar, no hay nadie que ayude y quiera saber quienes somos , qué necesitamos y qué podemos dar.

Esto pasa, quizás, porque olvidamos nuestros orígenes, la tribu.
En la tribu todos se conocen, son importantes y necesarios. En la tribu podemos compartir nuestro conocimiento, nuestro trabajo, nuestro amor y confianza. El líder (Obá) que rige la tribu lo hace con amor y cuidado por los problemas de cada uno. El trata de que la tribu consiga lo mejor de todos para todos y no para él. El Maestro de los Secretos (Oluwo) es el mentor y consejero de manera que todos sepan que pueden vivir en paz con el otro lado de sus vidas. Esa es la forma religiosa. Hoy pensar de manera religiosa es pensar en sacrificio y lástima, pero no es así. Es la alegría de estar cerca de los Dioses y confiar en que ellos están pendientes de nosotros y de nuestras vidas para olvidarnos de los tabúes para vivir una vida mejor. Todos en la tribu tienen su lugar y su trabajo y son necesitados por todo, así podemos vivir y compartir con nuestros hermanos y hermanas todo lo que poseemos y adquirir todo lo que necesitamos de ellos. No hay necesidad de envidia. No hay necesidad de rumores. No necesitamos ser los únicos porque aprendemos que alguien solitario es alguien que está perdido, y cuando damos es porque realmente lo tenemos, nadie puede dar lo que no tiene.

De manera que si en tu corazón hay amor, lo puedes dar y compartir. Si tienes trabajo, lo realizas y lo compartes. ¿Comunismo? No, la tribu es un concepto mucho más antiguo que todas estas filosofías sofisticadas. Todos podemos trabajar y obtener un beneficio de ello, porque son capaces de ver lo que hacemos y cómo. Y somos únicos entre todos pero al mismo tiempo uno para todos. Lo que nos hace realmente especiales no es lo que tenemos, las cosas que podemos comprar, sino lo que poseemos y podemos darle a los otros, amor ayuda, atención. En la tribu tu obtienes este, de todos para todos. En la religión es lo mismo, estamos en un Ilé o Casa de Santo (tribu). Somos los enviados de los Dioses por alguna razón, nadie es más alto o más bajo, todos tienen su lugar. La cabeza regente debe mandar con amor y atención individual, enseñar y ayudar, pues quien óbstente el lugar más alto en la tribu debe ser el primero en servir a los otros - no en ser servido- Solo con amor, ayuda , atención y servicio es que podemos obtener que Dios pose sus ojos en nosotros.

Vivimos de esta forma porque queremos o porque no vemos que somos parte importante de una tribu. Cuando podamos entender esto profundamente, podremos verlo con exactitud y viviremos confiados y felices. Entonces, la soledad desaparecerá.

Podemos visitar y ser visitados por otras tribus sin perder nuestra identidad, y aún así, podemos compartirla. Esto es lo que une a estados y naciones, para eso son las sociedades. Pero pelear, mentir, jugar sucio, hacer correr rumores o crearlos, nunca nos va a traer nada bueno, solo destrucción y soledad. Compartir, preocuparse, y conocer nuestro lugar nos va a ayudar a todos. ¿Cómo puedo ser un líder si no puedo obedecer y ser parte benefactora de la tribu que aspiro dirigir? ¿Cómo puedo desear que otros me vean como algo bueno si traigo dudas, ira y peleas entre ellos? Es mejor que me vean como alguien que posee cosas que puede dar en vez de la persona que va gritando a los vientos para poder imponerse. Tal vez nadie me oiga. Estaré solo.

No hay nadie tan malo que no pueda hacer algo bueno; no hay nadie tan bueno que no pueda hacer algo malo. No hay nadie tan sabio que no pueda hacer algo estúpido; no hay nadie tan estúpido que no pueda hacer algo sabio. No hay nada que podamos compartir o dar si primero no lo tenemos. Debemos obtener para poder compartir. Dar y servir es nuestra felicidad real y de esa forma recibiremos nuestra gratificación.



MYRIAM

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