Tanto el pabellón auricular como el conducto
auditivo externo ejercen acción protectora contra los traumatismos
contra la penetración de cuerpos extraños favoreciendo el tránsito
libre de las ondas sonoras desde la fuente de origen hasta las
estructuras encargadas del mecanismo de recepción más externo; la
membrana timpánica.
El Oído, Radar Perfecto
El sonido llega al oído a partir de ondas que son
captadas perfectamente por su anatomía, esquemáticamente así:
El oído puede reconocer más de 300.000 datos al
mismo tiempo, además tiene la capacidad de distinguir la calidad de
voces, el tono, la intensidad y en el peor de los casos los ruidos como
los producidos en un concierto de Rock.
Cada uno de estos órganos ( Nariz, Garganta,
Oídos), están comunicados por la trompa de Eustaquio que es aquella
que mantiene las presiones del oído medio y el oído externo; por eso,
al deglutir saliva se disminuye la presión que es una forma de combatir
lo incómodo que puede ser el viajar en avión o automóvil por los
cambios en la presión atmosférica.
El Oído también tiene la peculiaridad de reconocer
un sonido más temprano que otra persona que utilice un radar de alta
precisión.
El Oído es un órgano par, cuya función es la
audición y el mantenimiento del equilibrio.
El Oído medio es la estructura amplificadora del sistema auditivo. Es
una cavidad que en su interior contiene aire, siendo éste el elemento
natural donde se trasmite el sonido y que, de acuerdo a la especie
animal, se determina el nivel auditivo.
En el Hombre el nivel auditivo mínimo está entre 10
y 20 decibeles (db), en algunos animales puede ser menor (gato,
murciélago,...).
Los Huesos más pequeños del
cuerpo
Atravesando la cavidad del oído medio se encuentra una cadena
compuesta por los tres huesos más pequeños que existen dentro del
cuerpo humano. Es una cadena de huesos que vibran. Se denominan
Martillo, Yunque y Estribo. Directamente unido al tímpano, el martillo
recoge las vibraciones que transmite éste y, en forma de pequeños
golpes, las conduce al estribo, a través del yunque y de ahí al oído
interno a través de la ventana oval del promontorio.