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El desafío de una lectura clásica

Madre Luz

por JosE PedronI, AmeghinO Editora, Rosario, 1997.

En su prólogo a , la antología de poemas de José PedronI que ha preparado para AmeghinO editora, RodolfO AlonsO, justifica su elección del poeta santafesino como autor rescatable. Opone poesía " menor" a poesía "sencilla" , y la fundamentación es válida. Asimismo la selección de poemas es afortunada ya que AlonsO ha escogido del corpus poético de PedronI una extensa serie de textos donde se ponen de manifiesto los principales valores óntico-morales que han funcionado como ejes constantes y " madre luz" gestora de toda su producción poética: así están presentes en esta selección la inquebrantable fe en Dios, el amor infinito hacia el "hijo", el respeto y la admiración, el amor y lo erótico provocado por la figura de la Mujer, la protesta contra la injusticia social (pobres vs. ricos, inmigrantes que no siempre han logrado "hacer la América", etc.). La admiración por la Naturaleza, los recuerdos infantiles y la presencia imborrable del padre albañil son los temas recurrentes en esta muestra de versos de PedronI. Evidentemente, obviamente, el lector ávido de vocabulario soez y sexo explícito no se regocijará con la lectura de este libro; tampoco encontrarán aquí campo propicio para el regodeo metalingüístico los novísimos estudiosos del discurso, lingüistas a ultranza que pretenden aplicar BajtíN, KristevA, EcO, etc. a esta poesía que no se merece el rigor de ese análisis, sino la oportunidad de ser disfrutada como lo que es: Poesía.

La verdad es que parece arriesgado el hecho de que AlonsO y Ameghino se animen con PedronI, como ya lo hicieron al presentar en ediciones atractivas y accesibles como ésta, a García LorcA, BécqueR, HernándeZ, DaríO, AlfonsinA, NervO, Martí, la a veces inhallable y por muchos desconocida, RosalíA de CastrO, etc. Pero vaya un tironcito de orejas a quien corresponda, ya que en la página 163, estrofa cuarta, el verbo "enjuagar" aparece como un ripio imperdonable que entristecería al Poeta. Preciosas y sincrónicas las ilustraciones de Dell'acqua.

DanieL PartuccI.


Luces y sombras de las iluminaciones.

NéstoR PerlongheR, Buenos Aires, Seix Barral, 1997.

En la época del esnobismo alucinante (modelos alucinantes, playas alucinantes, y hasta los más pacatos proyectos alucinantes) aplicar el adjetivo a un manojo de versos parece deslucido, casi hueco. Sin embargo, para hablar de la poesía de NéstoR PerlongheR hay que considerar el sentido básico de la experiencia de alucinar. Si de producir sensaciones o percepciones imaginarias se trata, no cabe duda, esta poesía es alucinante. Allí están todos los libros publicados del poeta, escoltados por tres excelentes estudios: el prólogo de RobertO EchevarreN (a cargo de la edición), la nota final de ReynaldO JimóneZ sobre y el epílogo de TamarA KamenszaiN, centrado en . En el río de poemas neobarrosos el lector se hunde, se empantana, y no siempre sale airoso de la experiencia que, para alucinarlo, le propone el poeta. El poeta quiere romper (con perdón) todo en toda la extensión de la palabra, y no es casual que, sin quererlo, vayamos cayendo en juegos de etimologías. Lo neobarroco se hace neobarroso para testimoniar los revolcones, y las rupturas se expanden en todas las dirrecciones. Se rompe la estructura rígida de un mundo racional, y para eso hay que batir parches alucinatorios; se rompe la linealidad comprensiva de la lectura, porque las palabras juegan a carcajadas, a tropezones, a protestas, contra su propia forma antigua y contenida. La poesía rompe el límite artificial de los alambres para burlarse de su inútil capacidad de contención; bastardea la artificialidad de los hules, plásticos y látex entre los que se desborda el impulso incontenible de la vida; flota entre aguas luminosas y profundidades líquidas de la superficie y del fondo de los hombres. Los cinco sentidos se ponen en acción como respuesta al estímulo de esta palabra sumergida, pero luminosa. Allí están también los cadáveres, bien muertos, pero vivos en la memoria, de la gran figura femenina, EvA PeróN y de los otros, los desconocidos, los desaparecidos, cadáveres a los que PerlongheR ve obsesivamente por todas partes. En casos como éste un relámpago de emoción transparenta el referente. En este universo todo está en límites de estallido, con potencias que renuevan los impulsos culteranos de GóngorA metiéndoles en el barro de cabeza. Aquí hay destrucción, caso, corrosión, y la podredumbre se mezcla, como en la vida de todos, con lo más luminoso de quien pulsa el instrumento de la pluma. Los significantes se confunden y confunden, rompen sus límites y, a veces, confesemos, también la paciencia de quien intente reconstituírlos. Pero la invitación está planteada. O seguimos el juego o nos retiramos mansos a la orilla de nuestro más peregrino, humilde y cabal sentido de comprensión. Porque el mensaje de PerlongheR apunta hacia una meta de subversión radical y su estética demoledora se forma a partir de una experiencia vital de marginalidad sorprendente, de militancia en todos los terrenos que de una u otra manera lo dejaban afuera del mundo convencional. Fue trotskista, anarquista, homosexual confeso y participante del Frente de Liberación Homosexual y se involucró con el culto del Santo Daime, dentro del cual tentó el contacto con el éxtasis pleno a través de experiencias de alucinación provocadas por la ayahuasca. Pero además vivió la historia y supo registrarla, una historia contemporánea llena de muerte, corrupción y enfermedades personales y sociales que lo afectaron tanto como a los demás. Acaso por eso murió joven, para escapar en su juego frenético de ese otro frenesí que veja a los hombres diariamente. Escritor de colectivos y bares, PerlongheR quiere ser escuchado, leído, y si en la mezcla de identidades y de mundos un chapuzón de oscuridad nos pesca de sorpresa, recordemos que es condición del periplo pedir la luz... sin saber si la luz es esa luz o aún hay otra luz un luminar de pótalos un chorreo de iluminaciones al trasluz de las cuentas de luz en el traspapelar de las antorchas que combusten la luz en la jungla de lianas que no es sino un efecto de la luz...¿Está claro?

MarinA DurañonA


El señor BaudelairE

Baudelaire. La biografía

FrançoiS Porché, Taurus, Bs.As., 1997.

No me sorprende que a Monsieur BaudelairE se le dé tanta importancia. Pero a los fines de esta crítica, me es de fundamental importancia aclarar que su personalidad me es, al mismo tiempo, atractiva y repulsiva. Su vida de pobre indigente, de hombre acosado por las deudas, de escritor inconstante en sus propósitos me ¿llenan? de ternura, lo confieso sin vergüenza alguna. Por otro lado, ciertas actitudes de infidelidad hacia su negra amante o las ingratitudes hacia su madre o con algunos amigos me muestran el abismo miserable de un hombre con un corazón turbulento, que no pudo haber tenido otra vida. Me imagino que cuando uno está por comenzar una biografía no tiene en cuenta estos detalles, sino que simplemente elige el objeto de su trabajo y trata de dar cuenta de él con la mayor "objetividad" posible. Pero si digo que esa objetividad es "la mayor posible" , es porque creo saber que lo que más importa no es tanto la obra o el pensamiento de un hombre, sino su vida cotidiana, su desenvolvimiento en la vida, el modo en que enfrenta sus circunstancias. Por eso coincido con la señora o señorita Sylvia Iparraguirre -a quien no conozco por otra parte- que en su nota inicial dice " no se trata por tanto de una biografía crítica" . Y no lo es, de ningún modo. Porque es tan apasionante la vida de monsieur BaudelairE y tantos los estudios que antes que éste han sido exaustivos en el aspecto de la obra del poeta que lo distinto de este libro es su intento de bucear en la personalidad de un artista. Para algo más " científico" baste acudir a los Crépet, por ejemplo, padre e hijo, los primeros biógrafos de Charles. O también a todos sus amigos que en diversa forma -libro de memorias, misceláneas, epistolarios- han guardado la memoria de una vida dedicada al arte. Só que escritores y pensadores de distintas nacionalidades y épocas han tomado este libro como eje de consulta. Y aunque yo haría la salvedad sobre sus limitaciones, también quiero decir que el lector que busque una aproximación a ciertos vericuetos de la vida de BaudelairE, al París que él conoció y experimentó tan profundamente, encontrará aquí -creo no mentir ni exagerar- una lectura adecuada. El verano es siempre una época propicia para las lecturas agradables, por eso creo que ésta es la ópoca ideal para encontrarse con alguien que pareció vivir en el infierno de sus propias dudas pero que sólo fue un hombre de letras, un poeta. Aunque hoy el autor de está sentado en la gloria. Y, sinceramente no estoy sorprendido, porque es merecido premio a un talento excepcional en un mundo sin valores.

François Porché.


La amistad como posibilidad de la crítica

Cuerpo de olvido

RubéN ChihadE, 1995, Libros de Tierra Firme.

¿No te parece mentira que hasta las criticas de libros tengan que tener códigos?. Uno, el crítico, no debe develarle a los otros, los lectores, ni la supuesta proximidad, ni el merecido alejamiento, con el autor del libro que va a criticar, ¡qué barbaro! Es tan ridícula y a la vez tan importante esta posición que hasta marcó (o impuso) una modalidad en el lenguaje de la crítica en poesía. Modalidad que lo primero que hizo fue alejarnos de estas "reflexiones" , puesto que allí de lo único que nos enterábamos era de lo que teníamos que leer para poder entender a los críticos. Esto desnudó la enorme crueldad que tenemos los unos contra los otros: falsedad, solemnidad, enmascaramiento... llamalo como quieras. Yo voy a decir, por el contrario, que ChihadE es un amigo, y en mi defensa diré que tal circunstancia biográfica no es un condicionamiento, sino una oportunidad para brindar mi sincera opinión de lector. RubeN ChihadE es un poeta "porteño" , con todo lo que esto implica. Seguramente no habrá que aclarar que el porteño no es sólo el ciudadano de esta mole de lamentos llamada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también es lo otro, como bien titulara HuidobrO en uno de sus libros, es . Irónico, comprometido con el lenguaje, RubéN, busca la palabra exacta entre los silencios que inaugura su propia poesía, y la economía del lenguaje también es todo un riesgo en estos días de abundancia. Es con el poema 1 que comienza su libro "¿Acaso/ la belleza es tu nombre?/// o despertar/ en vos/// y nombrarte?" , y no se detendrá hasta el 37, continuará sin fisuras porque son varios los méritos de . Dos son reconocibles a simple vista: el equilibrio de tensiones en sus páginas, y la sabiduría de una obra cuidada. También cuando sus palabras le hablan a los cuerpo tocados a tientas por el amor o el sentimiento, logran su mayor potencia expresiva, dulce efusividad, y el poeta dice: "La intimidad pasa por mis ojos/ y se desnuda/ de sus crudas desnudeces". Es cierto que la poesía en sus páginas no nos llega en manantiales, ni a borbotones, nos llega en dosis justas y confiables, mínimas. Como un estratega ChiahadE cuida que sus palabras no se distraigan, y que además " condensen en breves líneas la plenitud y la fugacidad" . Estas últimas son indicaciones, claves de los poemas que MaríA del CarmeN SuáreZ cuenta en la contratapa del libro. Palabras éstas, bienvenidas y medulares.

ClaudiO LoMenzO.


BatmaN y la poesía

El vespertillo de las parcas

ArturO CarrerA, 1997, Tusquets.

Me dijeron que CarrerA tenía éxito entre las mujeres. Entonces dije, " voy a leerlo" . Ya que no soy el autor, por lo menos leer su libro me va a permitir tener el éxito que tanto deseo con el difícil género femenino. Pero debo reconocer que ninguna de las dos cosas me es sencilla. Porque a pesar de la imaginería de película pornográfica que uno calza, nunca ninguna mujer respondió a mis insinuaciones. Con poesía o sin poesía. Pero ese es otro problema. El asunto es que dije " esta receta no la he probado. Veamos cómo resulta" . No imaginaba que el esfuerzo para lograr un objetivo tan noble sería tan duro. Mi disposición natural como lector de poesía es muy buena, siempre. Porque siento la poesía. Después "investigo" qué cosas hay para encontrar detrás de esas palabras. La poesía me tiene que sorprender o alterar, pero básicamente emocionar. Esta es mi primera desinteligencia con el libro de CarrerA. Culpa mía, sin duda, que no debo ser tan buen lector. La historia sí la entendí. El poeta vuelve a las Parcas que le marcaron su destino de tal. Esas Parcas son las mujeres familiares: la madre, fallecida muy joven; la abuela materna Sara, analfabeta; la abuela paterna Magdalena, que escribió un diario y una carta para EvitA PeróN; las tías con sus historias múltiples; y también las Parcas mitológicas. Y vuelve también al espacio y el tiempo de la laguna " ... que nos ignora y sin embargo/nos circunda, nos une por primera vez/nos va reuniendo" , donde todo comenzó. Hasta aquí bien. Así, de pronto, el poeta -y su hijo- se convierten en "eslabones de una historia/que imaginábamos discontinua" . Las fotos, los diarios personales, los relatos familiares, las cartas, las voces íntimas, todo permite armar el todo. En el fondo está la imagen de "la huella del pie de un niño/que" paseó "con su madre antes de que ella durmiera,/fue lamida apenas por la espuma/de los bordes..." , como signo de la " primera conspiración de invisibilidades" . Pero, las páginas pasaban y pasaban. Y empezaron a surgir los interrogantes ¿es poético poner en primer plano la experiencia familiar del poeta en un código tan privado?, ¿lo son unos versos como " ...pero Rodolfo González detuvo/ese contorno de polvillo de oro para mí" o " El padre de CésaR AirA, tu amigo..." ? ¿es poesía ese extenso encadenamiento de estrofas excesivamente narrativas, descriptivas o explicativas? ¿qué tiene de poético el poema Abuela Sara, que muy bien podría considerarse como el borrador de Oscuramente fuerte es la vida de Dal Masetto? ¿No atentan contra lo poético del texto los quiebres que produce una idea desarrollada sin medida, o la ramificación innecesaria de una buena idea con una cita pedante, o un rodeo anticlimático? ¿ No son ya suficientemente obvios e improcedentes los jueguitos del tipo " paisaje de país/de paisanos...Grandes guitarras/grandes sonrisas" o " ...y el fondo de/arena soldados por esos pies de soldaditos..." ? ¿son poesía las palabras " manita" o " gomosas" ? Evidentemente, no soy tan bueno como lector. Porque soy de los que profesan admiración por los poemas exactos. Cada poema debe tener una medida, en consonancia con la idea. Ese principio poético es el que hace que un poema produzca en su lector una sensación de perplejidad, de familiaridad, de reconocimiento de algo propio en el texto que se lee. Y no me siento cómodo leyendo un texto que no puede superar lo que en cine se llama la prueba de los 15 minutos. ¿Demasiado clásico? Puede ser. Pero también es penoso ver cómo algunas buenas ideas, algunos versos bien logrados, se desperdician en una maraña neutra de oraciones sin energía ni tono.

JavieR MagistriS


La poesía y la vergüenza

Vagón para fumadores

ZoE ValdéS, Lumen, 1998.

Para quien ha sido criada entre poemas clásicos (tamizados por el sesgo de la aceptación universal) y ha aprobado con complacencia la poesía erótica, sí, pero siempre sutil y sugestiva, y claro, inseparable de algún nombre incuestionable, ZoE ValdéS puede resultarle del todo…¿inquietante?…desmedida.
Explícita y sobrecargada, ZoE llama a las cosas por su nombre y las combina en versos libres de dudosa belleza. Violentamente carnal consigue que uno se separe del poema y diga "¡BASTA!"…¿pero… cuál es la necesidad…señorita?" (yo misma me he sentido la más conservadora de las damas antiguas antes sus e-s-c-a-n-d-a-l-o-s-a-s metáforas).
Y sí, ZoE ValdéS se anima a decir cualquier cosa en cualquier momento sin ruborizarse. Desprejuiciada no sólo en lo que dice sino en cómo lo dice, ella propone su libro como "poesía" y a uno no le queda más que aceptarlo…o por supuesto, siempre está en uno "no aceptarlo" pero ¿quién tiraría la primera piedra? Después de todo afluyen innumerables zonas luminosas en el texto que delatan la sensibilidad de su autora, y su gran capacidad poética.

se divide en dos partes: y , prologadas ambas por textos breves en prosa de una sencillez exquisita y refinada. Violenta, sí, desde el principio, pero es la violencia de un grito en soledad (el resto girará entorno de esta soledad, le dará múltiples significaciones, la mostrará de diversas formas, y la violencia del inicio se irá apaciguando hacia el final).

"Yo voy apresuradamente hacia aquel sitio de
donde regresan los incendios"

ZoE ValdéS escribe desde el exilio, y sus poemas hablan de esto.

"No quiero leer las cartas que vienen de La
Habana
Reconozco la firma de la ausencia a trasluz".

Tristeza, nostalgia, miedo, soledad. Y su forma de superar todo aquello: "Bendigo esta enfermedad de sentir los paisajes", dice y se pierde en imágenes dormidas en algún punto del recuerdo. Es un viaje, su libro, y por qué no su vida y la nuestra, un viaje sin rumbo, pero con una única certeza: la belleza de la que lo embebe la poesía.

"La locomotora cruza el infinito. Este viaje se
parece a una mirad perpetua".

Para terminar, sus líneas últimas, y al lector corresponderá el Juicio Final (por mi parte he disfrutado de ZoE con intermitentes sobresaltos y un leve fruncir de mi entrecejo al atravesar por zonas erógenas…será que aún continuaba creyendo que "poesía…eres tú"): "AMOR COMA LA SOLEDAD ES FUERTE COMO UN DIOS PUNTO PERO SI TENGO QUE MORIR COMA QUE SEA DE TI PUNTO FINAL"

MarianA DocampO


Poesía que no practica la autofagia

Del rey desnudo

GracielA ZaninI, Editorial Sudamericana, 1998.

 

Si estuviéramos en la facultad de Filosofía y Letras, yo diría que este libro es dialógico, exactamente en el sentido en que definía lo dialógico MijaíL BajtíN. Pero no, estamos en en plena conversación entre amigos y en pura celebración y entonces sólo me pregunto, a propósito, cómo funcionará en poesía esto de apoderarse de la voz de los otros como se apodera GracielA ZaninI, que en su libro hace hablar uno por uno a los personajes de la Historia Santa y a casi todos ellos con Jesucristo y hoy, aquí, con nosotros. En este libro la divinidad corre y se desgasta entre esas voces, pero qué curioso cada una se emite desde un órgano diferente que no siempre es la boca. Desde la sangre que se enfría habla Lucifer. Desde el ojo habla San Juan, ¡y cómo habla!, cuando nos dice que ha visto la mancha oscura del sexo en reposo de Cristo. Y tal vez desde un sexo ni tanto ni tan poco culposo habla María Magdalena, para concluir que "es cruel amar a un dios", aunque como la más sabia prostituta se perdone a sí misma. Tal vez por esas cosas de la vida no divina LuiS HouliN desde la contratapa de este libro, dice que en viejos tiempos GracielA ZaninI hubiera ardido en los fuegos de la inquisición. A aquellas voces se suman como un anticoro varios poetas en tránsito que también hablan y hacen comentarios y glosas transversales, alusivas o en diagonal, como estrellas fugaces, desde SainT JohN PersE a OctaviO PaZ o AlbertO GirrI, pasando por CamuS, JohN DonnE, PauL EluarD y un CésaR VallejO con su siempre inconcebible arte de dejarnos profundamente rayados. Y entre coro y anticoro, la omnipresente voz de la luna. Cómo decir que todos estos personajes bíblicos son unos lunáticos, pero no como aquellos lunáticos de VirgiliO que caminaban de noche bajo la luz maligna de una luna que le había quitado el color a las cosas. No. Aquí la luna -"la diosa blanca" de RoberT GraveS- agrega valor, color. GracielA ZaninI lee y reescribe para nosotros una vieja historia con valor agregado, y además versículo por versículo, si así pudiéramos llamar versículo a los versos de la verdad de toda poesía. (Hay que saber escuchar la pausa, el exacto ritmo de metrónomo con que está escondido este libro como Sistema).

Termino pensando qué es la ¿poesía? aquí mismo, hoy en Buenos Aires. En los dorados años ‘60, y casi hasta los ‘80, poesía prestigiosa era la que practicaba ritualmente la autofagia: la que se comía a sí misma y con gesto desesperado trataba de definir sus propios límites como género. No estoy en la Facultad de Filosofía y Letras para citar a RolanD BartheS y su Système de la mode y decir que la moda depende de la ropa, y tiene sus temporadas de otoño, invierno, primavera y verano. Como si desfilar por el mercado de la poesía en Argentina fuera desfilar por la pasarela de un rígido y enorme calendario de piedra azteca. Pero sí me atrevo a decir que la poesía de GracielA ZaninI inaugura una moda, y esa moda y esa alta costura no respetan las estaciones ni los 365 días de RolanD BartheS, porque son tan viejas como el mundo. Ya no se trata de una poesía que se come a sí misma sino que se hace puente y eco con otras formas de la vida. Por ejemplo, que arma sus voces como si pudiéramos disponerlas para parlamentos de una obra de teatro, parlamentos en verso como en El gran teatro del mundo. En , repito, me imagino esa poesía tan vieja como el mundo., aquella que nos encanta y hasta nos hace olvidar que las que creemos historias clásicas de HomerO en realidad no son historias narrativas, sólo son relatos hechos de puros versos. Una ilusión óptica, ¿no?, apenas para que vivamos piadosamente la vida de sus personajes, como ocurre en este libro. Me encantaría que ustedes disfruten como yo de esta especie de extensión de los géneros, esta especie de práctica (no me atrevo a llamarla degenerada) que sin moverse de la poesía se derrama sobre otras pasiones y, por eso mismo, no tiene la menor posibilidad de desgaste y le promete larga vida a la obra de GracielA ZaninI. Sólo Dios se desgasta en nuestras voces, tal vez porque nuestras cuerdas vocales son perecederas.

HéctoR LibertellA

 

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El desafío de una lectura clásica

Madre Luz

por JosE PedronI, AmeghinO Editora, Rosario, 1997.

En su prólogo a , la antología de poemas de José PedronI que ha preparado para AmeghinO editora, RodolfO AlonsO, justifica su elección del poeta santafesino como autor rescatable. Opone poesía " menor" a poesía "sencilla" , y la fundamentación es válida. Asimismo la selección de poemas es afortunada ya que AlonsO ha escogido del corpus poético de PedronI una extensa serie de textos donde se ponen de manifiesto los principales valores óntico-morales que han funcionado como ejes constantes y " madre luz" gestora de toda su producción poética: así están presentes en esta selección la inquebrantable fe en Dios, el amor infinito hacia el "hijo", el respeto y la admiración, el amor y lo erótico provocado por la figura de la Mujer, la protesta contra la injusticia social (pobres vs. ricos, inmigrantes que no siempre han logrado "hacer la América", etc.). La admiración por la Naturaleza, los recuerdos infantiles y la presencia imborrable del padre albañil son los temas recurrentes en esta muestra de versos de PedronI. Evidentemente, obviamente, el lector ávido de vocabulario soez y sexo explícito no se regocijará con la lectura de este libro; tampoco encontrarán aquí campo propicio para el regodeo metalingüístico los novísimos estudiosos del discurso, lingüistas a ultranza que pretenden aplicar BajtíN, KristevA, EcO, etc. a esta poesía que no se merece el rigor de ese análisis, sino la oportunidad de ser disfrutada como lo que es: Poesía.

La verdad es que parece arriesgado el hecho de que AlonsO y Ameghino se animen con PedronI, como ya lo hicieron al presentar en ediciones atractivas y accesibles como ésta, a García LorcA, BécqueR, HernándeZ, DaríO, AlfonsinA, NervO, Martí, la a veces inhallable y por muchos desconocida, RosalíA de CastrO, etc. Pero vaya un tironcito de orejas a quien corresponda, ya que en la página 163, estrofa cuarta, el verbo "enjuagar" aparece como un ripio imperdonable que entristecería al Poeta. Preciosas y sincrónicas las ilustraciones de Dell'acqua.

DanieL PartuccI.


Luces y sombras de las iluminaciones.

NéstoR PerlongheR, Buenos Aires, Seix Barral, 1997.

En la época del esnobismo alucinante (modelos alucinantes, playas alucinantes, y hasta los más pacatos proyectos alucinantes) aplicar el adjetivo a un manojo de versos parece deslucido, casi hueco. Sin embargo, para hablar de la poesía de NéstoR PerlongheR hay que considerar el sentido básico de la experiencia de alucinar. Si de producir sensaciones o percepciones imaginarias se trata, no cabe duda, esta poesía es alucinante. Allí están todos los libros publicados del poeta, escoltados por tres excelentes estudios: el prólogo de RobertO EchevarreN (a cargo de la edición), la nota final de ReynaldO JimóneZ sobre y el epílogo de TamarA KamenszaiN, centrado en . En el río de poemas neobarrosos el lector se hunde, se empantana, y no siempre sale airoso de la experiencia que, para alucinarlo, le propone el poeta. El poeta quiere romper (con perdón) todo en toda la extensión de la palabra, y no es casual que, sin quererlo, vayamos cayendo en juegos de etimologías. Lo neobarroco se hace neobarroso para testimoniar los revolcones, y las rupturas se expanden en todas las dirrecciones. Se rompe la estructura rígida de un mundo racional, y para eso hay que batir parches alucinatorios; se rompe la linealidad comprensiva de la lectura, porque las palabras juegan a carcajadas, a tropezones, a protestas, contra su propia forma antigua y contenida. La poesía rompe el límite artificial de los alambres para burlarse de su inútil capacidad de contención; bastardea la artificialidad de los hules, plásticos y látex entre los que se desborda el impulso incontenible de la vida; flota entre aguas luminosas y profundidades líquidas de la superficie y del fondo de los hombres. Los cinco sentidos se ponen en acción como respuesta al estímulo de esta palabra sumergida, pero luminosa. Allí están también los cadáveres, bien muertos, pero vivos en la memoria, de la gran figura femenina, EvA PeróN y de los otros, los desconocidos, los desaparecidos, cadáveres a los que PerlongheR ve obsesivamente por todas partes. En casos como éste un relámpago de emoción transparenta el referente. En este universo todo está en límites de estallido, con potencias que renuevan los impulsos culteranos de GóngorA metiéndoles en el barro de cabeza. Aquí hay destrucción, caso, corrosión, y la podredumbre se mezcla, como en la vida de todos, con lo más luminoso de quien pulsa el instrumento de la pluma. Los significantes se confunden y confunden, rompen sus límites y, a veces, confesemos, también la paciencia de quien intente reconstituírlos. Pero la invitación está planteada. O seguimos el juego o nos retiramos mansos a la orilla de nuestro más peregrino, humilde y cabal sentido de comprensión. Porque el mensaje de PerlongheR apunta hacia una meta de subversión radical y su estética demoledora se forma a partir de una experiencia vital de marginalidad sorprendente, de militancia en todos los terrenos que de una u otra manera lo dejaban afuera del mundo convencional. Fue trotskista, anarquista, homosexual confeso y participante del Frente de Liberación Homosexual y se involucró con el culto del Santo Daime, dentro del cual tentó el contacto con el éxtasis pleno a través de experiencias de alucinación provocadas por la ayahuasca. Pero además vivió la historia y supo registrarla, una historia contemporánea llena de muerte, corrupción y enfermedades personales y sociales que lo afectaron tanto como a los demás. Acaso por eso murió joven, para escapar en su juego frenético de ese otro frenesí que veja a los hombres diariamente. Escritor de colectivos y bares, PerlongheR quiere ser escuchado, leído, y si en la mezcla de identidades y de mundos un chapuzón de oscuridad nos pesca de sorpresa, recordemos que es condición del periplo pedir la luz... sin saber si la luz es esa luz o aún hay otra luz un luminar de pótalos un chorreo de iluminaciones al trasluz de las cuentas de luz en el traspapelar de las antorchas que combusten la luz en la jungla de lianas que no es sino un efecto de la luz...¿Está claro?

MarinA DurañonA


El señor BaudelairE

Baudelaire. La biografía

FrançoiS Porché, Taurus, Bs.As., 1997.

No me sorprende que a Monsieur BaudelairE se le dé tanta importancia. Pero a los fines de esta crítica, me es de fundamental importancia aclarar que su personalidad me es, al mismo tiempo, atractiva y repulsiva. Su vida de pobre indigente, de hombre acosado por las deudas, de escritor inconstante en sus propósitos me ¿llenan? de ternura, lo confieso sin vergüenza alguna. Por otro lado, ciertas actitudes de infidelidad hacia su negra amante o las ingratitudes hacia su madre o con algunos amigos me muestran el abismo miserable de un hombre con un corazón turbulento, que no pudo haber tenido otra vida. Me imagino que cuando uno está por comenzar una biografía no tiene en cuenta estos detalles, sino que simplemente elige el objeto de su trabajo y trata de dar cuenta de él con la mayor "objetividad" posible. Pero si digo que esa objetividad es "la mayor posible" , es porque creo saber que lo que más importa no es tanto la obra o el pensamiento de un hombre, sino su vida cotidiana, su desenvolvimiento en la vida, el modo en que enfrenta sus circunstancias. Por eso coincido con la señora o señorita Sylvia Iparraguirre -a quien no conozco por otra parte- que en su nota inicial dice " no se trata por tanto de una biografía crítica" . Y no lo es, de ningún modo. Porque es tan apasionante la vida de monsieur BaudelairE y tantos los estudios que antes que éste han sido exaustivos en el aspecto de la obra del poeta que lo distinto de este libro es su intento de bucear en la personalidad de un artista. Para algo más " científico" baste acudir a los Crépet, por ejemplo, padre e hijo, los primeros biógrafos de Charles. O también a todos sus amigos que en diversa forma -libro de memorias, misceláneas, epistolarios- han guardado la memoria de una vida dedicada al arte. Só que escritores y pensadores de distintas nacionalidades y épocas han tomado este libro como eje de consulta. Y aunque yo haría la salvedad sobre sus limitaciones, también quiero decir que el lector que busque una aproximación a ciertos vericuetos de la vida de BaudelairE, al París que él conoció y experimentó tan profundamente, encontrará aquí -creo no mentir ni exagerar- una lectura adecuada. El verano es siempre una época propicia para las lecturas agradables, por eso creo que ésta es la ópoca ideal para encontrarse con alguien que pareció vivir en el infierno de sus propias dudas pero que sólo fue un hombre de letras, un poeta. Aunque hoy el autor de está sentado en la gloria. Y, sinceramente no estoy sorprendido, porque es merecido premio a un talento excepcional en un mundo sin valores.

François Porché.


La amistad como posibilidad de la crítica

Cuerpo de olvido

RubéN ChihadE, 1995, Libros de Tierra Firme.

¿No te parece mentira que hasta las criticas de libros tengan que tener códigos?. Uno, el crítico, no debe develarle a los otros, los lectores, ni la supuesta proximidad, ni el merecido alejamiento, con el autor del libro que va a criticar, ¡qué barbaro! Es tan ridícula y a la vez tan importante esta posición que hasta marcó (o impuso) una modalidad en el lenguaje de la crítica en poesía. Modalidad que lo primero que hizo fue alejarnos de estas "reflexiones" , puesto que allí de lo único que nos enterábamos era de lo que teníamos que leer para poder entender a los críticos. Esto desnudó la enorme crueldad que tenemos los unos contra los otros: falsedad, solemnidad, enmascaramiento... llamalo como quieras. Yo voy a decir, por el contrario, que ChihadE es un amigo, y en mi defensa diré que tal circunstancia biográfica no es un condicionamiento, sino una oportunidad para brindar mi sincera opinión de lector. RubeN ChihadE es un poeta "porteño" , con todo lo que esto implica. Seguramente no habrá que aclarar que el porteño no es sólo el ciudadano de esta mole de lamentos llamada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también es lo otro, como bien titulara HuidobrO en uno de sus libros, es . Irónico, comprometido con el lenguaje, RubéN, busca la palabra exacta entre los silencios que inaugura su propia poesía, y la economía del lenguaje también es todo un riesgo en estos días de abundancia. Es con el poema 1 que comienza su libro "¿Acaso/ la belleza es tu nombre?/// o despertar/ en vos/// y nombrarte?" , y no se detendrá hasta el 37, continuará sin fisuras porque son varios los méritos de . Dos son reconocibles a simple vista: el equilibrio de tensiones en sus páginas, y la sabiduría de una obra cuidada. También cuando sus palabras le hablan a los cuerpo tocados a tientas por el amor o el sentimiento, logran su mayor potencia expresiva, dulce efusividad, y el poeta dice: "La intimidad pasa por mis ojos/ y se desnuda/ de sus crudas desnudeces". Es cierto que la poesía en sus páginas no nos llega en manantiales, ni a borbotones, nos llega en dosis justas y confiables, mínimas. Como un estratega ChiahadE cuida que sus palabras no se distraigan, y que además " condensen en breves líneas la plenitud y la fugacidad" . Estas últimas son indicaciones, claves de los poemas que MaríA del CarmeN SuáreZ cuenta en la contratapa del libro. Palabras éstas, bienvenidas y medulares.

ClaudiO LoMenzO.


BatmaN y la poesía

El vespertillo de las parcas

ArturO CarrerA, 1997, Tusquets.

Me dijeron que CarrerA tenía éxito entre las mujeres. Entonces dije, " voy a leerlo" . Ya que no soy el autor, por lo menos leer su libro me va a permitir tener el éxito que tanto deseo con el difícil género femenino. Pero debo reconocer que ninguna de las dos cosas me es sencilla. Porque a pesar de la imaginería de película pornográfica que uno calza, nunca ninguna mujer respondió a mis insinuaciones. Con poesía o sin poesía. Pero ese es otro problema. El asunto es que dije " esta receta no la he probado. Veamos cómo resulta" . No imaginaba que el esfuerzo para lograr un objetivo tan noble sería tan duro. Mi disposición natural como lector de poesía es muy buena, siempre. Porque siento la poesía. Después "investigo" qué cosas hay para encontrar detrás de esas palabras. La poesía me tiene que sorprender o alterar, pero básicamente emocionar. Esta es mi primera desinteligencia con el libro de CarrerA. Culpa mía, sin duda, que no debo ser tan buen lector. La historia sí la entendí. El poeta vuelve a las Parcas que le marcaron su destino de tal. Esas Parcas son las mujeres familiares: la madre, fallecida muy joven; la abuela materna Sara, analfabeta; la abuela paterna Magdalena, que escribió un diario y una carta para EvitA PeróN; las tías con sus historias múltiples; y también las Parcas mitológicas. Y vuelve también al espacio y el tiempo de la laguna " ... que nos ignora y sin embargo/nos circunda, nos une por primera vez/nos va reuniendo" , donde todo comenzó. Hasta aquí bien. Así, de pronto, el poeta -y su hijo- se convierten en "eslabones de una historia/que imaginábamos discontinua" . Las fotos, los diarios personales, los relatos familiares, las cartas, las voces íntimas, todo permite armar el todo. En el fondo está la imagen de "la huella del pie de un niño/que" paseó "con su madre antes de que ella durmiera,/fue lamida apenas por la espuma/de los bordes..." , como signo de la " primera conspiración de invisibilidades" . Pero, las páginas pasaban y pasaban. Y empezaron a surgir los interrogantes ¿es poético poner en primer plano la experiencia familiar del poeta en un código tan privado?, ¿lo son unos versos como " ...pero Rodolfo González detuvo/ese contorno de polvillo de oro para mí" o " El padre de CésaR AirA, tu amigo..." ? ¿es poesía ese extenso encadenamiento de estrofas excesivamente narrativas, descriptivas o explicativas? ¿qué tiene de poético el poema Abuela Sara, que muy bien podría considerarse como el borrador de Oscuramente fuerte es la vida de Dal Masetto? ¿No atentan contra lo poético del texto los quiebres que produce una idea desarrollada sin medida, o la ramificación innecesaria de una buena idea con una cita pedante, o un rodeo anticlimático? ¿ No son ya suficientemente obvios e improcedentes los jueguitos del tipo " paisaje de país/de paisanos...Grandes guitarras/grandes sonrisas" o " ...y el fondo de/arena soldados por esos pies de soldaditos..." ? ¿son poesía las palabras " manita" o " gomosas" ? Evidentemente, no soy tan bueno como lector. Porque soy de los que profesan admiración por los poemas exactos. Cada poema debe tener una medida, en consonancia con la idea. Ese principio poético es el que hace que un poema produzca en su lector una sensación de perplejidad, de familiaridad, de reconocimiento de algo propio en el texto que se lee. Y no me siento cómodo leyendo un texto que no puede superar lo que en cine se llama la prueba de los 15 minutos. ¿Demasiado clásico? Puede ser. Pero también es penoso ver cómo algunas buenas ideas, algunos versos bien logrados, se desperdician en una maraña neutra de oraciones sin energía ni tono.

JavieR MagistriS


La poesía y la vergüenza

Vagón para fumadores

ZoE ValdéS, Lumen, 1998.

Para quien ha sido criada entre poemas clásicos (tamizados por el sesgo de la aceptación universal) y ha aprobado con complacencia la poesía erótica, sí, pero siempre sutil y sugestiva, y claro, inseparable de algún nombre incuestionable, ZoE ValdéS puede resultarle del todo…¿inquietante?…desmedida.
Explícita y sobrecargada, ZoE llama a las cosas por su nombre y las combina en versos libres de dudosa belleza. Violentamente carnal consigue que uno se separe del poema y diga "¡BASTA!"…¿pero… cuál es la necesidad…señorita?" (yo misma me he sentido la más conservadora de las damas antiguas antes sus e-s-c-a-n-d-a-l-o-s-a-s metáforas).
Y sí, ZoE ValdéS se anima a decir cualquier cosa en cualquier momento sin ruborizarse. Desprejuiciada no sólo en lo que dice sino en cómo lo dice, ella propone su libro como "poesía" y a uno no le queda más que aceptarlo…o por supuesto, siempre está en uno "no aceptarlo" pero ¿quién tiraría la primera piedra? Después de todo afluyen innumerables zonas luminosas en el texto que delatan la sensibilidad de su autora, y su gran capacidad poética.

se divide en dos partes: y , prologadas ambas por textos breves en prosa de una sencillez exquisita y refinada. Violenta, sí, desde el principio, pero es la violencia de un grito en soledad (el resto girará entorno de esta soledad, le dará múltiples significaciones, la mostrará de diversas formas, y la violencia del inicio se irá apaciguando hacia el final).

"Yo voy apresuradamente hacia aquel sitio de
donde regresan los incendios"

ZoE ValdéS escribe desde el exilio, y sus poemas hablan de esto.

"No quiero leer las cartas que vienen de La
Habana
Reconozco la firma de la ausencia a trasluz".

Tristeza, nostalgia, miedo, soledad. Y su forma de superar todo aquello: "Bendigo esta enfermedad de sentir los paisajes", dice y se pierde en imágenes dormidas en algún punto del recuerdo. Es un viaje, su libro, y por qué no su vida y la nuestra, un viaje sin rumbo, pero con una única certeza: la belleza de la que lo embebe la poesía.

"La locomotora cruza el infinito. Este viaje se
parece a una mirad perpetua".

Para terminar, sus líneas últimas, y al lector corresponderá el Juicio Final (por mi parte he disfrutado de ZoE con intermitentes sobresaltos y un leve fruncir de mi entrecejo al atravesar por zonas erógenas…será que aún continuaba creyendo que "poesía…eres tú"): "AMOR COMA LA SOLEDAD ES FUERTE COMO UN DIOS PUNTO PERO SI TENGO QUE MORIR COMA QUE SEA DE TI PUNTO FINAL"

MarianA DocampO


Poesía que no practica la autofagia

Del rey desnudo

GracielA ZaninI, Editorial Sudamericana, 1998.

 

Si estuviéramos en la facultad de Filosofía y Letras, yo diría que este libro es dialógico, exactamente en el sentido en que definía lo dialógico MijaíL BajtíN. Pero no, estamos en en plena conversación entre amigos y en pura celebración y entonces sólo me pregunto, a propósito, cómo funcionará en poesía esto de apoderarse de la voz de los otros como se apodera GracielA ZaninI, que en su libro hace hablar uno por uno a los personajes de la Historia Santa y a casi todos ellos con Jesucristo y hoy, aquí, con nosotros. En este libro la divinidad corre y se desgasta entre esas voces, pero qué curioso cada una se emite desde un órgano diferente que no siempre es la boca. Desde la sangre que se enfría habla Lucifer. Desde el ojo habla San Juan, ¡y cómo habla!, cuando nos dice que ha visto la mancha oscura del sexo en reposo de Cristo. Y tal vez desde un sexo ni tanto ni tan poco culposo habla María Magdalena, para concluir que "es cruel amar a un dios", aunque como la más sabia prostituta se perdone a sí misma. Tal vez por esas cosas de la vida no divina LuiS HouliN desde la contratapa de este libro, dice que en viejos tiempos GracielA ZaninI hubiera ardido en los fuegos de la inquisición. A aquellas voces se suman como un anticoro varios poetas en tránsito que también hablan y hacen comentarios y glosas transversales, alusivas o en diagonal, como estrellas fugaces, desde SainT JohN PersE a OctaviO PaZ o AlbertO GirrI, pasando por CamuS, JohN DonnE, PauL EluarD y un CésaR VallejO con su siempre inconcebible arte de dejarnos profundamente rayados. Y entre coro y anticoro, la omnipresente voz de la luna. Cómo decir que todos estos personajes bíblicos son unos lunáticos, pero no como aquellos lunáticos de VirgiliO que caminaban de noche bajo la luz maligna de una luna que le había quitado el color a las cosas. No. Aquí la luna -"la diosa blanca" de RoberT GraveS- agrega valor, color. GracielA ZaninI lee y reescribe para nosotros una vieja historia con valor agregado, y además versículo por versículo, si así pudiéramos llamar versículo a los versos de la verdad de toda poesía. (Hay que saber escuchar la pausa, el exacto ritmo de metrónomo con que está escondido este libro como Sistema).

Termino pensando qué es la ¿poesía? aquí mismo, hoy en Buenos Aires. En los dorados años ‘60, y casi hasta los ‘80, poesía prestigiosa era la que practicaba ritualmente la autofagia: la que se comía a sí misma y con gesto desesperado trataba de definir sus propios límites como género. No estoy en la Facultad de Filosofía y Letras para citar a RolanD BartheS y su Système de la mode y decir que la moda depende de la ropa, y tiene sus temporadas de otoño, invierno, primavera y verano. Como si desfilar por el mercado de la poesía en Argentina fuera desfilar por la pasarela de un rígido y enorme calendario de piedra azteca. Pero sí me atrevo a decir que la poesía de GracielA ZaninI inaugura una moda, y esa moda y esa alta costura no respetan las estaciones ni los 365 días de RolanD BartheS, porque son tan viejas como el mundo. Ya no se trata de una poesía que se come a sí misma sino que se hace puente y eco con otras formas de la vida. Por ejemplo, que arma sus voces como si pudiéramos disponerlas para parlamentos de una obra de teatro, parlamentos en verso como en El gran teatro del mundo. En , repito, me imagino esa poesía tan vieja como el mundo., aquella que nos encanta y hasta nos hace olvidar que las que creemos historias clásicas de HomerO en realidad no son historias narrativas, sólo son relatos hechos de puros versos. Una ilusión óptica, ¿no?, apenas para que vivamos piadosamente la vida de sus personajes, como ocurre en este libro. Me encantaría que ustedes disfruten como yo de esta especie de extensión de los géneros, esta especie de práctica (no me atrevo a llamarla degenerada) que sin moverse de la poesía se derrama sobre otras pasiones y, por eso mismo, no tiene la menor posibilidad de desgaste y le promete larga vida a la obra de GracielA ZaninI. Sólo Dios se desgasta en nuestras voces, tal vez porque nuestras cuerdas vocales son perecederas.

HéctoR LibertellA