Estampas de viaje, Ediciones
de la Universidad Autónoma del Carmen,
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Inventé sobre tu piel el trazo
Desde
hace muchos siglos supe
que
alguna vez,
el
día menos pensado,
habrías
de aparecer en mi camino
con
tu mirada de gaviota
tu
sonrisa devoradora de presagios
y tus
labios de franca alevosía.
No dejé
que los vientos
doblegaran
el espacio,
renegué
de los conjuros
y caminé
con paso firme
por
mágicos senderos,
hasta
encontrar
cada
una de las partes
de
tu universo
aún
no revelado.
Inventé
sobre tu piel
el
trazo
y dibujé
perfiles
de
tu asombro
hasta
que el sol adormeció tu voz
y convirtió
en murmullo tus palabras.
¿De
qué sueño surgiste?
Sin
conocerte aún
cada
noche invocaba tu presencia
hasta
que el tiempo doblegó fantasmas
y apareciste
una mañana
para
conquistar la inmensidad oceánica
e iniciar
nuevos caminos
juntos.
No hay uvas aquí
Ha quedado la luz encendida
La dicha flota
Entre objetos y espacios
ni chocolates
ni tu tacto sobre el cuerpo
ni el viento doblegando el horizonte,
pero el aire conserva tu aroma
en todo lugar
donde circula el tiempo.
desde entonces
e ilumina todo el espacio
en todas partes.
en el arte
y en callejones de historia
donde se pregona el canto de los tiempos.
se encuentra el rumor
del aire de tus días.