LA PROLIFERACIÓN DE armas ya sean de alta calidad, nucleares, biológicas, químicas, de bajo costo y prolíjas, o bien armas pequeñas distribuidas en grandes cantidades, constituyen un peligro a la seguridad de cada nación. La proliferación actual y sin precedente de armas es “más temible a corto plazo (la próxima década) que el crecimiento de la población, los ataques al medio ambiente y aún los flagelos de las epidemias mortales”, conforme a los expertos de control internacional de armas.1

La proliferación es un problema mundial. El director del Boletín de Científicos Atómicos (Bulletin of Atomic Scientists), ha utilizado el “Reloj del Día del Jucio Final” (Doomsday Clock) para prevenir acerca de la amenaza que significa el Apocalipsis nuclear; el viernes 6 de diciembre, 1995, adelantó las manecillas del reloj afirmando, “El mundo es aún un sitio muy peligroso y las tendencias van en la dirección equivocada”. El “Reloj del Día del Jucio Final” (Doomsday Clock) se ha detenido 17 minutos antes de la media noche desde 1991 (la hora simbólica del holocausto nuclear), cuando una sensación de optimismo por el fin de la Guerra Fría dominaba. Sin embargo, en los años recién pasados, la proliferación de armas de destrucción masiva, el aumento de tensiones mundiales, el aumento del terrorismo nuclear, y el deterioro en la protección del almacenamiento de las reservas nucleares no ofrecen una perspectiva positiva.2

En agosto de 1994, las autoridades alemanas arrestaron a un colombiano y dos españoles que llevaban desde Moscú a Munich, plutonio-239, principal material fisionable para las cabezas nucleares. Este fue sólo uno de los 90 casos de sospecha de contrabando nuclear investigado por los alemanes a mediados del año 1994. En 1993, los oficiales alemanes habían investigado más de 240 casos.3 El canciller de Alemania Helmut Kohl calificó el problema como de peligro grave. La nueva realidad y el hecho más sobresaliente acerca de la proliferación de armas, es que nadie está a salvo de ellas, no hay lugar donde esconderse. La mayoría de los ciudadanos en el mundo creen que una guerra nuclear “regional” es una contradicción en si misma. Ellos no comprenden la posibilidad distinta, de que naciones más que ciudades principales serían atraídas hacia tal conflicto. También, los efectos ambientales de la guerra atómica o de hidrógeno podrían ser transnacionales o aún globales, como lo demostró la catástrofe en la planta de energía nuclear de Chernobyl, calificada como de “daños modestos”. Los serbios que amenazaron con estrellar un avión contra un reactor nuclear europeo si extranjeros intervenían en su guerra contra los musulmanes (eso liberaría una nube mortal de partículas radioactivas que no respetaría ni fronteras ni bloques) sabían y entendían plenamente esta cruda realidad.4 La proliferación de armas de destrucción masiva ha comenzado a influenciar profundamente la manera en la cual la mayoría de las naciones piensan acerca de sus intereses de seguridad nacional, políticas y estrategias para futura sobrevivencia. Muchas naciones han llegado a la conclusión de que los primeros conceptos estratégicos de disuasión son poco confiables y no pueden servir como una base sólida para su seguridad en un mundo poblado por armas de destrucción masiva. Según Michael Mandelbaum, Profesor de política exterior americana en la Universidad de John Hopkins, “no es necesario ser una superpotencia para ser una amenaza nuclear... un país pequeño y pobre con unos pocos explosivos nucleares y los medios para lanzarlos podría provocar un daño terrible”.5 Mandelbaum cree que, aunque nunca sean usados, tan sólo un puñado de armas nucleares en poder de un país adversario podría cambiar el balance regional de poder.

De este modo le corresponde a los líderes de las naciones de América Latina ser proactivos en su apoyo a los acuerdos y políticas de contraproliferación, porque ellos son tan vulnerables como lo es Estados Unidos de recibir un ataque.

Contraproliferación

Durante la Conferencia de mayo de 1994 sobre iniciativas de contraproliferación, el Senador Sam Nunn ofreció no sólo sus consideraciones sobre el tema, sino también un examen espeluznante sobre la clase de conflicto militar y ataques terroristas que los Estados Unidos podrían enfrentar en el futuro. Primero postuló un ataque terrorista libio en el cual un avión teledirigido portando frascos con microbios mortales de ántrax es lanzado hacia El Capitolio mientras el Presidente estaba pronunciando su discurso del Estado de la Unión al Congreso. Cientos de legisladores y líderes gubernamentales, junto con el vicepresidente mueren. El Presidente sobrevive, un segundo escenario, Nunn postula que Corea del Norte tiene éxito en el desarrollo de armas nucleares y efectúa un ataque a Corea del Sur sin importarle los 37.000 soldados estadounidenses y sus familias destacadas allá. Finalmente, un Irak que equilibra su arsenal de armas químicas reconstruidas para atacar a Kuwait vía sistema de misiles SCUD. ¿Escenarios imposibles?... No lo creo, exclama Nunn. La Guerra Fría puede haber terminado pero, este es un mundo de guerras regionales, de extendidos conflictos únicos, guerras religiosas y tribales hacen que más y más países esten adquiriendo la capacidad de desencadenar la muerte masiva.6

En la actualidad, la contraproliferación es más que un simple tema de progreso tecnológico y conceptos estratégicos convincentes, es acerca del cómo debemos interiorizarnos de los aspectos de prevención y protección. Las ideas sugueridas proponen un mejor dominio, verificación y fiscalización de los materiales fisionables, y mayor apoyo y adiestramiento para aquellos que forman los equipos de inspección de la Agencia de Energía Atómica Internacional (International Atomic Energy Agency). Además, el uso de información confidencial para localizar programas de armas nucleares, la destrucción anticipada de programas de armas nucleares y una fuerza militar preparada y equipada capaz de operar contra un enemigo armado con armas de destrucción masiva también debe ser considerado.7

Durante la Conferencia de Primavera de 1995 de las Naciones Unidas sobre el futuro del Tratado de No Proliferación, (Non-Proliferation Treaty — NPT), delegados de 175 naciones acordaron renovar el Tratado de manera incondicional y aún hacerlo permanente. Los objetivos del Tratado permanecen esencialmente sin cambio alguno, veinticinco años después que se pusieron en vigor. Las declaradas potencias nucleares (EE.UU., Reino Unido, Rusia, Francia, China), están autorizados para mantener sus arsenales de armas nucleares a cambio de las promesas de: (l) prevenir que nuevas naciones-estado adquieran armas nucleares; (2) compartir tecnología nuclear destinada a propósitos pacíficos; y (3) trabajar por el desarme general. Los miembros no nucleares del régimen NPT se comprometen a abandonar la investigación y realización de armas nucleares. El no-acatamiento, sin embargo, es una preocupación mayor para todos.

Las violaciones de Irak están bien documentadas, en tanto se cree que China, un firmante desde 1992, ha apoyado los programas de desarrollo de armas nucleares de Pakistán e Irán desde la Conferencia. También hay otros problemas. Tres naciones- estados, Pakistán, India e Israel se han negado a firmar el NPT. Ninguno de estos estados que se encuentran en la antesala, ha reconocido formalmente la posesión de armas nucleares porque, probablemente, creen que la incertidumbre acerca del tamaño y aprontamiento de sus arsenales nucleares, efectivamente disuaden los ataques. Estos gobiernos parecen ser reacios a declarar y desmantelar sus armas nucleares como lo hizo Sud Africa antes de unirse a la Conferencia NPT 1991.8

Poco después de haber ganado la nominación presidencial en noviembre de l992, el Presidente Clinton declaró, “Uno de nuestros grandes desafíos como nación... será prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva y la fabricación de armamentos masivos”. Después que llegó a la presidencia en enero de l993, el Secretario de Estado Warren Christopher declaró básicamente la misma idea, “Uno de los principales problemas de seguridad de esta era será la proliferación de armas sumamente mortiferas — nucleares, químicas, biológicas y armas convencionales mejoradas — así como sus sistemas de entrega”. El exSecretario de Defensa Les Aspin escribió, “La proliferación... ha continuado durante los últimos veinte años, encubierta por la amplia sombra de la competencia entre las superpotencias... pero el alcance de las ambiciones nucleares de Saddam Hussein, y el que casi logro tener éxito, debería ser un llamado de alerta no sólo acerca de Irak, sino también sobre otros países”. Sin embargo, estas palabras no están apoyadas por los hechos.

Alentados por las administraciones de Bush y Clinton, los productores de armas y sistemas de armas están en un frenesí de ventas. En 1992, la venta de armas de fabricación estadounidense excediron los US$l5.000.000.000. En 1993, la venta de armas se duplicó, alcanzando los US$32.000.000.000. El Departamento de Defensa compró menos aviones de combate en 1994 que los que vendió a otros gobiernos deseosos de equipar sus propias fuerzas militares con la última tecnología. En 1995, EE.UU. vendió mas de US$9.000.000.000. en armamento a Egipto, Holanda, Francia, Japón, Israel, Turquía y una docena de otras naciones-estado. Egipto, Israel, Turquía, Grecia y otros recibieron asistencia financiera de la hacienda pública de EE.UU. para pagar por las armas que nosotros les vendimos. Aunque 1995 reflejó un descenso en las ventas, EE.UU. aún permanece como el vendedor de armas número uno en el mundo. Durante años el propósito de estas ventas fue ayudar a mantener los fogones de la tecnología de las industrias de defensa en pleno funcionamiento, así como dotar a los aliados amenazados, con sistemas y armas compatibles. El raciocinio fue reducir la larga fila logística en caso que EE.UU. fuera a la guerra en un país distante. Ahora, aquellos que una vez fueron amenazados podrían llegar a ser la futura amenaza a los intereses a largo plazo de los EE.UU.9

Estados Unidos no es el unico vendedor que se esfuerza en vender armas. Las naciones- estados vecinas, con amenazas de guerra o actualmente en conflicto en sus fronteras o dentro de su región, son un gran mercado para la venta de armas de un número importante de naciones que las producen. Los comerciantes venden a cualquier nación-estado que pague al contado, y las otras grandes potencias no ven problemas en la venta de armas alrededor del mundo. Considere estos casos:

Birmania: A medida que la guerra civil de Cambodia empezó a declinar, vieron una inundación de armas desde Cambodia y Tailandia. Las fuerzas armadas tailandesas creen que las armas van a grupos insurgentes en Birmania, incluyendo las guerrillas de Karen en el sudeste de Birmania, y a las fuerzas del cacique de la droga Khun Sa en el noreste. Se sabe que los traficantes tailandeses compran fusiles de asalto a guerrilleros camboyanos empobrecidos, por la cantidad de US$8, luego los cambiaban por madera de construcción, opio u otras mercancías ofrecidas por los guerrilleros en Birmania. El gobierno militar birmano, internacionalmente aislado debido a la supresión de la democracia, también descansa en el comercio secreto de armas con otras naciones.

Colombia: Los guerrilleros izquierdistas en Colombia dependen de los grandes embarques de armas de comerciantes y traficantes internacionales. En 1989, las autoridades italianas disolvieron un círculo belga mientras se preparaba para entregar un cargamento de 173 toneladas de armas de fabricación checa a los guerrilleros colombianos. En 1992, en un trato de corretaje por comerciantes de América Central, un carguero griego entregó un gran cargamento de armas desde Libia a guerrilleros colombianos, de acuerdo a oficiales del servicio de información secreta militar de Colombia.

Cachemira: La revuelta musulmana contra el control indio de la región de Cachemira se intensificó en los años 1990, alimentado por un abastecimiento de modernas armas automáticas. Los mercados de armas de rotación libre de la Provincia Fronteriza del Noreste de Pakistán proveen la mayor fuente. Fotos satelitales confirman el tráfico de armas a través de la frontera. La Provincia Fronteriza del Noreste abunda de armas de la guerra de Afganistán. Tanto la munición capturada a las fuerzas soviéticas y las armas enviadas a los rebeldes anti-soviéticos en un programa secreto financiado por EE.UU. en 1980 están disponibles. Las estimaciones muestran que embarques de hasta 400.000 fusiles de asalto Kalashinikov fueron despachados para los rebeldes.

Irlanda del Norte: Desde el Siglo XIX, los nacionalistas irlandeses han contrabandeado armas de los Estados Unidos para sus sublevaciones antibritánicas, a menudo con financiamiento irlandés-americano. Un informe del gobierno de los EE.UU. indica que la red continua hasta el día de hoy de una manera muy “compleja y efectiva”. Hasta los años 1990, los agentes estadounidenses han disuelto redes que buscaban comprar misiles antiaéreos Stinger para el Ejército Republicano Provisional Irlandés y que según se afirma conspiraron para embarcar detonadores al IRA. Las guerrillas irlandesas tienen otras fuentes. A mediados de 1980, la inteligencia británica informó que Libia embarcó cientos de fusiles de asalto AK-47 al IRA.

Somalia: Miles de armas sobreviven, de los abastecimientos dados al gobierno anterior por la Unión Soviética y, más tarde, los Estados Unidos. Las facciones de la guerra civil de Somalia también reabastecen sus accesorios continuamente. Los comerciantes del mercado de armas al aire libre en Mogadishu, donde fusiles de asalto M-l6 y AK-47 están en exposición, dicen que Etiopía es una de las fuentes principales. Exsoldados del Ejército Etíope, el cual se desintegró cuando cayó el gobierno anterior de ese país en 1991, aparentemente están embarcando armas a través de la frontera. Los somalíes en la vecina Kenia están preparando otros embarques. Traficantes de drogas se encuentran entre los intermediarios de armas.

Corea del Norte: El principal producto de exportación de Corea del Norte es una combinación de misiles de alcance corto e intermedio. Sus principales clientes para estas armas son Irak, Irán, Libia, Cuba y China.10

Rusia: Cinco desertores rusos informaron acerca del esfuerzo de 25 años, para crear familias completamente nuevas de agentes de guerra química-biológica usando biotecnología avanzada. El programa, conocido por código Biopreparat, es diez veces mayor que lo que habían calculado los especialistas de información secreta estadounidenses antes de la disolución de la Unión Soviética.11

Estos ejemplos de ventas de armas convencionales son inquietantes, pero nunca tan inquietante como la venta de componentes de armas nucleares a naciones-estado hostiles y facinerosas.

Nuclear

Informes indican que alrededor de 30 naciones continuan tratando de ganar la tecnología que les permita adquirir armas nucleares. Hasta el momento, nadie ha postulado una estrategia que los EE.UU. o sus aliados puedan seguir para oponer esta prioridad tan peligrosa, a pesar de que las respuestas de la mayoría de ciudadanos encuestados piensan que el principal objetivo político internacional debiera ser prevenir el esparcimiento de las armas nucleares.12

Para todas las naciones que están enfrentando este problema, hay varias preguntas claves que requieren respuestas. Estas respuestas pueden proporcionar los puntos de partida que preparan para el tema del como enfrentar la proliferación de armas nucleares. ¿Quién debería ser responsable de la planificación? ¿Quién debería ser responsable de definir el problema?¿Es éste un fenómeno global o regional? ¿Quién reducirá el tema y lo convertirá en algo que sea manejable? ¿Debería una nación tener el derecho de ir a la guerra con otra nación que percibiera esta adquiriendo un arma de destrucción masiva que pudiera amenazar su seguridad? Si es así, ¿cuál de las fuerzas armadas es capaz de entrar en un área y destruir la instalación de producción de armas nucleares?

En este último tema, pareció que los EE.UU. casi tuvo que empezar a pensar acerca de esta opción con Corea del Norte sobre la proliferación de armas. En agosto de 1994, EE.UU. y Corea del Norte finalmente reiniciaron conversaciones enfocadas a terminar un estancamiento nuclear de l6 meses en la península coreana. Al mismo tiempo, EE.UU. y Corea del Sur relevaron a los 650.000 miembros del Ejército de la alerta máxima, disminuyendo la tensión en la península. Corea del Norte negó que estaba creando armas nucleares, pero rehusó permitir que inspectores internacionales lo verificaran. Sin embargo, un desertor, Kang Myong Do, yerno del Primer Ministro de Corea del Norte, contó en una conferencia de prensa que en octubre de 1993 Corea del Norte había asegurado cinco bombas nucleares. Aunque la confirmación no está disponible, la Seguridad Coreana y los Programas de Estudios de la Fundación del Consejo de Seguridad Americana establece inequívocamente que los coreanos del Norte tienen un arma nuclear y tanto como tres en montaje final. La Fundación también establece que Corea del Norte tiene suficiente plutonio para producir cinco a seis armas nucleares adicionales. En 1996, a menos que existan esfuerzos significativos de contraproliferación, Corea del Norte tendrá en operación dos reactores nucleares adicionales que les permitirá producir 40 armas nucleares adicionales cada año.13

Los intentos de Corea del Norte de liberarse de las restricciones impuestas por el NPT, revelan sus potenciales serias limitaciones. Primero, las naciones siempre pueden retirarse del NPT, como amenazó con hacerlo Corea del Norte. Segundo, la Agencia de Energía Atómica Internacional, (International Atomic Energy Agency — IAEA), que vigila acuerdos, está solamente autorizada para inspeccionar instalaciones declaradas. Corea del Norte inicialmente rehusó reconocer la existencia de instalaciones sospechosas de producir armas nucleares,  sujeta a la inspección de AEAI. Si Corea del Norte abole el acuerdo de no proseguir que negoció con los EE.UU. y procede a crear tales armas, de seguro otras naciones del Este Asiático se volverán nucleares.l4

La crisis acerca de la adquisición de armas nucleares de Corea del Norte es solo una parte del problema total de la proliferación de armas nucleares. La clave para acercarse a la producción de armas nucleares es la adquisición de plutonio, uno de los materiales más peligrosos hechos por el hombre en la Tierra. Existen más de l.000 toneladas alrededor del mundo, a menudo en naciones inestables o poco amistosas. La reserva de plutonio no disminuye, más bien aumenta anualmente alrededor de 100 toneladas como un residuo de plantas de energía nuclear. Es difícil de rastrear e inevitablemente, ya sea por accidente o robo, puede caer en posesión de estados terroristas o facinerosos.l5 Japón no puede dar cuenta de más de 150 libras de plutonio, y en la ex Unión Soviética, la rendición de cuentas por materiales nucleares es vaga. Rusia, Ucrania, Gran Bretaña, Francia, India e Israel todos tienen plantas de energía nuclear produciendo plutonio que continúan generando en profusión el subproducto derivado del combustible de reactor gastado. El físico Edward Teller, padre de la bomba atómica, advirtió que hay bastante plutonio sobrante de combustible nuclear en el mundo actualmente para hacer 130.000 bombas.16

Las armas nucleares son una grave amenaza, pero hay otras armas altamente letales proliferando en naciones dispuestas a pagar lo que cuesten y adquirir los sistemas para descargarlas en un objetivo. Por ejemplo, un arma química, usada contra una población no preparada bajo condiciones climáticas ideales, puede ser 500 veces más mortal que una cantidad similar de explosivos convencionales. Un arma química puede no producir tantas muertes como un arma nuclear, pero puede causar absoluto caos y muerte de igual forma.

Químico

El Director de Inteligencia Central (CIA), John Deutch, admitió ante el Congreso durante su testimonio de marzo de 1996 que EE.UU. está “pobremente equipado para defenderse contra un grupo terrorista armado con (ya sea) armas nucleares, biológicas o químicas”. De acuerdo a Deutch, la habilidad de cualquier nación en el mundo desarrollado para protegerse de tal ataque es, “realmente muy, muy pequeña”. Habiendo expresado su advertencia, se sintió algo confiado que las armas nucleares de la ex Unión Soviética no estaban en las manos de terroristas, pero no pudo decir lo mismo acerca de armas químicas o biológicas. La CIA, dijo, no sabe nada acerca de los planes e ideas de pequeñas organizaciones terroristas que pudieran lanzar tal ataque.17 Sin duda, estaba aludiendo al incidente acaecido en Japón sólo un año atrás.

En marzo de 1995, integrantes de un grupo religioso Aum Shinri Kyo cruzaron un umbral previamente no frecuentado cuando descargaron Sarin, un gas neurotóxico sumamente venenoso, en el metro subterráneo japonés. Ocho personas fallecieron inmediatamente mientras que cientos sufrieron daños de mucha importancia. El Sarin, que es más pesado que el aire, es difícil de elimiarlo de los túneles subterráneos del metro, por lo que sus efectos persistentes pueden permanecer en el sistema subterráneo de Tokio por algún tiempo.

Es relativamente simple producir armas químicas debido en parte a la proliferación de equipo, conocimiento e información disponible a través de Internet. Probablemente veremos otros grupos extremistas copiar el ataque subterráneo de Tokio porque saben que su nación objetivo no tiene planes contingentes para tratar con el terrorismo químico. Los militares tratan con la guerra química, pero sólo en un campo de batalla planificado. Vince Canistraro, un experto en contraterrorismo y exoficial de la CIA dijo “es difícil proveer seguridad física en todas partes... y no sería muy difícil introducir gas venenoso en una área urbana densa (donde) el número de muertos potenciales es casi incalculable.18

Sarin es sólo uno de muchos químicos mortales capaces de hacer el trabajo. También está el Rycin, probablemente el más letal de todos los químicos conocidos y es derivado de semillas de ricino. El gas mostaza está también disponible. Es el más maligno de todas las armas químicas y sus efectos devastadores fueron comprobados durante la I Guerra Mundial (en la actualidad persisten sus efectos en las tierras cultivables francesas). Los gases de cloro y fósgeno que pueden ser producidos con la simple obtención de químicos comerciales, estan también como elección disponible para su empleo.19

Los instrumentos de la guerra química implican dos partes principales: un agente y los medios para entregarlo. La mejor manera de entregar un arma química es mediante un pulverizador aerosol fino. Esto permite que el agente de alta toxidad cubra una, relativamente, extensa área con asombrosa eficiencia. Así es exactamente como operó el arma química sobre los pasajeros en el subterráneo de Tokio. Sarin fue enfriado hasta un estado liquido, luego a medida que se calentaba, los ventiladores a batería esparcían los gases húmedos dentro de los carros subterráneos.

Muchos agentes de la guerra química, particularmente los agentes de primera generación, son simples de producir. Basados en una tecnología que tiene por lo menos 80 años, virtualmente cualquier nación-estado del Tercer Mundo puede producirlas. Los agentes más nuevos son más difíciles de elaborar, sin embargo, sistemas de información extensa están colocando la tecnología al alcande del dominio público, haciendo mucho más fácil la adquisición de datos para producir nuevas armas químicas. Los métodos de contraproliferación son difíciles de ejecutar o hacer cumplir.

La complicaciones que conlleva la detección y la contraproliferación es la dificultad en discernir las instalaciones de producción de guerra química de los legítimos intereses comerciales. Ambas involucran el uso de equipo de procesamiento químico uniforme y otros detalles que controlan la fabricación de un producto. Es casi imposible diferenciar entre producción de pesticida y la producción de agente nervotóxico debido a la cercana relación entre los componentes. La construcción de la planta es casi imposible de diferenciar entre ellos también. El líder Libio Coronel Muammar el-Quaddafi, cuando fue confrontado por el Secretario de Defensa de EE.UU. William Perry para detener la construcción de la planta de armas químicas subterránea más grande del mundo, comentó que su país estaba “construyendo un sistema de irrigación de agua”.20

Para una nación, con extensos depósitos de reservas de armas químicas, es una proposición costosa deshacerse de ellas una vez envejecidas y corroídas en sus contenedores de entrega. Las Fuerzas Armadas de los EE.UU. están al frente en el aprendizaje de cómo desarmar y disponer de las armas químicas. También son muy cuidadosos de no permitir que ocurran errores durante el proceso pues saben, “un derrame mayor, explosión o accidente o un defecto en el proceso de incineración que permita que escapen emisiones tóxicas debilitaría sus oportunidades de ganar apoyo público, político e internacional para construir las siete plantas de incineración planeadas”.21 Más aún, cualquier fracaso en el programa de los EE.UU. podría desalentar a Rusia y a otras naciones de establecer programas de disposición de armas químicas porque es mucho más económico almacenar estas armas que deshacerse de ellas. Los oficiales rusos han calculado que se ocuparán US$l0.000.000.000. para construir instalaciones capaces de disponer de todas sus armas químicas.22

Biológicas

Las armas biológicas pueden aproximarse en mortalidad a las armas nucleares y a los daños mutilantes causados por las químicas. También, su capacidad de matar perdura en el tiempo. Si son descargadas vía municiones, mucho después que han explotado y contaminado la tierra pueden persistir en forma mortal por décadas, haciendo la tierra inhabitable. Por ahora, el costo de crear estas armas es alto, requiriendo de sólidas instalaciones para el almacenamiento de los agentes biológicos en un estado letal. Aunque, son menos costosas que las armas nucleares y altamente apreciadas por las naciones como “el arma nuclear de los pobres”.

Las armas de guerra biológicas usan patógenos o toxinas para su efecto letal. Son intrínsecamente más tóxicas que las armas químicas en igualdad de cantidad y pueden, potencialmente, cubrir más terreno. Más aún, potencialmente son más efectivas porque muchas de ellas son patógenos de ocurrencia natural tales como bacterias y virus que se auto generan.

Muchas naciones-estado facinerosas prefieren armas biológicas sobre las químicas o nucleares porque corrientemente no existen los instrumentos de detección de guerra biológica confiables ni hay señales reconocibles a los sentidos humanos. La evolución de algunos síntomas patógenos biológicos puede ser retardados para que así sea difícil identificar el tiempo y lugar de un ataque de guerra biológico. Además, el ataque no necesariamente tiene que tener consecuencias en las personas, ya que es posible seleccionar como blanco animales y cosechas.

A pesar de sus efectos potencialmente devastadores, la producción de agentes de guerra biológica es una empresa de alto riesgo. Un accidente puede exponer su propia población. Sólo porque una nación en desarrollo no puede costear un arsenal de armas químicas y/o biológicas, no significa que grupos ilegales tales como carteles de drogas y grupos terroristas transnacionales no puedan costear la adquisición y usarlas. De hecho los carteles de drogas tienen miles de millones de dólares y han adquirido sistemas avanzdos de comunicación y transporte, completas entidades judiciales y legislativas, policía y fuerzas armadas para operar su imperio. La compra y tenencia de armas de destrucción masiva no está fuera del ámbito de las posibilidades.

En marzo de 1995, Rolf Ekeus, el inspector principal de Naciones Unidas en Irak, informó que el régimen de Saddam no pudo rendir cuenta de 22 toneladas de material capaz de cultivar bacteria para guerra biológica. Aunque este es un punto principal de la agenda, las Naciones Unidas y EE.UU. parecen ser impotentes para inspeccionar y verificar que Irak ha renunciado a sus intenciones de usar armas biológicas en su esfuerzo por conquistar el Medio Oriente.23

Virtualmente todo el equipo, tecnología y materiales necesarios para producir agentes biológicos son indistinguibles de una instalación de producción de vacunas. La destreza técnica requerida para comenzar y seguir un programa es entrenamiento básico en microbiología. Las instalaciones médicas crean rutinariamente ántrax, botulismo, tularemia y plaga para probar las vacunas y realizar investigación. ¿Qué tipo de fuerza existente actualmente podría ir a una nación y neutralizar este fenómeno?

Es tan aterrorizador como el ataque al metro de Tokio y el regreso de Saddam a la proliferación de armas, el hecho que por tan solo US$3 por aparato destructivo, hay en el mercado armas más dañinas que pueden tener la capacidad de matar instantáneamente o a largo plazo.

Minas De Fragmentación Contra Los Efectivos

Una de las armas de destrucción masiva más traidoras, pero no pensada como tal, es la mina terrestre para causar daños a los efectivos. No se equivoque respecto a la mina terrestre — es un arma de destrucción masiva. Según el Secretario de Naciones Unidas Boutros Boutros-Ghali, “existe actualmente una crisis global de minas terrestres... comenzó como un problema militar, es ahora un desastre humanitario que va en aumento”. Según cálculos de las Naciones Unidas, han sido instaladas más de 110 millones de minas en más de 64 naciones. Están en zonas de combate, ciudades, áreas de agricultura, patios de colegios, y otras áreas donde las personas tienden a congregarse o utilizarlas para necesidades de infraestructura esencial tales como carreteras, puertos o zonas de servicios. En promedio, 26.000 personas han resultado muertas o heridas cada año en el mundo. La matanza y la mutilación no se detendrá en el corto plazo, toda vez que entre 5 y 10 millones de minas mortales son producidas anualmente.24

La más común de las cuatro categorías de minas para causar daños a los efectivos es la mina de explosión, generalmente enterrada en la tierra y detonada cuando alguien la pisa. La identificación de más de 37 diferentes clases de minas terrestres fue llevada a cabo en naciones africanas comprometidas en guerra. La producción vino principalmente desde la ex Unión Soviética, sin embargo no menos de siete tipos son de fabricación estadounidense. Una mina de terreno fabricada en los EE.UU. es la Ml6 Al, “Ciertamente entre las creaciones más diabólicas del hombre... una mina para causar daños a los efectivos armada, activada por un alambre de disparo o la presión del peso de una persona... salta del terreno a una altura de cuatro pies y explota con una fuerza suficientemente grande ”para arrancar el corazón" de cualquiera que este parado en un radio de 100 pies.25 El Comité Internacional de la Cruz Roja (International Committee of Red Cross — ICRC) calcula que más de 95 fábricas en 48 países producen minas terrestres, según un informe entregado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

En la combatiente Bosnia, hasta ahora las minas terrestres han sido la causa principal de víctimas según los pacificadores que allí se encuentran. Los cálculos de minas terrestres enterradas varían de l.700.000 a más de 6.000.000. Aunque muchas de las minas provinieron de fábricas yugoslavas, que alguna vez fue un importante comerciante mundial de armas, se han encontrado minas chinas y rusas. Especialmente traidora es la mina 72A de origen chino, una mina de larga duración, que mantiene su peligrosidad mortal por 30 a 40 años.26

Otra variación de la mina para causar daños a los efectivos es la que permanece enterrada y se activa cuando es pisada. Si no muere instantáneamente, los fragmentos se incrustan en el cuerpo de la víctima y, destroza las extremidades. La amputación es inevitable. Aquellos que viven necesitan costosos aparatos protetícos y este costo en si mismo es un fenómeno también capaz de lisiar a una nación-estado. La lógica detrás de esta mina es, “un soldado herido es más oneroso que uno muerto”.27

La norma de la Cruz Roja Internacional, (International Red Cross — IRC) para reemplazos de prótesis es de seis meses para un niño y cada tres o cinco años para un adulto. Según estadísticas de la IRC, “un niño de 10 años con una expectativa de vida de 50 a 60 años necesitará alrededor de 25 prótesis y a un costo de US$125 cada una, la víctima necesitará aproximadamente US$3.125 para extremidades artificiales durante su vida”. Los nuevos datos de costo indican que para la elaboración de una prótesis podrían variar entre US$50 y US$5.000.28

Despejar una nación de minas terrestres es lento, peligroso y costoso porque es una labor intensiva — el desarme y localización de minas es un proceso palmo-a-palmo y pulgada-a-pulgada. “El costo de despeje, incluyendo entrenamiento, apoyo y logística, va desde US$300 a US$l.000 por mina aproximadamente”, según cálculos de las Naciones Unidas. Estos costos de deshacerse de las minas dejan perplejo ya que una mina antipersonal se vende por menos de $25, algunas cuestan menos de US$3. En Croacia, las proyecciones de costos de despeje de minas se estiman en “US$400.000.000 durante los nueve años”. En Bosnia, el costo es más de US$27.000.000 y las minas siguen allí bloqueando la producción agrícola realmente necesaria, la restauración de línea de energía y los proyectos de agua.29 Más aún, el centro de acción de minas de NU en Zagreb “calculó que los mil despejadores de minas necesitarán 33 años para cubrir todas las áreas sembradas con minas en Bosnia y Croacia.30 Con más de 110 millones de minas diseminadas a través de más de 60 naciones, el costo total de limpiar el mundo podría exceder los US$300.000.000.000.31

Los países más afectados por minas terreestres para causar daño a los efectivos, son aquellas naciones que menos pueden afrontar el costo de despejarlas y la consiguiente pérdida de valiosas cosechas y empleo del terreno industrial. Considere las siguientes cantidades de minas en naciones con conflictos latentes o campos de batalla que esperan ser despejados:

En América Latina, las minas aún existen en Nicaragua, Costa Rica, El Salvador y Honduras. Hay aproximadamente 145.000 minas aún para ser neutralizadas sólo en Nicaragua. Estadísticas sobre muertes o mutilados de las extremidades en América Central son pocos, pero en Nicaragua, “60 a 70 personas son alcanzadas cada año”, según el representante del Ejército nicaragüense Teniente Coronel Ricardo Wheelock. Las minas sobrantes varían, siendo algunas de ellas “detonadores de pie”, muy débiles para matar pero lo suficientemente letales para herir y desmoralizar. Otras minas son modelos militares, diseñados para herir permanentemente o matar. Muchas minas aún no consideradas o aún esperando para ser neutralizadas son las minas grandes, diseñadas para hacer volar vehículos. Las minas son capaces de estar activas por 40–50 años aunque sus partes se oxiden o corroan. El explosivo plástico permanece activo y menos estable, haciendo la detonación más fácil.33

Nuevos campos de minas se instalaron a lo largo de la frontera Perú-Ecuador cuando los dos países fueron a la guerra por una disputa limítrofe. Las fuerzas armadas ecuatorianas usaron extensos campos minados en el área fronteriza en disputa como una estrategia de defensa. El sembrado de minas fue intensivo en las áreas indígenas donde el terreno, aunque áspero, fue capaz de ser marcado. Sin embargo el clima lluvioso hizo desaparecer muchas minas, haciendo la tarea futura de despeje extremadamente difícil y costosa para Ecuador. En las provincias de Loja y El Oro, áreas fronterizas cerca de pueblos importantes, incluyendo Huaquillas, fueron extensamente minados. Los medios noticiosos informaron de numerosos soldados y civiles mutilados, heridos o muertos por minas en el área de conflicto. Mientras las minas no sean consideradas, presentan una amenaza de seguridad a largo plazo a la población en tanto proponen un serio obstáculo a la actividad económica normal en la región.34

El Presidente Clinton pidió la “eventual eliminación” de las minas terrestres en un discurso durante la Reunión General de las NU en septiembre de 1994. También estableció un régimen de control de minas terrestres auspiciado por EE.UU., el cual reduciría la confianza en esos tipos de minas para causar daños alos efectivos, que causan graves daños a los civiles; disposición restringida de minas; y reforzamiento de las restricciones del uso de minas terrestres contenidas en la convención sobre armas particularmente dañinas.35

Los esfuerzos por despejar de minas de El Salvador y Nicaragua demuestran lo que resultará y lo que no resultará al tratar con esta política. El gobierno de El Salvador está despejando en forma correcta, mientras que Nicaragua aún tiene que limpiar el 5 por ciento de las minas de terreno alrededor del país. Cuando la guerra civil de El Salvador terminó en 1992, habían aproximadamente 425 campos minados. Estos campos fueron colocados a lo largo de calles y rutas de hacienda-a-mercado frecuentados por patrullas del ejército. Hubo también muchos campos minados colocados alrededor de represas, postes de energía, puentes y otras áreas de infraestructura para así negarle el acceso a las fuerzas rebeldes. Cuando la guerra terminó, cada parte negó que habían utilizado minas de terreno temiendo repercusiones por los civiles. Sin embargo, las dos partes en la guerra civil se juntaron y compartieron totalmente con cada uno las ubicaciones de campos de minas de terreno establecidos. Cada parte garantizó a la otra que no serían responsables públicamente por emplazar las minas en primer lugar.36

Trabajando con las Naciones Unidas, ambas partes informaron de sus campos minados mientras zapadores entrenados marcaron las áreas. Utilizando una Compañía Belga, Ayuda Internacional en Desastre y Peligro, el gobierno salvadoreño pagó US$4.600.000 para despejar los campos. A comienzos de 1994, los campos minados fueron despejados. Actualmente, ni una sola persona ha sido dañada por una detonación de mina terrestre. Con alta probabilidad hay aún minas en el terreno, pero por lo menos entre el 90 y 95 por ciento ya no están. La idea de juntar a dos expartes combatientes, garantizándoles inmunidad de prosecución por instalar campos minados, y luego hacer que los dos bandos trabajen con un grupo neutral, en este caso las Naciones Unidas, para marcar los campos, pagó grandes dividendos. El contratar a una compañía internacional, expertos en desactivar y despejar minas, también ha sido altamente beneficioso para El Salvador pues el dinero que se pagó es aún más económico que calzar prótesis a gente lisiada de por vida.37

Mientras la política de cooperación y uso de grupos neutrales para marcar y desactivar minas de terreno resultó magnífica en El Salvador, Nicaragua es una historia diferente. Es una de fracaso y corrupción. Cuando su guerra terminó en 1990, habían aproximadamente l32.000 minas emplazadas. El gobierno de dominación marxista de Daniel Ortega estaba completamente en bancarrota y poco cooperativo con la Presidente electa Violeta Chamorro. La Organización de Estados Americanos (OEA) utilizó US$l.400.000 para comenzar el retiro de las primeras 60.000 minas de terreno, pero el programa, mal manejado desde el comienzo, se quedó desfinanciado luego de despejar solo 6.500 minas. Durante ese proceso, las minas mataron a dos desactivadores e hirieron a otros seis. Actualmente, Nicaragua ha desistido en tratar de despejar campos minados. No hay dinero ni voluntad para realizar la tarea.38

El impacto médico, económico y social de esta arma de proliferación masiva es enorme. Muchas naciones afectadas por minas ya se han empobrecido, la mayoría de subsistencia agraria, luchan por subsistir. Por cada cuerpo humano capaz, mujer o joven herido en una explosión de mina, una persona se resta de contribuir productivamente al Estado. El herido se convierte en una carga onerosa para los sistemas de salud ya sobrecargados o no existentes. Las minas son económicas de fabricar y fáciles de usar. La tecnología es sencilla, su costo verdadero enorme. Hay amenazas a la estabilidad de un Estado, lisiando y mutilando su fuerza de trabajo, inutilizando áreas fértiles de cosechas, llevando la economía a la bancarrota por requerir enormes cantidades de recursos para despejar de minas y aún más para sanar y atender cuerpos destrozados.

La proliferación de armas debe ser parte de la exposición razonada y manera de pensar de cada nación acerca de su seguridad. Sin embargo, las consecuencias son graves debido a abusos y el deseo de tener lo que solo las super potencias una vez pudieron poseer.

Los esfuerzos de contraproliferación deben ser practicados por todas las naciones y la honestidad debe ser parte de esa política. La política abierta y honesta de El Salvador al despejar los campos minados devolvió la productividad a las personas y a la tierra. Los tratados que son justos, equitativos y que se hacen cumplir debieran ser seguidos por todos. El personal militar profesional de América Latina debiera escribir abierta y sinceramente acerca de sus experiencias con fuerzas de manutención de paz, lecciones aprendidas, y políticas sobre prevención en la adquisición de estas armas. Es el mejor y más efectivo camino de prevenir la destrucción masiva.


Notas

1. “Nuclear Smuggling Called a Grave Threat”, Kansas City Star, 13 de agosto de 1994, A4.

2. Lisa Price, “Three Minutes Closer to Nuclear Apocalypse”, (Internet:http:/www-cgi.cnn.com/US/9512/doomsday_clock /index. html).

3. Rick Atkinson, “A Nuclear Nightmare”, The Washington Post National Weekly Edition, septiembre 5–11, 1994, 6.

4. Un episodio seleccionado del libro Critical Mass: The Dangerous Race for Superweapons in a Fragmenting World, de William E. Burrows y Robert Windrem, editado por Simon & Shuster, citado en Current Books Magazine, Vol 2:1, primavera 1994, 16.

5. Michael Mandelbaum, Miami Herald-International Edition, 12 de marzo de 1995, 1C.

6. Informe: “Nonproliferation Might Give Way to Counter-proliferation”, Florida Today, 3 de julio de 1994, 9E.

7. John Peters, “Preparing United States and European Security Policy for the Certainty of Nuclear Weapons Proliferation”, European Security, 3:2 (Verano 1994), 318.

8. Comentarios durante la cena en el National Strategy Forum, del 7 de junio de 1995 por John D. Holum, Director de la US Arms Control and Disarmament Agency, Chicago, Illinois.

9. Ver Gilbert A. Lewthwaite, “US Industries are Arming the World”, Miami Herald-International Edition, 1 de junio de 1994, 5A y “Arms Sales are Big Biz for the Pentagon”, Parade Magazine, 14 de abril de 1996, 17.

10. “From Neighbors, Dealers, Big Powers”, Miami Herald- Internationa Edition, 4 de abril de 1994, 6A.

11. Joseph D. Douglass, Jr., “Chemical and Biological Warfare Unmasked”, Wall Street Journal, 2 de noviembre de 1995, 18.

12. Database, U.S. News and World Report, 23 de mayo de 1994, 16.

13. Desertor señaló que Corea del Norte cuenta ya con cinco armas nucleares, Miami Herald International Edition, 28 de julio de 1994, 5A, y, “Resumen de las conversaciones EE.UU. — Corea del Norte del 5 de agosto”, Miami Herald-International Edition, 23 de julio de 1994, 1A.

14. Comentarios de John Holum, 7 de junio de 1995, Chicago.

15. Philip Shenon, “Ex-Soviet A-Bomb Fuel Easy to Steal, U.S. Says”, New York Times, 13 de marzo de 1996, A8.

16. Robert S. Boyd, “Plutonium A Growing World Threat”, Philadelphi Inquirer, 26 de julio de 1994, 5.

17. Tim Weiner, “U.S. is Called Vulnerable to Terrorist Chemical Arms”, New York Times, 21 de marzo de 1996, sección 4.

18. Robin Wright, “Biochemical Terrorism Has Finally Arrived”, Miami Herald-International Edition, 22 de marzo de 1995, 1A; y, Lawrence K. Altman, “Nerve Gas That Felled Tokyo Subway Riders Said To Be One of the Most Lethal Known”, New York Times, 21 de marzo de 1995, A7.

19. Malcolm W. Browne, “Sarin Is Just One of Many Gases”, New York Times Internacional Edition, 22 de marzo de 1995, A7.

20. “US Pressing Libya on Chemical Arms”, New York Times, 3 de abril de 1996, 9.

21. Thomas W. Lippman, “Chemical Weapons Hard To Des troy”, Miami Herald-International Edition, 14 de junio de 1994, 1A.

22. Ib., 1A.

23. Eileen Alt Powell, “UN Inspectors to Grill Iraq about Biological Weapons”, Miami Herald-International Edition, 25 de marzo de 1995, 4A.

24. Jody Williams, “Landmines Update”, Indochina Interchange, marzo de 1995, Vol. 5:1, 15–17, y, “IRC President Wants Land Mines Eliminated”, Birmingham Post Herald, 23 de noviembre de 1995, A2.

25. Paul Taylor, “The Living Dead of Angola”, The Washington Post National Weekly Edition, 20–26 de febrero de 1995, 19.

26. Mary Greczyn, “Warring Sides in Bosnia Still Laying Mines Amid Peace Talks”, Defense Week, 20 de noviembre de 1995, 1.

27. Michael E. Ruane, “Deadly Crop”, Montgomery Advertiser, 11 de diciembre de 1995, 1-4E.

28. Boutros Boutros-Ghali, “The Land Mine Crisis: A Humanitarian Disaster”, Foreign Affairs, septiembre/octubre de 1994, Vol. 73:5, 8–13.

29. Tom Squiteri, “U.S. Troops Told to Walk With Caution”, USA Today", 1 de diciembre de 1995, 1.

30. Duane, 1E.

31 Ver los artículos de John Lloyd “Antipersonal Mines: Time to Act is Now”, World Refugee Survey-1994“, Tom Squiteri, ”U.S. Troops Told To Walk With Caution”, USA Today, 1 de diciembre de 1995, 1.

32. Ver Squiteri, op. cit., 1 y “U.S. Can Lead Fight to Rid World of Killer Land Mines”, USA Today, 5 de febrero de 1996, 10.

33. Tim Johnson, “Mines Yield Terror in Peacetime”, Miami Herald-International Edition, 28 de mayo de 1995, 1A–3A.

34. Carta de Eric Olson.

35. Jody Williams, Indochina Interchange, marzo de 1995. vol. 5:1, 15.

36. Tim Johnson, “Mines Yield Terror in Peacetime”, Miami Herald-International Edition, 28 de mayo de 1995, 1A–3A.

37. Ib., 3A.

38. Tim Johnson, op. cit., 3A.


Tomado de:

Airpower Journal

Realizado por:

TENIENTE CORONEL DON-MICHAEL BRADFORD, USAF
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