Cuatro conyuges

Había una vez un rico comerciante que tenia 4 esposas.
A la que más amaba era a la cuarta, a quien vestía con ricas galas,trataba con gran delicadeza y solo manjares prodigaba.
Ningún pedido suyo era demasiado para él. Gran cuidado y total atención le dispensaba, para ella solo tenia lo mejor de lo mejor.

También amaba mucho a su bellísima tercera esposa. Era su más grande orgullo.
Siempre presumía de ella ante sus amigos.. solo de ella les hablaba.
Sin embargo, el comerciante sufría un gran temor de que ella pudiese escapársele con otros hombres. Algunas veces, ni podía dormir por esa
terrible preocupación.

A la 2a esposa... también la amaba. Muy importante era para él. Ella,
muy considerada, era todo un dechado de paciencia y sabiduría. De hecho, era
su confidente. Siempre que el comerciante enfrentaba dificultades, era a
ella a quien se dirigía. Ella siempre podía ayudarle era el timonel del
barco de su vida, a través de las tempestades.

Ahora, la primera esposa del comerciante era una compañera muy fiel.Había hecho grandes contribuciones al mantenimiento de la riqueza y del negocio, y también al cuidado de la casa. Eficaz ama de llaves, de ella todo dependía... Sin embargo, el comerciante no amaba a su primera
esposa.
Y aunque ella si lo amaba, y profundamente, bien poca atención de él recibía. Ni siquiera como socia la consideraba, era un cero a la izquierda.

Un día, el comerciante cayo enfermo. De inmediato y con certeza supo que
pronto moriría. Considerando su colmada vida, se dijo," Ahora tengo 4
esposas conmigo. Pero cuando me muera estaré solo.
¡Cuan solo voy a estar!
"Así que interpelo a la 4a esposa: "Eres mi preferida, te he dotado con
las ropas más finas, solo te he dado lo mejor y dispensado gran cuidado.
Ahora que estoy muriendo, ¿me seguirás y permanecerás acompañándome?"
"¡De ninguna manera!" contesto la 4a esposa, con crueldad y
displicencia,
y se alejo sin ninguna otra palabra. Su respuesta como afilado cuchillo,
entró directo al corazón del comerciante.

El entristecido comerciante llamó entonces a la tercera esposa y le
dijo:
"Te he amado tanto como a mi vida entera, ahora que estoy muriendo, ¿me
seguirás y permanecerás acompañándome?" "¡No!" contestó la 3a esposa.
"¡La
vida es aquí tan buena! ¡Volveré a casarme apenas te mueras!".

El corazón del comerciante se hundió Presa de la congoja, yerto quedo.
Mas
aun respiraba un poco e interrogo a la segunda esposa: "Siempre me
dirigí
a ti por ayuda y en ti siempre la encontré. Mi vida sin ti no hubiera
tenido sentido. De nuevo necesito tu ayuda. Ahora que estoy muriendo,
¿me
seguirás y permanecerás acompañándome?". "Lo siento querido mío... ¡esta
vez si no podré ayudarte!", contestó la 2a esposa. "Cuando más, solo
podré
acompañarte hasta tu tumba, y comprometida y bañada en lagrimas, hasta
allí llegare".

Esta respuesta cayo al comerciante cual saeta de trueno. Estaba
devastado.
Entonces el pobre hombre en las ultimas y a medias escucho una voz: "Yo
iré contigo... Te seguiré sin importar donde vayas". El comerciante
busco
quien hablaba y allí estaba su primera esposa... Muy flaca se veía a
través de sus andrajos. Prácticamente en estado grave de desnutrición.
Terriblemente afligido, el comerciante exclamó llorando de pena y dolor:
"¡Debí haber cuidado de ti mucho mejor cuando pude hacerlo!".

Realmente, todos nosotros tenemos 4 esposas en nuestras vidas...
La cuarta esposa, la favorita, es nuestro cuerpo. Sin importar cuanto
tiempo y esfuerzo despilfarremos haciéndolo parecer bueno,
irremediablemente nos deja cuando morimos.

¿Nuestra tercera esposa? Son nuestros derechos, conocimientos,
destrezas,
estatus y bienes materiales. Cuando nos morimos, de inmediato pasan a
otros. No son nuestros, apenas si los administramos un tiempo.

La segunda esposa es nuestra familia y nuestras amistades. No importa la
intimidad ni cuan presentes estén con nosotros mientras vivimos. No
podrán
acompañarnos mas lejos que a la tumba.

La primera esposa es de hecho, nuestra naturaleza espiritual, a menudo
descuidada en nuestra persecución de la riqueza material y el placer de
los sentidos. ¿Sabes que? Realmente es la única cosa que nos sigue
dondequiera que vayamos. Quizás es una buena idea para cultivarla y
fortalecerla ahora, en lugar de esperar que estemos en nuestro lecho de
muerte, con la Parca
sentada a nuestros pies, para lamentarnos.


Piénsalo bien.
Que estés bien!

Autor desconocido