Agradecimiento del anciano


Gracias a quienes:


Entienden lo torpe de mi caminar y la poca firmeza de mi pulso.


Comprenden que ahora mis oídos se esfuerzan por escuchar lo que ellos dicen.


Se percatan de que mis ojos están empañados y mi sentido del humor limitado.


Disimulan cuando derramo el café sobre la mesa.


Se detienen a charlar conmigo por unos momentos.


Aceptan mis fallas de memoria y nunca me dicen, “eso ya lo dijiste”.


Saben despertar recuerdos de un pasado feliz.


Me hacen saber que soy querido y respetado y que no estoy solo.


Comprenden lo difícil que es el encontrar fuerzas para vivir con dignidad

y me permiten esperar tranquilo el día de mi partida.

Autor Desconocido

 

 

 

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