Hundido
en una depresión llena de vació, soledad e incomprensión
según mis sentidos, me desmorone de repente y caí de espalda,
cerré mis ojos e hice una pregunta:
-¿Dios... porque no me has dado un amigo?
Porque no me has dado un verdadero amigo que me llame frecuentemente
por teléfono.
Porque no me has dado un amigo que por lo menos me conteste una de mis
cartas.
Porque no me has dado un amigo alegre y que comparta conmigo su felicidad.
Porque no me has dado a una amiga que me comparta de su cariño
y sus caricias.
Porque no me has dado un amigo que junto a mi, seamos dos para que podamos
alcanzar mas meritos en todo.
Señor, porque no me has dado ese amigo que por mi bienestar sea
capaz de derramar su sangre.
Después de esto calle mis pensamientos esperando una respuesta,
pero no sucedió nada y pasaron los días.
Llegado el 27 de enero fui a encontrarme con unos viejos compañeros
a otra ciudad, y al fin, el 28 de enero recibí mi respuesta:
Tu no necesitas llamadas frecuentes, sino quien te lleve en su pensar
y ore por ti, y te lo he dado.
No necesitas quien responda con tinta tus palabras, sino que necesitas
quien reciba y corresponda tus bendiciones y esto sin duda alguna, también
te lo he dado.
No necesitas a alguien feliz, pues los problemas, las amarguras, las
penas y los dolores sinceran el corazón, y esto forja a el verdadero
amor, y tu llegaras a amar.
Aunque veas que tu cuerpo te pide saciar su hambre, yo veo que tu alma
exige vivir, y le doy vida.
No te pierdas en esa pobre teoría del "dos piensan mejor
que uno", recuerda esto, nunca debes perder tu unidad conmigo,
puesto que así el que este unido a mi, lo esta contigo y solo
hay una parte, integra, plena, pura, completa.
El éxito no esta en coordinarte con otro, sino en unirse.
Escúchame, no necesitas a el valiente que desgarra su carne y
sus músculos para así dejar fluir su sangre por ti, sino
que necesitas a alguien que siga el divino ejemplo de mi Hijo sublimemente
superior a esto. Tu necesitas a el pobre, a el humilde que por amor
en el, por el simple hecho de tu partida desgarre a su alma, dejando
fluir a ese liquido bendito y sacro al que llamas lagrima.
Por la eternidad te digo que nunca te voy a dar a ese amigo, a ese verdadero
amigo que tanto pides. No te lo mereces.
Hijo amado, te amo demasiado y mereces mas, y lo que tu necesitas..
es un Hermano, y los tienes.
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