DIOS NOS PRESTA LA VIDA POR UN RATITO



Es tonto gastarla en las tinieblas del rencor.

 Al tiempo se le caen las hojas secas
 y no se puede esperar al Amor sentado en la vereda;
 hay que vestirse de besos,
 y de sueños y correr a buscarlo en cada esquina.
 Porque el Amor está, nunca falla.
 A veces la que falla es nuestra vista.

 El Amor es el rubio de la vuelta
 o el vecino que está en sillas de ruedas.
 Es la ternura del cachorro que nos mira
 y los ojos de un niño que es Batman
 y lucha contra guasones y pingüinos.
 Al Amor hay que enfrentarlo y ponerle el pecho,
 abrirle el pecho.

 Puedo morir aquí, hoy,
 y confesar como Neruda que he vivido,
 porque no me gasté la vida en cremas inútiles,
 en ropas inútiles, en vanidades inútiles.
 Me gasté los pies corriendo hacia delante
 con los brazos abiertos y me encontré al Amor
 esperándome con sus brazos abiertos.

 Para volar no es necesario tener alas.
 Sólo debemos creer en las alas de nuestro corazón.

 El mundo es fiesta cuando descubrimos
 que los amuletos del Amor son los besos,
 y tenemos las entrañas frescas
 para seguir pariendo ilusiones.

 El mundo es fiesta cuando el Amor me mira,
 con sus ojos...
 que me llaman,
 que me inundan,
que me ahogan...

Autor Desconocido

 

 



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