El valor de una nueva visión



La vida vale la pena cuando va ardiendo muy dentro de uno, una visión.

Las visiones están más llenas de luz y abarcan horizontes más amplios, a medida que se sube más alto.

La vida deja de ser rutinaria cuando las tareas más humildes son desempeñadas al calor de una visión.

Nuestra religión se empobrece muchas veces porque no sabemos renovar nuestra visión de Dios.

Dios pone delante de nosotros una visión llena de heroísmos y de grandeza; la visión más heroica y grande, la visión del reino de los cielos. Capturemos esa visión y vivamos por ella.

Dios pone delante de nosotros una visión de servicio; el mundo necesita tanto del espíritu de servicio. Seamos capaces de vivir a la altura de esta visión.

Renovemos nuestra visión de Dios cada día para que la vida que haya en nosotros tenga la plenitud y la alegría que Dios quiere que tenga.


- Autor Desconocido -