Una paloma ya no aguantó la curiosidad de saber que era
un pantano. Aquella
tarde aterrizó en medio de un pantano extenso y de color
oscuro.
Sus alas y blancas plumas quedaron enlodadas y sucias.
Un sapo la vio y complacido le dijo:
- Conque, comadre, veo que también caes en el lodo.
- Pero yo no me quedo aquí como tú - contestó la
paloma- y se remontó al
cielo.
"El justo cae siete veces, pero se levanta; en cambio,
el malo se unde" (Pr
24,16).
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