La oferta de tu vida

 


Al principio me dedicaba a la carpintería, pero ahora también hago
reparaciones y renovaciones. Me llamo Jesús y soy elmejor de Mi
especialidad. Aprovecha Mi oferta de prueba,totalmente gratuita. ¡Te reparo
lo que tú más deseas componer!

Pero antes de apresurarte a responder, escúchame un
momento: Cuando digo que arreglo todo, quiero decir todo. No piensas en algo
tanNintrascendente como un televisor descompuesto o en un automóvil
averiado. ¡Piensa en cosas importantes! Tu salud, tu vida, tus pesares,
cualquier situación imposible en la que te encuentres atrapado... ¡lo que sea!

Claro que te costará creerme, si no tienes la
seguridad de que este es un
negocio limpio, de que soy veraz y cumplo Mi
palabra. Por esa razón te voy a
hacer otra oferta gratuita: ¡ponme a prueba. No
tienes más que pedirme que
entre en tu vida y que la mejore. Si no soy capaz de
conseguirlo, olvídate
de Mí y de esta oferta.

Pero si no te decepciono, si te demuestro
personalmente que soy lo que
afirmo, ¡piensa en cuánto habrás salido ganando!

¿Qué te pido a cambio?

Tu amor, nada más. Quiero que optes por Mí cuando
tengas que elegir a quién
acudir para resolver tus problemas. Que por encima
de toda solución me
escojas a Mí. Para motivarte a ello, resolveré toda
dificultad que me
presentes. En serio. No es una promesa para el
futuro, aunque también tengo
muchas de ésas.

Me refiero al momento actual. ¡Cumpliré Mi palabra
cada vez que me pongas a
prueba! ¡No te quepa duda!¿Te suena demasiado
optimista? Como te dije, ¡es
la ganga de tu vida! Jamás encontrarás una mejor...
¡y espera, que aún no te
lo he dicho todo!

¿Qué has hecho tú para merecerlo? ¡Nada! Cuando
alguien se enamora de una
persona, ésta no tiene que hacer nada para ganarse
sus simpatías. Los
enamorados espontáneamente tienen detalles el uno
por el otro. Pues eso
mismo me motiva a presentarte esta oferta: ¡el amor
que siento por ti!

Tengo otra infinidad de ofertas insuperables, muchas
de las cuales las
encontrarás en la Biblia. Pero no soy tonto; sé que
a menos que tú estés
convencido de que existo y de que esas promesas son
algo más que palabras
bonitas, ¡ni te tomarás la molestia de leerla!

Por eso te propongo lo siguiente: pídeme que te
demuestre que soy quien
afirmo ser, que haré cuanto prometo. A partir de
ahí, ¡verás cómo cumplo Mi
palabra! Prometo hacerlo con todo el que me lo pida
sinceramente. Te
garantizo que si lo haces te alegrarás. Ahora bien,
si una vez que me hayas
puesto a prueba quedas contento, el siguiente paso
será hacerme un pequeño
favor: ¡presenta la oferta a otro! ¡A tantas
personas como quieras! La mejor
propaganda es la que hace de viva voz un cliente
satisfecho; ¡y eso es lo
que me gusta! No es mucho pedir cuando se ha
prestado un servicio bueno y de
confianza o se ha ofrecido una buena ganga. Y como
en cualquier buena
empresa, cada vez que me recomiendas a otros
presentándoles este ofertón,
tomaré nota y te lo recompensaré! ¿Qué te parece?
Negocio redondo, ¿no?

No desperdicies esta ocasión. Aventúrate. Me lo
agradecerás. Y lo mismo para
cualquier otra persona a quien presentes esta oferta
y se anime a probar el
producto.

. No tienes más que decirme: «¡Trato hecho, Jesús!
Acepto Tu oferta. Pasa y
muéstrame lo que eres capaz de hacer. Si quedo
contento, ¡te recomendaré a
otros!»

Se despide cariñosamente,

Jesús, tu Reparador celestial