La paciencia

Una osa dio a luz un pequeño cachorro horriblemente feo.

No se reconocía en él ninguna forma de animal; era como una masa informe y
repugnante. La osa, bien apesadumbrada teniendo tal hijo, fue en busca de su
vecina la corneja, la cual cantaba a la sombra de un árbol murmurando de lo
lindo.

-¡Mi buena comadre! -le dijo. ¿Qué he de hacer con mi cachorro? ¡Ganas me
vienen de estrangularlo!

-¡Guardaos de hacerlo! -contestó la murmuradora. Yo he visto a otras osas en la
misma situación embarazosa que vos. Id, pues; lamed dulcemente a vuestro hijo y
le veréis hermoso y agraciado y os honrará.

La osa creyó fácilmente lo que le dijo la corneja su comadre en favor de su
hijo y se esmeró cuidándolo; y el cachorro, poco a poco, pareció menos
disforme.

Yendo luego a dar gracias a su comadre, le habló de esta suerte.

-Si no hubieseis moderado mi impaciencia hubiera desgarrado con seguridad al
hijo que al presente constituye el placer de mi vida.

¿Cuál sería la moraleja de esta fábula? ;-)

El autor dice: ¡Cuánto bien impide la impaciencia y cuántos males causa!