Nunca es tarde

Había una vez un joven que padecía de cáncer terminal. Tenía 18 años
de edad y el lugar, día y hora de su muerte se acercaban. La mayor
parte de su vida la pasó en su casa, bajo los cuidados de su madre.
Nunca salía a ningún lado pero un día le dijo a su mamá que estaba
ya un poco cansado de estar en casa y que deseaba salir por lo menos
una vez para respirar un poco de aire fresco. Así que su madre le dio
permiso y salió a caminar a varias cuadras de su casa. Al llegar a
un centro comercial pasó por una tienda de CD’s y miró a través de la
puerta durante un segundo, mientras caminaba.
De repente se detuvo y se regresó.
Mirando hacia adentro de la tienda, fijó su vista en una joven más o
menos de su misma edad y sintió un inmenso amor a primera vista.
Abrió la puerta y entró, manteniendo su mirada fija en ella y en más
nada o nadie. Se fue acercando más y más hasta llegar al mostrador
donde ella se encontraba sentada.
Ella lo miró y le pregunto: "¿Puedo ayudarte en algo?"
Ella le sonrió y él pensó que era la sonrisa más hermosa y sincera
que jamás había visto. La atracción era inmensamente fuerte.
El le dijo: "Ummm, sí... quisiera comprar un CD"
Escogió uno y le dio el dinero.
"¿Quieres que lo envuelva para regalo?" Le preguntó ella, sonriéndole
de nuevo con esa misma bellísima sonrisa. El asintió y así ella
desapareció hacia la parte posterior de la tienda y regresó unos
minutos después con el CD envuelto y se lo entregó.
El lo tomó y salió de la tienda y desde aquel día, regresó todos los
días al negocio a comprar un CD y ella se lo envolvía en papel de
regalo. El regresaba a su casa y metía los CD’s en su escaparate y
aunque se moría de las ganas de invitarla a salir, no podía hacerlo
debido a la pena que sentía.
Un día le contó a su madre lo que sucedía y ella le aconsejó que
simplemente la invitara a salir.
Así que al día siguiente, con todo su coraje, se dirigió a la tienda
y como siempre hacía, compró un CD y ella, como siempre, desaparecía
por la parte posterior de la tienda y aparecía con el CD envuelto,
así que en un momento en que ella no lo miraba, él le dejó un papelito
con su número de teléfono y salió corriendo de allí.
¡RRRRRING! La madre levantó el teléfono... "¡Aló!"... ¡Era la joven!...
Ella preguntó por su hijo y la madre comenzó a llorar y le dijo:
"¿Acaso no sabes lo que sucedió?"... "El pasó a la otra vida... el
murió durante la noche... y ya cremamos el cuerpo"... La línea estaba
en total silencio a excepción del llanto de la madre...
Así, un poco mas tarde, la madre entró al cuarto de su hijo ya que
necesitaba estar en contacto con algo físico de él para recordarle y
abrió el escaparate... Allí se sorprendió al encontrarse cara a cara
con pilas y pilas y pilas de CD’s envueltos... Levantó uno y se sentó
en su cama a abrirlo y al hacerlo, cayó un papelito.
Al recogerlo, la madre leyó... "¡Hola!... ¡Eres bellísimo!...
¿Quieres salir conmigo?. Mónica"
La madre abrió otro CD... y de nuevo encontró otro papelito:
"¿Que tal?... ¡Me gustas muchísimo!... ¡Quiero salir contigo! Mónica"

Al leer esta historia, deberíamos reflexionar... reducir la
velocidad endemoniada que este mundo de hoy día nos "obliga" a vivir.
Además a velocidad reducida los detalles toman otra perspectiva,
una mucho más interesante y hermosa.
¡Nunca es tarde! Si pensamos en alguien o queremos a alguien o si
simplemente apreciamos a alguien, deberíamos decírselo y tomar acción
sobre la base de ese sentimiento antes de que la vida pase.
No temamos expresarnos. Porque cuando llegue el momento en que nos
sintamos lo suficientemente fuertes para hacerlo y pensemos que es
el momento apropiado, puede que sea muy tarde.
Atrapemos el día de hoy.

Autor Desconocido

 

 

 

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