Transformate

Para ser feliz, no importa lo que el mundo te ofrezca, si no lo que tú puedas ofrecer, porque todo lo que se da regresa y ante Dios, sólo valen las buenas obras.

Al final no te llevarás lo que has guardado; sólo se irá contigo lo que has hecho a favor de los demás, es decir, lo que has dado. Nunca te quejes, la vida no es fácil, camino sin piedras no es camino. No te compares con nadie, mídete contigo mismo, es la única manera segura de avanzar.

Ningún ser es infalible; acepta tus errores, los ajenos no justifican los tuyos. Pide que te disculpen y corrígete, la humildad es una virtud maravillosa, casi inalcanzable, pero no imposible.

Con los años aprendemos, que son los atajos los que alargan el camino; que la ruta más rápida y segura es la que ya conoces: que nada es gratis en la vida, que todo debes ganártelo o merecerlo, que ser útil es mejor que ser importante.

Aprende a dominar tus iras, sé tolerante, cuántas veces lo serán contigo. Jamás agredas, no olvides lo que dijo el Poeta: "el golpe daña más al que lo dá, que al que lo recibe".

Estira la mano sólo para dar o ayudar. Quiere a tus parientes y amigos con todos sus defectos o correrás el riesgo de quedarte solo. Porque el ser perfecto no existe, y acostúmbrate a escuchar; los consejos no se discuten, se agradecen.

Recuerda que la belleza es fugaz, que el poder es circunstancial, y que la riqueza es ajena; que a fin de cuentas sólo es tuyo lo que consumes; que por más dinero que tengas, no serás mejor, que no sabrás más ni serás más bueno.

Ni siquiera podrás comer o dormir más que cualquier mendigo. En todos los actos de tu vida trata de ser justo; piensa en los demás; deja que tu corazón cumpla con su deber; su destino es querer, para eso lo hizo Dios.

Aprende a valorar el amor que te dan: siendo poco, tal vez sea lo máximo que merezcas o puedan ofrecerte. No todos tenemos la misma capacidad de sentir y de dar. Dichoso tú si puedes hacer feliz a los que te rodean.

Cada vez que sientas ternura por los tuyos, no te contengas: todos tenemos una necesidad increíble de cariño. Sea cual fuere tu edad, ten tus cosas en orden: Dios puede llamarte en cualquier momento.

Enseña a tus hijos a vivir con amor. Si están alejados o resentidos, ¡perdónense! nunca es tarde y la vida es muy corta. Quiéranse mucho ahora que pueden hacerlo, que están en esta vida y que es físicamente posible. Recuerda que mañana: los puede apartar... la muerte.

Estas reflexiones están cargadas de muchas lecciones. Ojalá que las aprendan todos aquellos que toman y no dan; que no siembran y quieren cosechar; que piden todo y nada conceden... Todo en esta vida es de dos vías... aprender y aceptar esto es la esencia de la vida misma... y el secreto de la felicidad.

Autor Desconocido

 

 

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