Luna

(I)


Veo la luna, aún me intriga, miles de noches como esta y sigue siendo un misterio. Su brillo, su luz, me ilumina ... como si con su luz me indicara el camino, un camino que sigue siendo inexplorado, al cual no he llegado.

He caminado tantas veces este rumbo, tantas noches he seguido este camino ... pero sigo perdido, no conozco el verdadero sendero el cual sigue siendo un misterio; ese camino que me ha de llevar al final del tiempo; al final de mi destino.

Estas playas que parecen burlarse de mi destino, que se mofan incesantes de mi vida, las olas van y vienen, como demostrándome que todo es un ciclo, un ciclo vital y mortal el cual no he alcanzado, un ciclo al cual no llegaré a cerrarlo ... al menos no esta noche.

Una noche más recorriendo estas playas; caminando y queriéndome ahogar en la arena, al paso que doy el mar me responde con una queja, la queja de que para i solo es la noche eterna.

Sigo mi rumbo, he mirado mil veces esta tierra, he contemplado la noche infinita, la he amado, la he odiado, la he bendecido, la he blasfemado, la contemplo una y otra vez y siempre es distinta; cuando yo era otro me parecía siempre la misma, pero ahora veo que no es cierto, que cada noche es distinta, aún cuando ya son siglos de contemplar a la luna, no es la misma, nunca lo ha sido, he necesitado pasar por tanto para darme cuenta de ello.

Antes jamás había puesto atención a la noche, solo me atraía lo que ella significaba, lo prohibido, lo oscuro, lo placentero, lo desconocido; quién me iba a decir que se iba a convertir en lo único que vería?, en que solo por la noche podría seguir mi vida?

Mi vida ... esta patética existencia a la que llamo vida. Este camino que elegpi una noche como esta ... aunque no fue ni remotamente una noche como esta.

Aquella noche elegí cambiar mi destino, alejarme de todo aquello que conocía, dejas atrás mi vida y tomar un nuevo rumbo.

Yo lo sabía, no era un juego lo que hacía; era un nuevo destino, una nueva alternativa.

Yo lo sabía y aún así enfrenté la despedida, acepté la proposición hecha, nadie me obligó, y yo elegí el camino, y ahora no puedo rechazar lo que yo mismo he elegido.

Aún cuando lo llame patético, nunca ha dejado de regocijarme, nunca ha dejado de sorprenderme; este nuevo estilo de vida.

Por eso cada noche es distinta, cada noche me trae algo diferente, alguna nueva experiencia, alguna nueva sensación, esta vida que elegí, hace siglos cuando tuve la alternativa.



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