Nadie entiende las ardillas que he conocido ...


El cuento empieza un día en la cafeteria.

Ten cuidado: no puedo usar acentos con este programa. Lo siento.

Era el mes de diciembre, mi primer año en la universidad. Era la semana antes de los examenes finales. Mi amiga Sara estaba quedándose en nuestro cuarto por algunos días. Hacía fresco, y no teníamos muchas clases, asi estabamos muy aburridas.

Un día, estabamos en la cafeteria para desayunar. Estabamos tratando de decidir que queríamos hacer. Sara me dijo que tenía dos jarras de cacahuetes en su cuarto, y quería dar de comer a las ardillas en el Robledal. Yo estaba de acuerdo; creía que era una buena idea.

Bueno, Sara vivía en Langham Hall. Salimos por su residencia para obtener los cacahuetes. ¡Pero uno de las jarras estaba rota! Sara puso los cacahuetes en una bolsa de papel, y salimos para buscar las ardillas.

No las podíamos encontrar en ningun lugar. Finalmente, encontramos una ardilla bajo de un árbol pequeño. Yo lanzé algunos cacahuetes a ella, y ella los comió. Sara lanzó algunos, y la ardilla los comió también. Después, Sara me pregunto si yo tenía el coraje para dar de comer a la ardilla de la mano. Dije "Sí," y puse un cacahuete en la mano. ¡La ardilla vino y tomo el cacahuete! La ardilla estaba muy chula cuando comía. Di a ella otro cacahuete, y después Sara le dio algunos, y hicimos esto por algunos minutos. Pero eventualmente, nos pusimos aburridas. Queríamos buscar mas ardillas.

Encontramos dos ardillas en el Robledal, y decidimos que era mejor si yo fui a la una y ella fue a la otra. Caminé a la ardilla y lanzé varios cacahuetes a ella; y ella los comió, por supuesto. Después de tres o cuatro, traté de dar de comer al animal de la mano, y le ofrecí un cacahuete. Triunfé; ella tomé el cacahuete! Le di uno mas. Y cuando la ardilla estaba comiendo, otra ardilla vino.

Creía que podía dar de comer a las dos, y puse un cacahuete en mi mano para la ardilla nueva. Pues, la ardilla corrió a mi y mordió al dedo con mucha fuerza! Grité, y la ardilla corrió de mi. Vi que el animal tenía solamente la mitad de una cola. Pensé que si *yo* tenía solamente la mitad de *mi* cola, estaría enojada también!

Dije a Sara que sangraba, pero ella rió y continuó a dar de comer a las ardillas hasta que tuvo que ir a la clase de psicología. Puse un tejido en el dedo.

Cuando ella salió, volví a mi residencia y conté el cuento a todas las personas que encontré. Después, lavé mi herida con jabón y puse un vendaje en el dedo.

Mas tarde, trabajaba con la computadora cuando alguien vino a mi puerta. Estaba mi RA, que se llama Ted. Ted me preguntó si quería ir al centro de la salud. Dije "No," porque tenía miedo de que las enfermeras iban a gritar a mi. Bueno, con Ted estaba otro hombre, Tim, el director de la residencia. Tim me dijo que tenía que ir al centro de la salud. No fue una pregunta. No quería ir, pero llamé al centro, y la mujer me dijo la misma cosa: que tenía que ir. Así, fui.

Pero uno de sus doctores no había venido ese día, y había mucha gente allí con citas y con problemas mas serios que el mío. Esperé. Leí todo el Penn del día, y las otras revistas viejas también. Escribí parte de una tema para la clase de matemáticas, y también dormí un poco. Finalmente, podía ver a la doctora. Por supuesto, ella me gritó y me dijo que no debía dar de comer a las ardillas. Ella me dio un tubo de medicina y mas vendajes, y me dejó salir.

Mas tarde, estaba cenando con Sara en el HUB. Estaba sentada en una mesita cuando mi RA, Ted, vino. En voz muy alta, Ted dijo, "¡¡¡ES MUY BIEN QUE NO TIENES LA RABIA!!!" Estaba muy avergonzada, y me dolía el dedo. Era un día ... interesante.

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