La página del misterio

Pagina optimizada para resolución 640x480. Desarrollada por interarte@geocities.com


Este interesante testimonio nos llegó dividido en dos mensajes de mail, los dos reproducen una sugerente sucesión de hechos.

Paseo nocturno

Mail primero:
 

Durante un tiempo he estado sufriendo pesadillas todas las noches. Este sueño repetitivo era diferente, aunque el entorno que aparecía siempre era el mismo y la sucesión de hechos era siempre la misma.

Yo salía de mi casa por la noche y paraba un taxi. Le pedía al taxista que me llevase a una calle del centro de Madrid. Esta calle era estrecha con casas antiguas. Casi todos los portales tenían grandes llamadores de metal en lugar de timbres. Me dirigía siempre a la misma puerta y llamaba. En el interior había un gran espacio diáfano abarrotado de gente, en su mayoría gente de los bajos fondos. Había gran humareda. Una gran parte de ellos apostaba a un juego que se realizaba utilizando unas grandes monedas que se tiraban al aire.

A partir de aquí los recuerdos del sueño se hacen más fragmentados e imprecisos, a veces ni siquiera recuerdo nada.

Los sueños se interrumpieron bruscamente después de un suceso que me ha dejado bastante confuso. Hace cosa de dos meses no me sonó el despertador y llegaba tarde a trabajar, así que decidí coger un taxi. Para mi sorpresa reconocí al taxista como uno de los que, en mi sueño, a menudo me llevaba al lugar de mi cita. El también pareció reconocerme y para más sorpresa mía me preguntó si me llevaba a la dirección de siempre. Le dije que no y le di la dirección de mi oficina. No volvimos a cruzar palabra en todo el camino y desde esa vez no he vuelto a verle.

 

Mail segundo:
 

Os mando este segundo mail porque me ha sucedido otro hecho relacionado con la experiencia que os relaté anteriormente.

Hace unas semanas me dirigía a hacer unas gestiones en el centro de Madrid. Cuando caminaba por una calle empecé a notar que me era conocida. Ya desde unos metros antes me fijé en un portal que era idéntico al que aparecía en mis sueños. Me acerqué a él y comprobé que incluso el llamador de metal era el mismo con el que yo golpeaba la puerta en mi sueño. La puerta estaba cerrada. He vuelto, siempre de día, en días posteriores y siempre he encontrado la puerta cerrada. No me atrevo a repetir estos viajes por la noche por miedo a lo que me pueda encontrar. Pero tengo la convicción de que alguna noche lo haré.


Puedes mandar tus comentarios o tus historias a interarte@geocities.com

b-anter.gif (2864 bytes)

Esta página es cortesía de 
consigue la tuya en Free Homepage