És
verdad
!Ay,
qué trabajo me cuesta
quererte
como te quiero!
Por
tu amor me duele el aire,
el
corazón
y
el sombrero!
?Quién
me compraría a mí
este
cintillo que tengo
y
esta tristeza de hilo
blanco,
para hacer pañuelos?
!Ay,
qué trabajo me cuesta
quererte
como te quiero!
Federico
Garcia Lorca
Me gustas cuando callas
porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi
voz no te toca.
Como todas las cosas están
llenas de mi alma..,
emerges de las cosas llena
alma mía.
Mariposa de sueño, te
pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra
melancolía.
Me gustas cuando callas y
estás como distante.
Y estás como quedjándote,
mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y my
voz no te alcanza.
Déjame que me calle con el
silencio tuyo.
Déjame que te hable
tam´ién con tu silencio
claro como una lámpara,
simple como un anillo.
Eres como la noche, callada
y constelada.
Tu silencio es de estrella,
tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas
porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si
hubieras muerto.
Una palabra entonces, una
sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de
que no sea cierto.
Parece que los ojos se te
hubieran volado
y parece que un beso te cerrara
la boca.
Pablo
Neruda
Puedo escribir los versos
más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo:
"La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los
astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira
en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos
más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella
también me quiso.
En las noches como ésta la
tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo
el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo
también la queria..
Cómo no haber amado sus
grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos
más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo.
Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más
inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como
al pasto el rocío.
Qué me importa que mi amor
no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y
ella no está conmigo.
Esso es todo. A lo lejos
alguien canta. A lo lejos..
Mi alma no se contenta con
haberla perdido.
Como para acercala mi
mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella
no está conmigo.
La misma noche que hace
blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces,
ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto,
pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento
para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como
antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus
ojos infinitos.
Ya no la quiero es cierto,
pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es
tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta
la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con
haberla perdido.
Aunque éste sea el último
dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos
versos que yo le escribo.
Pablo
Neruda
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